ASCENSO A PRIMERA | ESPANYOL - OVIEDO

El hostelero que fue héroe del último ascenso del Espanyol en un playoff: "Subir a Primera es casi más importante que un título"

Albert Albesa marcó el penalti decisivo en la tanda de la promoción de 1990.

Albesa, con los ojos cerrados en el banquillo de La Rosaleda. /FUNDACIÓ RCDE
Albesa, con los ojos cerrados en el banquillo de La Rosaleda. FUNDACIÓ RCDE
Marc Mosull

Marc Mosull

El Petit Ca La Flauta es una pequeña cafetería en el corazón del barrio barcelonés de Sarrià, donde se ubicaba el antiguo estadio perico. Abierto desde primera hora hasta después de comer, en estos días no se habla de otra cosa que de la final del playoff a Primera. No hay cliente que no sepa que el dueño del local es Albert Albesa (Gavà, 1965), que fue jugador del Espanyol y que marcó, en la tanda, el penalti decisivo en la última promoción de ascenso que ganó el conjunto blanquiazul, ante el Málaga, en 1990.

Albesa, junto al portero Carlos Meléndez, fue el héroe del tercer ascenso a LaLiga del Espanyol, que siempre ha subido a la primera. Es, además, uno de los pocos futbolistas blanquiazules que ha ascendido a Primera dos veces con la camiseta blanquiazul; estaría encantado de perder ese privilegio si los de Manolo González ganan al Oviedo el próximo domingo (18:30) en Cornellà-El Prat. Ahí estará para verlo Albesa, que tiene una puerta del estadio a su nombre por sus cinco temporadas en el conjunto perico y, sobre todo, por haber marcado uno de los goles más importantes de la historia de la entidad.

¿Has acabado la jornada ya?

Sí, sí. Cerramos sobre las cinco. Abrimos la cafetería a las siete de la mañana y servimos desayunos y comidas.

¿Dónde tenéis el negocio?

En la Ronda General Mitre de Barcelona. En el barrio de Sarrià, un poco más arriba de donde estaba el estadio. Pasó mucho con el coche, pero ya no queda nada del campo allí. Hay un parque, han hecho pisos…

¿Desde cuándo te dedicas a la hostelería?

Desde que me retiré. Cuando colgué las botas, montamos un restaurante aquí cerca, que lo traspasamos. Y ahora tenemos esta cafetería; estamos yo y mi señora solos, más tranquilos. Hace once años que empezamos aquí.

¿Se habla mucho del Espanyol en el local?

Sí, claro. En el barrio de Sarrià, además, hay mucha gente del Espanyol. Siempre hablamos del equipo; ahora todavía más con el tema del playoff. La gente te lo recuerda, también en estos días te llaman algunos medios de comunicación, lo ves por la tele… y rememoras aquellos recuerdos tan bonitos.

¿Sois pericos en la familia?

Sí, sí, muy pericos. Somos nueve y los nueve somos socios. Vamos a todos los partidos, no faltamos ni un domingo a Cornellà.

Entonces, ¿estarás el domingo en Cornellà?

Claro. Teníamos una casa rural alquilada desde hace tiempo para pasar el puente fuera, pero volveremos antes para ir al partido. La ocasión lo merece; lo primero es lo primero.

Antes de fichar por el Espanyol, estuviste en el Barça.

Sí. Yo salgo de Gavà, que es de donde soy, y en juveniles voy al Barça. También juego en el filial, y de allí fui al Valladolid.

Llegas al Espanyol en 1989.

Exacto. Me ficha para jugar en Segunda División. Estuve cinco años en el Espanyol.

¿Cómo fue tu primera temporada?

Fue complicada porque el Espanyol hacía muchísimos años que no jugaba en Segunda, veinte creo. Había mucho pesimismo en el club tras el descenso, no se estaba acostumbrado a no estar en Primera. Solo había dos plazas de ascenso directo… y luego otros dos hacían playoff con dos que venían de Primera.

Y os toca jugar la promoción para ascender.

Sí, fuimos cuartos como lo ha sido el Espanyol esta temporada. Nos tocó el Málaga, que venía de Primera. Ganamos en Sarrià 1-0 y perdimos 1-0 en la Rosaleda, que estaba a tope y con un ambiente increíble. Recuerdo muchos nervios y preocupación en la vuelta porque solo teníamos un gol de renta. Además, el árbitro, Urío Velázquez tenía fama de bastante casero y no estuvo demasiado acertado, pero afortunadamente después de la prórroga y los penaltis subimos.

Se tiraron ocho penaltis por equipo.

El entrenador designó los cinco primeros lanzadores, y después ronda a ronda, el míster nos iba diciendo a quién le tocaba tirar. Nos salvamos porque su portero tiró uno fuera que les hubiera hecho subir a ellos… y en el octavo, Juanjo Díaz me dijo 'Albert, eres el más frío de todos. Te toca'. Y lo tiré.

Meléndez contaba que eras un futbolista muy tranquilo.

Sí, era muy tranquilo en situaciones importantes, de responsabilidad. En la vida soy igual, no me pongo nervioso. Tenía muy claro donde lo tenía que tirar mientras iba hacia el punto de penalti. Estaba convencido de que si iba a puerta donde yo quería, era gol casi seguro. El portero, Jaro, medía casi dos metros y, aunque me adivinara el lado, si la pelota iba fuerte abajo no podría llegar. Y así fue; cuando se tiró, el balón ya estaba en la red.

¿Qué supuso aquel ascenso para el Espanyol?

Subir a la primera era muy importante porque si te quedas más de un año en Segunda cuesta mucho subir. Entonces y hoy en día, casi es más importante para un club subir a Primera División que ganar un título. Y cada vez más, fíjate que en Segunda hay quizás diez equipos que han estado en Primera… la competencia es feroz. Y hablando del presente, aunque el Espanyol no haya hecho una buena temporada para el equipo que tiene, hay que valorar mucho el ascenso si se consigue.

¿Cuántas veces has visto el penalti repetido?

Muchísimas. Mi hijo me lo pone muchas veces, también mi hermano… lo repiten en la tele.

La de ese día es tu camiseta preferida.

Sí, sí, la camiseta roja Massana con la publicidad de Araña. Creo que solo se jugó con ella media temporada y, al ser la segunda equipación, se utilizó muy poco. Se ve que va muy buscada por los coleccionistas porque apenas hay y porque es la del goleador del ascenso. La tengo en casa guardada en una caja fuerte (ríe). La conservaré siempre, espero que mis hijos hagan lo mismo.

Eres uno de los pocos jugadores en la historia del Espanyol que ha vivido dos ascensos.

Me lo dijeron el otro día, no lo sabía. Creo que somos yo y Eloy Pérez, que subimos en el 90 y el 94. Bueno, ojalá a partir del domingo nos quiten este privilegio porque significaría que el Espanyol ha ganado al Oviedo y ha regresado a Primera.

En el 94 subís con Camacho.

Sí, sí, fue más sencillo el ascenso, digamos. Se mantuvo la columna vertebral del equipo de Primera y, especialmente, durante la segunda vuelta nos salieron muy bien las cosas y subimos directamente cuando faltaban tres partidos tras golear al Cádiz 4-0 en Sarrià.

¿Con cuál de los dos ascensos te quedas?

Recuerdo más el primero porque fui protagonista con el penalti decisivo y porque fue mucho más emocionante y sufrido. No veíamos claro subir en el 90, y cuando uno lo sufre, siempre lo celebra más.

¿Cómo ves el partido del domingo?

Será difícil porque el Oviedo tiene muy buen equipo y porque nosotros tenemos que marcar sí o sí. Hay que salir a ganar el partido. Pero vaya, creo que subiremos. Es importantísimo ascender para un equipo de la categoría del Espanyol.