El alma del Eibar que trabajó 52 años en el club y ahora ni puede ver los partidos: "Me pongo muy nervioso, oigo los goles desde mi casa"
Ángel Zapico, que ha sido todo en el club armero, decidió jubilarse hace tres años y dar un paso al lado.

Un pequeño trozo del escudo del Eibar siempre formará parte de Ángel Zapico (Langreo, 1951). 52 años en el club. Una vida entera dedicada al club armero. Con tan solo 17 años, Zapico llegó al País Vasco en busca de trabajo y encontró una forma de vida con el fútbol gracias al Eibar. Sus inicios fueron como delegado de juveniles a los que también fue entrenador. Años más tarde fue segundo técnico de los armeros cuando lograron el ascenso a Segunda División en 1988. También fue directivo y sus últimos años los pasó como utillero del primer equipo.
En 2021 y con 70 años decidió jubilarse y dar un paso al lado. Aunque nunca dejará de estar vinculado al Eibar, un club que lo es "todo" para la vida de Ángel. "No voy al campo porque me pongo muy nervioso", admite Zapico que oye los goles desde su casa porque vive a 200 metros de Ipurúa. El encuentro de vuelta del playoff de ascenso a Primera lo verá desde su casa con mucha tensión, aunque "somos un equipo fiable en Ipurúa y confío que pasaremos la eliminatoria".
¿Cómo estás?
Estupendamente. Llevo una vida muy tranquila hoy en día y muy bien.
Ya llevas tres años jubilado...
Ya me tocaba. Tenía 70 años. Aproveché bien el tiempo cuando era utillero porque estaba a gusto y es un trabajo que si te gusta, lo disfrutas. Por eso estuve más años. Ahora estoy bastante deliberado.
¿Cómo tomaste la decisión de dar un paso al lado?
Un año antes ya hablé con el club. Les dije que iba a hacer 70 años y ya era hora de dejarlo. A partir de ahí fuimos preparando el relevo, porque estaba yo solo y buscamos un ayudante que después fuera mi sustituto. Todo en la vida llega y con la edad que tenía era la decisión más adecuada. Me dijeron que me quedara un año más, pero les dije que no. Aunque vivo al lado y estoy a su disposición para lo que sea.
Te hicieron un bonito homenaje
La verdad que fue una despedida muy bonita. La pena fue que coincidió con la pandemia y no podía haber gente en el campo. Noté el cariño de todos: jugadores, afición, club… Soy una persona muy conocida dentro del pueblo por el fútbol y te da alegría que la gente aprecie tu trabajo y los años que he estado en el Eibar. Para mí es una satisfacción.
¿Echas de menos trabajar en el Eibar?
No mucho, porque vivo prácticamente al lado de Ipurúa. Estoy en contacto con la gente del club y pese a no trabajar, no he notado mucha diferencia. Muchos días doy una vuelta por el campo. Cualquier cosa que les falta, me llaman y yo encantado, así me distraigo un poco.
¿Vas mucho a Ipurúa a ver los partidos?
Ahora no porque me pongo muy nervioso, aunque desde mi casa oigo los goles. Ya te digo que me ponía muy inquieto y dije 'mira me abstengo de ir', pero sigo totalmente el día a día del equipo.
Con el playoff de ascenso más nervioso, ¿no?
Sí, porque aparte del resultado en sí por la trascendencia que tiene para el Eibar. Por los años que hemos estado en Primera División sabemos que este ascenso supone mucho para el club y la ciudad, por eso es normal que estemos todos un poco nerviosos.
¿Confías en el ascenso?
Primero vamos a por el partido del miércoles y luego ya veremos. El Oviedo es un buen equipo y va a ser difícil. Intentaremos pasar y una vez en la final ya hablaremos del ascenso.
¿Tu porra para el Eibar-Oviedo?
El resultado no sé... va a ser muy ajustado. Nosotros tenemos la pequeña ventaja de que con empate no hay penaltis y pasamos. Creo que el Eibar va a pasar a la final. En Ipurúa somos un equipo fiable y tengo confianza de que pasaremos la eliminatoria.
¿Qué significaría para el Eibar volver a Primera?
Para el club, ciudad y afición sería volver a recordar los años tan buenos que hemos tenido en Primera. Además, aunque el club está bien en el aspecto económico sería un subidón estar en esa categoría porque el club generaría más dinero. Es la ilusión que tenemos, volver a Primera.
52 años en el club... ¿cómo empezaste?
Yo soy de Langreo, Asturias y vine al País Vasco a trabajar. Siempre he sido muy aficionado al fútbol y aquí coincidí con un directivo del Eibar en mi faena y al mes y poco de estar aquí ya estaba metido dentro del club. Empecé siendo delegado de juveniles y de ahí fui creciendo hasta pasar por todos los puestos.
Usted ha sido entrenador, directivo, utillero y delegado…
De todo. Como te comentaba antes, empecé como delegado de los juveniles, luego pase a ser su entrenador. También estuve de segundo técnico cuando subimos a Segunda División en 1988. Luego estuve como directivo y utillero los últimos años hasta que me jubilé. Tengo una historia bastante dilatada y siempre he estado dispuesto a ayudar en lo que sea. Para mí, el Eibar es como mi primera casa y eso lo saben bien los directivos que hay ahora como la gente que me conoce bien.
Era todo muy diferente al fútbol de ahora, ¿no?
Ha cambiado todo mucho. Antes todo era amateur en Preferente o Tercera División y se entrenaba por las tardes. Los jugadores venían después de trabajar. Y ahora todo lo contrario porque es profesional. Incluso mis últimos años yo era utillero profesional y en cuanto al club ni te digo. Los entrenamientos son por la mañana y además de todas las comodidades que tienen los futbolistas hoy en día.
Los viajes han cambiado mucho…
Te cuento… antes íbamos a Málaga y si acababa el partido a las 19 horas cogías el autobús y hasta las 9 de la mañana no llegabas a Eibar. O a Sevilla íbamos y volvíamos el mismo día. Ahora es muy diferente. En Primera División vuelan en avión y sin ningún problema. Pero es normal, el fútbol evoluciona y así seguirá.
¿Notaste mucho cuando el club subió a Primera División?
Sí, lo notas en la comodidad. El Eibar como club nunca ha perdido los papeles y siempre ha seguido siendo modesto, aunque compitiera a un gran nivel en Primera. No se nos subieron los humos a la cabeza. Notas que el club está mejor económicamente, que eso es muy importante. Además, las instalaciones también se van remodelando poco a poco.
Siete años seguidos en Primera, algo inimaginable para muchos…
Esto es impensable. Por desgracia hoy en día ya no están, pero gente que en aquella época trabajaba en el club si levantasen la cabeza no se lo creerían. Un pueblo de 25.000 habitantes que haya estado en Primera División y compitiendo a buen nivel, entonces es una cosa que no se puede explicar. ¡Cada vez que lo pienso digo que estamos locos! Pero hemos llegado hasta aquí porque lo hemos conseguido a base de trabajo.
Temporadas a un muy buen rendimiento
Sí, sí. Me acuerdo de una victoria 3-0 al Real Madrid en Ipurúa. Aquel partido se jugaba a las 12 del mediodía y la gente no se fue ni a comer. Acabe de hacer mi trabajo después del partido y a las 16 salí a la calle y todos seguían como locos por la calle. Son anécdotas que no se te borran nunca. Aquel partido siempre se quedará grabado en la memoria de los que lo pudimos ver.
¿Cómo era ver a Cristiano Ronaldo, Messi o Neymar en Ipurúa?
Lo que más me llamaba la atención es que son personas normales y corrientes, pero luego donde marcan la diferencia es en el terreno de juego. Yo he tenido trato con Cristiano Ronaldo, Messi, Ramos y todos ellos y son cercanos, pero en el campo se transforman y son unos fuera de serie.
Y también los desplazamientos a estadios tan grandes como los de Primera…
¡Quién me iba a decir a mí, aficionado al Eibar, que iba a visitar el Santiago Bernabéu, Camp Nou, el Calderón o el Ramón Sánchez Pizjuán! Son cosas que te llenan de ilusión y alegría. Además, haces buena relación con los utilleros de los equipos contrarios y que te reciban tan bien cuando vas allí, al igual que cuando vienen a Ipurúa. Es algo muy bonito en el fútbol. El tema de los estadios para mí era algo impensable que pudiera estar en los entresijos del Bernabéu, por ejemplo.
¿Qué años recuerdas con más cariño?
Con ninguno en concreto, me quedo con momentos. Esto es como una pequeña familia y entonces me quedo con recuerdos de jugadores que te llaman, se acuerdan de ti y siempre te deja un buen sabor de boca porque sé que tengo amigos en cualquier sitio que vaya y eso es lo importante.
Has vivido todos los ascensos posibles con el Eibar…
Sí, uno de los más especiales fue cuando subimos a 2ªB en 1986, porque el Eibar llevaba jugando 13 promociones de ascenso seguidas y no conseguía subir. La gente en el pueblo decía que no queríamos subir. Recuerdo que jugamos en Badajoz el partido de vuelta, donde conseguimos ascender, y el recibimiento que tuvimos aquí en Eibar cuando llegamos fue impresionante. Los demás también, pero el que te digo más porque toda la gente se volcó con el equipo de una manera increíble. Luego el de Primera fue muy bonito, pero el del 1986 fue el más impactante para mí.
Muchos dicen que tú eres el Eibar… ¿Qué les dices?
Soy de las personas que más llevan en el club. 52 años. Por eso allá donde voy me dicen que soy el Eibar. Soy una persona muy abierta, me gusta llevarme bien con todo el mundo y pues al final todo el mundo se acuerda de tí y es algo muy bonito.
Y por último, completa la frase. Para mí el Eibar es…
Todo. Vine con 17 años y me integraron en el mundo del fútbol. Gracias a ellos ahora soy una persona superconocida en Eibar. Siempre estaré muy agradecido al pueblo porque me recibieron con los brazos abiertos.