Entrena en Segunda, pero antes inauguró el teletrabajo en los banquillos y moldeó a Fermín López: "Había dejado los estudios para ser fontanero"
Alberto González, míster del Albacete, explica a Relevo su largo camino hasta llegar al fútbol profesional.
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Alberto González (Tolox, 1979) apenas tuvo unos días para analizar si le interesaba el proyecto que le ofreció el AlbaceteBalompié, pero para verse en esa situación picó piedra en el 'infrafútbol' español durante más de 15 años, sin antes haber sido jugador profesional, con la dificultad que eso conlleva. Con una salvación más que meritoria bajo el brazo se ganó el derecho de afrontar una segunda temporada en el banquillo manchego. Ahora afronta un partido vital frente al líder de LaLiga Hypermotion, la UD Almería, mientras atiende a Relevo.
En marzo se cumple un año de tu llegada al banquillo del Albacete, lo hiciste a falta de 10 jornadas para el final de temporada y con el equipo en descenso. ¿Cómo lograste darle la vuelta a la situación?
Lo cierto es que las cosas salieron especialmente bien porque no es normal que un equipo que está en puestos de descenso en las 10 últimas jornadas haga números de ascenso directo. Porque yo creo que en esas 10 jornadas fuimos el segundo equipo que más puntos sacó detrás del Leganés. Esto se consigue porque había buenos mimbres, había un buen equipo pero no estaba atravesando un buen momento. Es verdad que estaba en una dinámica muy negativa en cuanto a resultados, no le generaban demasiadas ocasiones de gol, pero sí muy claras y eso les estaba llevando a perder partidos. Yo simplemente en el análisis que hice previo, en esos dos o tres días que tuvimos, me di cuenta de que ahí realmente había potencial. Primero, el cambio de mentalidad y ajustar esa parte defensiva. Nos costó un par de semanas, pero cuando lo ajustamos tuvimos la fortuna de enlazar cinco victorias consecutivas.
Tuviste apenas unos días para decidir si aceptabas el reto, siendo además tu primera experiencia en fútbol profesional. ¿Cuál fue tu plan?
Vimos que a poco que juntásemos mejor las líneas, que no conociéramos tanto espacio a la espalda, con estos detalles del juego el equipo podía volar porque tenía capacidad. Hubo una parte de convencimiento, pero a partir de ajustar el modelo de juego. Lo basamos todo en los datos y a través de mostrarles las situaciones en las que el equipo era sólido. Además, se juntó que para ellos era un palo importante porque salía un entrenador (Rubén Albes) con el que habían tenido mucho éxito una temporada antes. Eso sí que quise hacerlo bien desde el principio, que entendieran que yo soy el primero al que no le gusta que a un compañero no le vaya bien, pero que rápidamente había que cambiar el chip porque el futuro de todos estaba en juego. Recuerdo la primera reunión con los capitanes, conectamos bien, conseguimos una involucración total de la plantilla.
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Sin embargo, era un equipo con bastante potencial ofensivo. ¿Cuáles crees que eran vuestros puntos fuertes?
Arriba era un equipo muy ofensivo y con una mentalidad bastante creativa y ofensiva en cuanto a ofrecer soluciones por delante de balón, en cuanto a buscar la portería rival con bastante insistencia y verticalidad. Manu Fuster era un jugador muy destacado que lo estaba haciendo bien y que tenía un peso grande dentro de la categoría pese a que el equipo no estaba en buena dinámica. Quiles se conectó, dio un paso adelante porque no le terminaban de salir las cosas y tuvo bastante acierto de cara al gol. Higinio también es un jugador determinante y conectamos con Fidel, que había llegado en el mercado invierno, no tenía mucha participación y yo decidí que tenía que darle cierto protagonismo.
Con tu llegada al equipo se notó un cambio significativo en el modelo de juego. Dejasteis de encajar gol con facilidad.
Era preferible robar cinco balones menos pero conceder también menos situaciones de gol claras. Entonces, renunciamos un poco a apretar tan hacia arriba, con una defensa muy de hombre a hombre, muy de ir hacia adelante y tratamos de cambiar a una defensa más compacta, zonal, en la que los jugadores estuviesen más protegidos porque en ese momento tenían la confianza un poco baja. La recuperamos desde el trabajo en grupo, desde el trabajo, tener más ayudas.
Aunque estabas en la parte alta de la clasificación, antes de llegar al Albacete entrenabas al Betis Deportivo en Segunda RFEF, ¿Cómo viviste un salto de dos categoría en tu primer año en LaLiga Hypermotion?
Yo creo que ya me ha pillado en una etapa de mi carrera profesional en la que me sentía preparado. Porque es verdad que había tenido vivencias previas en Primera RFEF en Linares, donde habíamos tenido temporadas muy buenas, otra en la que fuimos campeones de Segunda B, en la que te ves compitiendo contra equipos como Albacete, Deportivo de La Coruña o Córdoba, que ahora están en Segunda. Entonces, el competir en esa categoría que estaba más cerca que nunca de la Segunda por el tipo de fútbol que se estaba practicando y por haberse reducido a dos grupos, hizo que yo me sintiera preparado para afrontar este reto. También en partidos de Copa del Rey me había enfrentado a equipos ya de Primera o Segunda División y había visto que haciendo bien las cosas podía competirles sin tener excesivo respeto. Lo afronté con normalidad pero con confianza.
Además, siendo entrenador del Real Jaén conseguiste liderar al primer equipo de Tercera que eliminaba a un Primera división en Copa del Rey. ¿Cómo recuerdas ese partido frente al Alavés?
Fue un día muy bonito, inolvidable, de los más significativos de mi carrera por ese sentimiento de orgullo. Además por como fue, por la sensación de no ser suerte sino hacerlo superándolos en juego. Evidentemente era un equipo de Primera y hubo momentos en los que te superaban, pero fue una sensación de control de la situación, del juego, del partido, de transmitir que podías superarles no solo en el resultado sino también en el juego. Luego tuvo su continuidad en otra eliminatoria contra un Levante también de Primera en la que perdimos en la tanda de penaltis pero con la misma buena sensación, les plantamos cara, le competimos. Recuerdo un mano a mano con el portero justo antes de ir a los penaltis. La sensación de poder competirle a este tipo de equipos te da un plus.
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Volviendo a la presente temporada, tu primera derrota llegó en la tercera jornada, en La Rosaleda, en un partido especialmente señalado para ti.
Fue un partido muy especial y muy doloroso por todo. Sobre todo porque me enfrentaba al club de mi tierra. Un club en el que he estado, que lo siento mío y al que le tengo un aprecio especial. Pero también era un día especial porque en este caso éramos rivales, ahí no había otra, iban muchos de mis familiares, era el partido de mi gente, iban amigos de mi pueblo. Era la primera vez que en fútbol profesional tenía la oportunidad de tener a tanta gente allegada cerca.
Y al final uno juega para la afición pero también te debes a esa gente que ha estado contigo durante tanto tiempo. Una pena que se diera como se dio, porque lo tuvimos cerca, con el empate tuvimos un penalti a favor para ponernos por delante con el Málaga con un jugador menos. Hubo muchas cosas que pusieron el partido de cara y lo dejamos escapar. No solo ese empate que teníamos sino que además les regalamos una situación de otro penalti en el final del partido en una jugada un poco rara y que tal vez era evitable. Al final, nos vinimos con cara de tontos.
Ahora mismo lleváis seis partidos sin conocer la victoria pero siendo el segundo equipo que más empata en la categoría. Aunque no habéis entrado en descenso, ¿Cómo lo estáis viviendo desde dentro?
A mí me gustaría ir un poco más allá de los resultados. Tanto cuando ganas como cuando no ganas. En este caso, tenemos muchos datos que avalan la proyección y el rendimiento del equipo. Hemos conseguido cinco empates de esos seis partidos seguidos que no hemos ganado, no es lo ideal, es preferible ganar tres y perder tres que empatar cinco. Evidentemente no estamos contentos con los resultados, pero sí estamos contentos con que hemos conseguido reducir el número de goles en contra. Hemos dejado cuatro porterías a cero, que estaba siendo un hándicap importante. Esta situación es fruto de la acumulación de lesiones, hemos tirado de jugadores nuevos en la categoría que han dado un paso grande hacia adelante y que veamos una evolución importante en el equipo.
Y luego, somos un equipo que a nivel de expected goals y de puntos esperados está muy por debajo de los méritos realizados. Eso no es definitivo porque al final lo que manda en el fútbol son los goles o los resultados, pero el paso previo a conseguir esos goles es generar situaciones de gol y que te generen pocas. Creo que el equipo ahí está muy bien posicionado.
Esta semana recibís en casa al líder, la UD Almería. ¿Se prepara este partido de forma distinta?
Es totalmente un partido más. Los detalles marcan la diferencia pero en este partido y en cualquier otro. Sí creo que es un rival que hace cosas diferentes y que los detalles que hay que cuidar pues tal vez sean otros a los habituales en Segunda. Este año hemos pasado ya más de una vuelta y después de jugar contra todos, creo que solo dos equipos nos han superado bien. Precisamente han sido dos que a priori no nos superan por presupuesto: el Mirandés y el Eldense. De hecho, en Almería hicimos una primera parte impresionante como para haber metido tres goles pero ellos tuvieron el acierto que nos está faltando por el nivel de jugadores que tienen arriba que es mortal. Tiene un jugador que yo creo que está por encima de la categoría como es Luis Suárez.
Javi Rueda es una de las promesas de este Albacete y resulta que es de un pueblo situado a menos de 10 kilómetros del tuyo, una zona no muy poblada de la Sierra de las Nieves, resulta llamativo.
No es casualidad, es fruto de una insistencia y de una confianza mutua. Lo conozco desde pequeño, ha habido una etapa que me pilló fuera del pueblo y no lo he seguido tanto, pero sí que he tenido la oportunidad de verlo desde niño, de verlo evolucionar y tuvimos un seguimiento y buena relación con la familia. Nos conocemos desde hace muchos años y ya había intentado antes traerlo a mi equipo en diferentes momentos, como en Linares. Hubo dos años en los que intenté llevarlo porque sabía del nivel que podía dar y de la proyección que estaba mostrando. Y este año ha sido cuando se han dado las circunstancias, también estaba complicado, lo intentamos desde el principio, sabíamos que iba a ser muy complicado, llegamos a desistir y en la última parte del mercado se abrió la posibilidad y se puso a tiro. Conseguimos firmarlo, sabíamos de su potencial y así lo está mostrando.
Hablando de tus orígenes, sales de un pueblo de unos dos mil habitantes y sin haber sido jugador profesional llevas más de 15 años entrenando. ¿Cómo empezó todo?
Como casi todos los jóvenes de cualquier pueblo, desde niño me gusta el fútbol. Jugaba a los niveles que podía porque tampoco conocía exactamente cómo funcionaba el fútbol profesional, en un pueblo así y sin familia con tradición futbolística. Profesional e incluso de categorías nacionales. A nivel de pueblo pues sí, destacaba como jugador pero sin más, sin saber tampoco qué había más allá de esto. Iba jugando en equipos juveniles, jugaba en el pueblo de al lado que es un poquito más grande porque a veces en el mío no podía ni siquiera haber equipo. Y estando como jugador, ya en juvenil de último año, empezamos a jugar en el senior porque hubo cambios y tiraron de los juveniles. Me junté con otro compañero, con Rafa Gil, también de mi pueblo y entrenador profesional que ahora mismo está en Arabia Saudí en dirección deportiva. Y un día hablando, surgió que traían un curso de monitor de fútbol allí a Coín, nos planteamos los dos hacerlo y así empezamos.
Tenía 18 años y nos picó el gusanillo y decidimos al año siguiente hacer el nivel uno de entrenador. Fue así como empecé a darme cuenta de que me gustaba y empecé a planteármelo como una posibilidad de a qué dedicar mi vida. Y ahí me picó el gusanillo y decidí que, siendo una persona que había dejado los estudios unos años antes para dedicarme a ser fontanero porque no encontraba la motivación, quería terminar bachiller y dedicarme a esto de lleno. Así que decidí hacer la carrera de Ciencias de la actividad física y el deporte. Me fui a Granada a estudiar la carrera y ya no paré de estudiar y entrenar, estudiar y entrenar. Lo primero que me dieron fue un cadete provincial y desde ahí fui evolucionando. Es verdad que con 16 años tenía prisa por trabajar, por tener independencia económica y porque no le encontraba el sentido al estudio. Se juntaron un poco las dos cosas. Estuve tres años y medio trabajando de fontanero, me permitió tener unos ahorrillos y cuando se me quitaron las prisas por el tema económico y tuve el deseo de crecer, focalicé directamente en el estudio. Con alguna beca, lo que iba ingresando con el fútbol y los ahorros pues me iba manejando. Ya luego pude compaginar dos equipos y así me daba para tener mucho más que cualquier otro estudiante.
En varias ocasiones estuviste cerca de dar el salto al fútbol profesional, antes incluso de la oportunidad del Albacete, ¿es cierto que tenías una cláusula para poder ir al Málaga CF?
Bueno, si no una cláusula escrita como tal, verbalmente siempre ha sido evidentemente una prioridad. Porque al final, aparte del cariño que le tenga el Málaga porque es mi ciudad, es un equipo en el que he vivido, hay mucha gente dentro con la que guardo buena relación, al final, es defender a tus colores y eso siempre siempre gusta. Aparte, el poder combinar intereses personales, familiares, con intereses profesionales es lo máximo a lo que uno puede aspirar. Y en fútbol eso es muy complicado. Estar cerca de tu familia haciendo lo que más te gusta: blanco y en botella, el día pueda surgir la posibilidad siempre habrá una atención especial.
Te he escuchado presumir de que en los clubes por los que has pasado destacan que eres una persona “normal”. ¿Qué crees que influye en eso?
Todo. Ahí habrá una parte del carácter de cada uno. Pero el carácter también se va forjando en base a las experiencias que vas viviendo, en base a la educación que vas recibiendo, por un lado de tu casa desde que eres pequeño y por otro lado, de lo que la vida te va ofreciendo. Se ha juntado un poco mi forma de ser con mi forma de entender la vida. Lo que yo destaco como "normal" es tener estabilidad emocional en un mundo en el que lo más fácil es la inestabilidad, porque al final vives siempre en el alambre, de caerte o no caerte en función de unos resultados. Te agrandas porque los resultados salen y te puedes creer imparable o puede hacer que tu ego crezca más de la cuenta. O que cuando te vienes abajo te vengas demasiado abajo a nivel emocional y tampoco lo soportes. Entonces, los entrenadores tenemos esa dificultad extra y creo que no todos sabemos gestionarlo.
"Lo que yo destaco como 'normal' es tener estabilidad emocional en un mundo en el que lo más fácil en la inestabilidad"
Entrenador del Albacete BalimpiéSi hay un equipo en el que te ha ido bien y que puede considerarse hasta la fecha tu mejor obra es Linares Deportivo.
Sí, la verdad es que fueron años espectaculares. Años muy bonitos donde conseguimos mantener el bloque, había una columna de jugadores con los que conectamos muy bien y encontraron su fútbol en torno a la idea que yo planteaba. Conseguimos una sintonía muy buena con la ciudad, con el equipo, con el entorno y conseguimos mucho éxito. Fueron dos años increíbles de jugar playoff y otro también increíble que nos quedamos fuera por golaverage, empatados a puntos con el Celta de Vigo B. Fue un año también en el que se proyectaron jugadores como Fermín, vivimos eliminatorias de Copa del Rey contra el FC Barcelona o el Sevilla FC. Han sido tres años increíbles en todos los sentidos.
En esta etapa coincides con un jugador que destaca ahora en primera línea con el FC Barcelona: Fermín López. ¿Cómo se fraguó ese fichaje?
Fermín era un chico que salía del juvenil del Barcelona y que Miguel de Hita, nuestro director deportivo, ya lo había visto alguna vez en juveniles. Entonces, había tenido cierto seguimiento y era un jugador que en juveniles no terminaba de destacar porque incluso físicamente estaba un poco por detrás de los demás. Llega el momento de cumplir la etapa de juveniles y el Barça no termina de verlo para su filial y decide cederlo. Entonces, querían cederlo al Olot por tenerlo cerca, en Segunda RFEF, en un equipo afín y que encima lo tienen cerca para poder controlarlo. Pero su agente me llama a mí porque yo ya había tenido jugadores de esa agencia y me hablan de la posibilidad. Y al comentarlo con Miguel de Hita, yo lo conocía de su etapa en fútbol siete en alevines, que estaba en el Betis en la etapa en la que yo estuve en cantera. Sabía que era un niño que iba por delante de los demás, con un nervio, unas capacidades competitivas grandes. Yo tenía simplemente ese vago recuerdo.
Su agencia además insistía en que quería que viniera conmigo antes que ir al Olot. Por un lado, porque era una categoría superior y por otro, porque a jugadores de esta agencia les había ido muy bien y habían crecido mucho estando con nosotros. Ellos hicieron mucha fuerza. Nosotros lo queríamos como jugador de proyección, conseguimos traerlo porque era lo mejor para él, se convenció también porque estaría en Andalucía, más cerca de la familia. Es un cúmulo de circunstancias. Desde que llegó fue sorprendente cómo encajó con el grupo. Encajó con los mayores, venía de jugar en juveniles, pero rápidamente con quien más encajó fue con los veteranos porque tiene un carácter especial: escucha, sabe estar, sabe aceptar su rol y trabajar desde ahí. Dio pasos importantes, jugaba más de mediocentro, un juego más asociativo y empezó a ser un poco más vertical, le pedíamos que recibiese más entre líneas, girando, encarando, que pisase más el área y tuvo una evolución clara. Pasó de hacer dos goles en la primera vuelta a hacer 10 u 11 en la segunda y eso le abrió la posibilidad de hacer la pretemporada con el primer equipo del Barça. Ahí es donde terminó de romperla y se quedó.
En esta etapa tu nombre sonó en los medios por ser el primer entrenador de fútbol que teletrabajaba en nuestro país. ¿Cómo surgió esa posibilidad?
Yo ni la veía, ni era ni era mi intención para nada. Yo tenía un problema personal que me hacía priorizar el volver a Málaga. Yo entendía que era lo idóneo, debía volver a estar cerca de la familia en ese momento. Y decidí irme porque decidí priorizar. Al final, en la vida siempre hay que tomar decisiones y hay que ir poniendo unas cosas delante de otras. Era muy fastidioso porque me iban bien las cosas a nivel deportivo pero entendía que tenía que priorizar lo personal. Cuando le hice el planteamiento al club, que se lo avisé con cierto tiempo, le dieron una vuelta y el presidente, Jesús Medina, me planteó que como lo que yo necesitaba era aspirar a una custodia, estar una semana en Málaga y otra en Linares, podría hacerlo teletrabajando. Yo en principio creo que en fútbol eso no se puede, pero es verdad que en este contexto concreto en el que ya teníamos mucho camino andado podía funcionar. Era enero, la temporada iba muy bien, el equipo estaba armado, los conceptos asimilados, el cuerpo técnico llevaba dos años conmigo allí y el grueso de la plantilla dominaba nuestra idea, la forma de jugar. Vi que se daba ese contexto concreto, con tanta estabilidad en todos los sentidos, la afición y el club me respaldaban, porque ya tenía una trayectoria de éxito previa, entonces era una situación idílica para poder hacerlo. Lo primero que hicimos fue comentárselo a los jugadores, para ver si estaban de acuerdo y lo vieron bien. Esto duró un tiempo, fueron cuatro partidos los que no pude estar, yendo y viniendo durante un mes y pico. Y vi que estar cerca, en Málaga, había sido más negativo que positivo para mi situación. Entonces me vino genial la posibilidad de teletrabajar porque pude volver a tiempo completo finalmente. El equipo funcionó bien, es más, los jugadores se implicaron con mi problema y se volcaron más todavía.

En ese momento fue muy importante la figura de tu hermano Enrique, que además sigue siendo hoy tu segundo entrenador.
Ya estuvo conmigo en Loja, El Ejido y Linares. Hubo una etapa en medio que no estuvo. Cuando yo estuve en Jaén y San Fernando a él le pilló en una etapa que salió a China. Al regresar, yo ya estaba con otro compañero y él volvió con Salva Ballesta, tuvo otras experiencias también. Coincide que cuando terminó la carrera yo podía contar con él como segundo entrenador. Él tenía una capacitación grande y encima había mamado mucho de lo que yo había hecho, es 12 años más pequeño, pero desde muy joven ya venía acompañándome y viendo lo que hacía, por qué lo hacía, cómo lo hacía. Siempre ha sido muy inquieto, de preguntar. Él ya tenía mucho conocimiento de cómo trabajo, cómo me gustan las cosas y se ha empapado de lo mismo, ve las cosas de manera similar, aunque luego además ha creado su propia personalidad y tiene su propia opinión. Nos entendemos bien y creyó que conmigo podía crecer y lo ideal para mí es estar con él porque me da muchas ventajas y te da la confianza de un hermano.
Para terminar, ¿Qué esperas de este año como entrenador?
Es un año de consolidación principalmente, sin renunciar a nada. Pero sabemos lo difícil que es entrenar en fútbol profesional, lo difícil que ha sido entrar, haciéndolo en unas circunstancias muy complejas: a falta de diez jornadas y metido en descenso, teniendo que hacer números de ascenso directo para poder salvar la categoría. Hay que valorar mucho estar donde estamos con todas estas dificultades previas. Un año de consolidación, de demostrar que estamos capacitados, tenemos un equipo relativamente joven, un proyecto nuevo, porque al final del año pasado cerramos un ciclo y ahora empezamos un proyecto nuevo que ojalá pueda durar tiempo y nos pueda permitir crecer. Me considero un entrenador de proyectos y he estado varios años en la mayoría de mis equipos, puedo hacer que un club mejore en todos los sentidos y que esté más cerca de dar el salto necesario para poder subir a Primera División. Pero ahora mismo hay que ser lógicos, razonables y realista. Es un año para ir poniendo los cimientos que nos permitan en un futuro, por qué no, aspirar a dar un paso más hacia la Primera División.