Calero vetó un recibimiento masivo al autobús del Cartagena: "A lo mejor me he equivocado"
El técnico no quiso que sus jugadores se cargaran de presión. La victoria les acerca a la permanencia y el estadio fue una fiesta: "Me han hecho llorar, soy un blandito".

Julián Calero ha vetado un recibimiento masivo al Cartagena en la previa del partido trascendental por la permanencia ante el Alcorcón. El técnico ha considerado que era la mejor opción para garantizar la tranquilidad de los suyos y el resultado le ha dado la razón. La victoria les ha dado la decimotercera posición de la tabla y, lo que es más importante, un paso de gigante para lograr la permanencia.
La Federación de Peñas del Cartagena había organizado un recibimiento al autobús del equipo, pero se encontró con la negativa por parte del club. Algo que a lo largo de la semana desató críticas hasta que fue el propio Calero en el que en la previa trató de explicarlo: "He sido yo el que ha decidido que los jugadores tuvieran su normalidad, su estabilidad y protocolo".
Tras el partido, Calero aprovechó para volver a exponerlo ante todos y, de paso, entonar un perdón: "Agradezco a la afición lo que nos ha apoyado y pedir disculpas por frenar el recibimiento". Después fue preguntado por si cuando el equipo esté matemáticamente salvado tampoco se facilitará un recibimiento de alturas, algo que el entrenador negó: "Yo soy partidario de esas cosas".
"Entiendo a la gente. Era con tan buena intención lo de recibir al equipo... Pero no quería cargar de presión excesiva a los jugadores. A lo mejor me he equivocado, lo reconozco. Si tiene que ser así, pido disculpas. Era con buena intención de centrar al equipo en lo importante. El final ha sido tremendo. Me han hecho llorar", continuó con su explicación.
Efectivamente, Calero se mostró visiblemente emocionado cuando toda la grada coreó su nombre y pidió que continuara en el equipo. Acaba contrato el próximo mes de junio, pero sus resultados son innegables y ha sido capaz de llevar a un equipo hundido en la zona de descenso a rozar la permanencia con aún cuatro jornadas por jugarse.
"Ha sido brutal. Me han hecho llorar, soy blandito, lo reconozco, soy de lágrima fácil, me emociono con estas cosas. No le doy más trascendencia a nada de esto, porque hablar de mí sería egoísta. Hoy hay que hablar de nosotros. Sería injusto. El resto del staff se está partiendo la cara cada día. El agradecimiento para todos", recuerda.
La escena incluso le llevó a marcarse unos pasos prohibidos, cosa que no recuerda con claridad: "¿Bailar? O algo parecido. He perdido la cabeza, no sé, estaba muy contento". Con recibimiento al autobús o no, Calero es un héroe en Cartagena. Él mismo, con su discurso, es capaz de convencer a su parroquia de cualquier cosa. Lo que empezó con un enfado por no poder recibir a los jugadores en una final por la salvación se acabó transformando en una fiesta multitudinaria sobre el césped del Cartagonova.
Un canto a la emoción de una afición que incluso se vio en Primera Federación y que ya roza la permanencia. Gran culpa de ello tiene un entrenador entregado a la causa y que, ante todo, decidió proteger a los suyos de la presión y la excesiva carga de responsabilidad. Desde luego, con los resultados en la mano, una vez se logre el objetivo la afición tendrá motivos de sobra para un recibimiento ensordecedor a sus jugadores.