LEVANTE 0 - ALAVÉS 1 (0-1)

Villalibre y una mano en el 129' dan el ascenso al Alavés in extremis

Una mano de Rober Pier en el último minuto sentencia a los granotas y devuelve a los vitorianos a Primera un año después.

Villalibre celebra el gol de penalti que supuso el ascenso del Alavés a Primera. /EFE
Villalibre celebra el gol de penalti que supuso el ascenso del Alavés a Primera. EFE
Nacho Sanchis

Nacho Sanchis

Noche loca en el Ciutat de Valencia. Loca y con sabor dulce para el Alavés. El conjunto de Luis García Plaza ya es de Primera División tras vencer 0-1 a un Levante que acarició el ascenso hasta el minuto 122 de partido. Los aficionados locales, de hecho, ya se preparaban para la invasión de campo y así festejar el ascenso. Pero entonces llegó una mano de Rober Pier dentro del área que fue castigada con penalti tras la revisión del VAR. Una pena máxima que se encargó de materializar Asier Villalibre, héroe absoluto de los vitorianos.

El Alavés fue consciente desde el minuto uno de que el empate no le valía y salió con todo. Luis García planteó una presión alta que propició las pérdidas de la zaga granota con su posterior acercamiento vitoriano, pero también permitió que los de Calleja tuvieran espacios para correr a las espaldas e inquietar la meta de Sivera.

Pese a dichas contras, el Alavés estaba más metido. Que el empate le valiera para ser equipo de Primera parecía más una losa para el Levante que un factor al que agarrarse si las cosas iban mal, pues los errores no forzados se repetían y eso daba alas a los de Luis García. Antes del descanso llegó la más clara del partido: Duarte centró, la pelota se paseó por el área y al segundo palo con Femenías ya superado la cazó Tenaglia. Cuando ya cantaban gol los más de 400 aficionados del Alavés que había en el Ciutat, apareció Rober Pier bajo palos para blocar el cuero de manera magistral y permitir que su equipo se fuera con el valioso 0-0 al descanso.

La segunda mitad arrancó como terminó la primera: con el Alavés gozando de una ocasión clara para adelantarse. Si en la primera mitad fue Rober Pier el que salvó in extremis a su equipo, en la segunda parte fue Femenías, quien con una doble parada privó a De la Fuente y posteriormente a Rioja del premio del gol. Pese a ello, el Alavés seguía ganando la mayoría de duelos divididos... Hasta que entró al verde Roberto Soldado.

El '9', bien curtido en partidos a vida o muerte, reanimó a los suyos. A raíz de su entrada llegó el primer remate de Montiel. Posteriormente fue De Frutos el que lo intentó, pero se topó con Sivera y a los dos minutos el propio Soldado tiró un desmarque y escorado a la derecha la cruzó demasiado al otro lado y su remate se marchó fuera. No obstante, el Levante había despertado y la grada se agarró al partido.

Tal era la inercia positiva y la ambición de lograr el 1-0 que los de Calleja se volcaron en exceso y dejaron el espacio suficiente para que Miguel de la Fuente y Villalibre hicieran travesuras. Fue precisamente en una contra cuando Rebbach tuvo la más clara en un mano a mano algo escorado ante Femenías, pero con todo a favor la cruzó demasiado y la envió fuera. Los nervios estaban a flor de piel y así se llegó a la prórroga.

Al Alavés se le acabó la gasolina pero no la voluntad

Y llegaron los 30 minutos extra. El Levante ni mucho menos especuló, de hecho si el Alavés arrancó mucho mejor el partido, los locales lo terminaron en mejor estado de forma. Tanto fue así, que De Frutos hizo temblar todos los cimientos del estadio con un zapatazo desde la frontal del área que se estrelló en el larguero para frustración de casi todos los presentes. Esa fue la única ocasión de una primera parte de la prórroga en la que hubo más faltas, golpes y tensiones que otra cosa.

Fueron pasando los minutos y el partido estaba más del lado de los locales que de los visitantes. Daba la sensación de que la grandísima primera mitad de los vitorianos les pasó factura físicamente, pues la gasolina escaseó en toda la prórroga. Solo un centro chut en los últimos minutos inquietó a Femenías, que metió el pie de manera ávida. Hasta que llegó el penalti.

Cuatro minutos de infarto

Los aficionados del Levante ya habían bajado a ras de campo para invadir el estadio en caso de triunfo, la felicidad llenaba el Ciutat de Valencia... y entonces el cuero golpeó en el brazo de Rober Pier. El colegiado, en un principio, no pitó nada, pero una vez se paró el juego llegó la intervención del VAR. "¡Ay el VAR!", debió pensar un Javi Calleja que no daba crédito a lo que ocurría.

Al principio solo se escuchaban pitidos contra el colegiado en el estadio, sin embargo tan pronto como en el videomarcador se reprodujeron las imágenes el silencio invadió el estadio: el cuero golpeaba claramente en el brazo de Rober Pier, si bien lo hacía tras un rebote y de manera fortuita. Quedaba todo en manos de Hernández Maesa. Y pitó penalti.

Asier Villalibre reclamó el cuero, miró a Femenías y le engañó con esa mirada tan profunda que tiene el delantero cedido por el Athletic Club. El Glorioso volvía a Primera un año después y los levantinistas no lo creían. Lo habían tenido tan cerca que en el minuto 123 ver cómo se les escapaba fue peor que una puñalada en el corazón. Pero el fútbol tiene estas cosas y hoy Luis García, que en su día ascedió al Levante, hizo lo propio en el Ciutat de Valencia, pero lo hizo con otro equipo, lo hizo con el Alavés, un club de Primera División.