El Espanyol neutraliza el efecto del Molinón y pone pie y medio en la final del playoff de ascenso a Primera gracias a un gol de Puado
El conjunto perico acumula 17 partidos consecutivos sin perder.
Gijón.- Pocos estadios aprietan e intimidan como el del Sporting de Gijón, pero el Espanyol neutralizó el efecto El Molinón, primero desde lo táctico y lo futbolístico y, después, desde lo emocional, con carácter. No hay mejor defensa que un buen ataque, así lo entendió un Manolo González que para frenar el más que previsible empuje inicial asturiano, tras el espectacular recibimiento de su autobús por parte de sus aficionados y el posterior tifo ya en el interior estadio cuando saltaron los 22 jugadores al césped, salió con un once plagado de atacantes: Pere Milla, Jofre Carreras, Nico Melamed, Javi Puado y Martin Braithwaite. Y funcionó, al menos de inicio.
No solo dispuso un once valiente, también el juego del Espanyol lo fue, con una presión mucho más alta de lo habitual que sorprendió a los de Miguel Ángel Ramírez, incapaces de pasar de medio campo hasta que entendieron que la fórmula para contrarrestar la propuesta perica era salir al contragolpe por los costados. En ese espacio de tiempo, en el cual el conjunto perico robó infinidad de veces en campo rival, podría haberse adelantado el Espanyol, pero Melamed disparó por encima del larguero.
Se aserenó el Sporting y encontró la manera de hacer daño al rival, que jugó con dos carrileros que sufren cuando tienen que correr hacia atrás: Pere Milla y Jofre Carreras. Lo detectó Haissem Hassan, un extremo de otra época, un puñal por el costado diestro que le hizo un roto a Milla cada vez que lo encaró y que también rozó el gol tras una acción maradoniana que finalizó fatal, tan mal que el balón se marchó a saque de banda. Antes, había filtrado un pase a Gaspart, cuyo disparo lo detuvo Joan García con bastantes apuros.
Y en esas transcurrió el primer tiempo, con Hassan librando una batalla en solitario ante un Espanyol dominador y cargado de efectivos arriba que no encontró el camino del gol por mucho que lo intentó. Especialmente clara la tuvo Puado tras una asistencia maravillosa de Braithwaite, pero su chut se fue arriba. A todo ello, el público apretaba de lo lindo y acusó con vehemencia al árbitro de favorecer al Espanyol. También señaló a Gragera, exjugador del conjunto sportinguista que, visto la pitada que recibía cada vez que participaba del juego, no salió demasiado bien del club.
Todo el arrojo que no tuvo el Sporting en el comienzo de la primera, lo demostró al inicio del segundo tiempo. Por momentos, barrió al Espanyol, sin la frescura del primer tiempo, y Otero le perdonó la vida con un remate picado tras centro de Guille Rosas que se fue ligeramente por encima del larguero. Algo había cambiado tras el descanso. Lo detectó Manolo y cambió a los dos carrileros: entraron Brian Oliván i Salvi Sánchez en el sitio de Pere Milla y Jofre Carreras. Inmediatamente, Rivera sustituyó a Róber Pier en el conjunto local.
A Omar El Hilali no le gustaba el tono que había cogido el partido, mucho más decantado para los locales, y tras robar un balón en tres cuartos de campo, disparó desde su casa. Su chut se fue rozando el palo, en la mejor del Espanyol en la segunda hasta el momento, y advirtió al Sporting de que su rival estaba muy vivo.
Lo siguió intentando el Sporting; en estático, a través de balonazos y en la estrategia, a sabiendas de que un 0-0 no es un buen resultado para visitar al Espanyol porque le obligaría a ganar en el campo de un equipo que no pierde desde hace 16 jornadas, ahora 17. Resistían los de Manolo González, claramente sobrepasados por el ambiente y la intensidad de los asturianos.
El único que se mostraba impertérrito ante el escenario fue Joan García, que hizo un amago en córner propio ante un atacante sportinguista que casi detiene el corazón de más de uno de los 300 pericos presentes en El Molinón. Quiso darles una alegría Braithwaite, que dejó sentada a media defensa tras un intento de chilena de Puado, y disparó contra el cuerpo de Yáñez, salvador, aprovechando que en los compases finales el encuentro se abrió. Lo sufrió el Espanyol, que vio como Otero le regaló un gol a Campuzano, experico, que marró a bocajarro el 1-0.
I otra vez, Omar El Hilali, que hizo de central, volvió a ser protagonista con una recuperación trascendental. Se la dio a Braithwaite, y el danés se inventó un pase filtrado para Puado, que se fue de Yáñez con un autopase y firmó un tanto vital para el ascenso. Y como locos lo celebraron los integrantes del banquillo perico, que después fueron increpados por parte de la grada local. El árbitro lo resolvió con una roja para Sergi Gómez, central blanquiazul. Pese a ello, sonrisas en el Espanyol porque el conjunto de Manolo González, demostró casta y carácter, algo que le he faltado a lo largo de la temporada, y se sobrepuso a un escenario muy duro para poner pie y medio en la final del playoff.
Ficha técnica
Sporting: Yáñez, Guille Rosas, Insua, Diego Sánchez, Cote, Rober Pier (Christian Rivera m, 58), Roque Mesa (Nacho Méndez m,84), Hassan (Varane m,84), Otero, Mario González (Víctor Campuzano m, 66)y Gaspar Campos (Fran Villalba m, 66)
Espanyol: Joan García, El Halili, Calero, Cabrera, Pere Milla (Oliván m, 56), Jofre (Sánchez m,56), Gragera (Bauza m, 90), Keidi Bare, Nico Mir (Aguado m,77), Puado (Gastón m 90) y Braithwaite.
Gol: 0-1, Puado (M.87)
Árbitro: González Cuesta. Mostró tarjetas amarillas a Roque Mesa (m,30), Gragera (m,49), Guille Rosas (m,65), Oliván (m, 65), Calero (m, 69), Campuzano (m,73), El Hilali (m, 90).