Alberto Toril, el héroe del Córdoba que se sobrepuso a todas las desgracias: "Va por ti, mamá"
El delantero perdió a su madre, a la que le dedicó los goles, el pasado mes de marzo. Juanito e Iván Ania, sus valedores.

El ascenso del Córdoba es el triunfo del colectivo, de Iván Ania como entrenador, de la afición cordobesistas… Pero el héroe final fue Alberto Toril, autor de los tres goles ante el Barça Atlètic. Su doblete en el partido de vuelta sirvió para remontar el partido y llevar la felicidad al abarrotado estadio de El Arcángel. "A las Tendillas hay que volver", se leía en la pancarta de los aficionados, que pedían celebrar el ascenso en la plaza habitual de las celebraciones del Córdoba.
Toril se tomó la lección de su gente al pie de la letra. Un testarazo inapelable tras un gran centro de Calderón y una picada de calidad para superar a Marc Vidal. Dos goles que premian a este obrero del fútbol, que ha pasado una temporada con un cúmulo de desgracias a las que se ha ido sobreponiendo para convertirse en el actor principal en el día clave.
Aunque el cordobés Antonio Casas había sido el máximo goleador del equipo en la campaña, Iván Ania apostó por Toril para la final ante el Barcelona B. El buen momento de forma del balear le hizo ganar la partida a su compañero y el rendimiento le dio la razón al entrenador. Los tres goles del equipo cordobesista ante el filial llevaron su sello. Un acierto pleno para reponerse de un año complicado, entre lesiones y situaciones personales que le hicieron perderse numerosos encuentros.
"Va por ti, mamá", se leyó en la camiseta de Toril, después de conectar ese testarazo que establecía la igualada y llevaba cierta calma a un estadio que había temblado con la fulgurante salida del filial azulgrana. Como ha venido ocurriendo desde su fallecimiento hace unos meses, lo que le hizo perderse varios partidos y también que el vestuario se volcase con su figura, los goles de Toril tenían una dedicatoria especial. "Van para mi madre, que la echo de menos. Sé que me está mirando allá dónde esté", dijo el delantero nada más terminar el encuentro en los micrófonos de Canal Sur Televisión.
Ese contratiempo, que le supuso atravesar dos meses con dificultades, había sido el segundo de la temporada para Toril. Una lesión de rodilla en el mes de noviembre, que hizo temer lo peor a su entrenador, lo tuvo apartado finalmente hasta el mes de enero. "Sufre una lesión de segundo grado del ligamento colateral interno de su rodilla izquierda", señaló el parte médico oficial del Córdoba, después de que las pruebas médicas descartasen que tuviera afectado los ligamentos. Alivio para Toril y también para el Córdoba, que finalmente pudo contar con su goleador en plena forma para el decisivo esprint final de la temporada.
"Es algo increíble. Ni en mis mejores sueños imaginaba algo así. Hay que disfrutarlo. Es una locura. Cuando vine aquí fue para esto y lo hemos conseguido. No tengo palabras para explicarlo", señaló el delantero, que apostó por el Córdoba tras una mala experiencia en el Piast Gliwice polaco, el último equipo en el que había caído este trotamundos del fútbol modesto.
Criado en la cantera del Mallorca, sucesivas cesiones lo llevaron a defender la camiseta de equipos como el Sestao, el Arenas y el Olot. Tras desvincularse de la entidad bermellona, Toril firmó por el Almería B, al que también dejaría para marcharse al Real Murcia. Ahí se consolidaría como un potente delantero de Segunda B hasta que apareció el conjunto polaco, del que también volvería a Murcia a préstamo. La dirección deportiva del Córdoba e Iván Ania, que lo conocían a la perfección, apostaron por su contratación. Y todo lo demás ya está escrito, con tres goles que entran en la historia del Córdoba para el héroe una calurosa noche de junio.