ASCENSO A PRIMERA | ESPANYOL - OVIEDO

Los "paralelismos" entre el Espanyol del ascenso del 94 y el actual, que "se juega cambiar su historia": "Es un club para estar en Europa"

Subir a Primera División podría suponer un punto de inflexión para el club perico.

Celebración del ascenso de 1994. /EFE
Celebración del ascenso de 1994. EFE
Marc Mosull

Marc Mosull

"El Espanyol se juega cambiar su historia, darle un vuelco", se escuchaba esta semana en los pasillos de Sant Adrià acerca del trascendental partido de este domingo ante el Oviedo, el que determinará si el conjunto perico regresa a Primera División. Desde el club, hay quien cree firmemente que el ascenso podría suponer un antes y un después para la historia de la entidad, como ya lo fue el de 1994, con el que se compara la situación actual.

Moisés Arteaga, miembro de aquel equipo que dirigía José Antonio Camacho, compra la teoría: "Hay paralelismos, sí. A nivel deportivo, porque en ambos casos era la primera temporada en Segunda tras un descenso; y a nivel institucional, porque el club en aquella época vivió el proceso de reconversión a sociedad anónima deportiva y trataba de sanear una deuda muy grande. Ahora hay un propietario que no está realizando una buena gestión y sobrevuela la opción de una posible venta".

Si bien es cierto que el Espanyol ascendió de forma directa en 1994, existen similitudes, sobre todo con relación a la inestabilidad deportiva e institucional de ambas épocas. "Para nosotros fue un punto de inflexión. El primer año después de subir fuimos sextos, quedándonos a un punto de Europa, y en la segunda temporada quedamos cuartos y nos clasificamos para la UEFA", reconoce el futbolista gaditano que llegó a Barcelona en 1993 procedente del Cádiz.

"Si el Espanyol asciende, puede pegar un giro porque tiene infraestructura de Primera División y es un club para estar en Europa tranquilamente. Claro, dependería de la gestión deportiva y económica que se llevara a cabo, pero podría jugar perfectamente competición europea", analiza Arteaga.

El ascenso del 94, más complicado de lo que parece

El ascenso del 94 se materializó a falta de tres jornadas en una goleada ante el Cádiz (4-0) en un estadio de Sarrià lleno hasta la bandera. "Fue una gran alegría, pero después del partido me tocó ir a consolar a mis excompañeros porque se fueron al hoyo de Segunda B", expresa apenado Arteaga, que ahora es un cotizado profesor de pilates en San Fernando. A pesar de lo que pueda parecer, el trayecto hasta Primera fue muy complicado, sobre todo al principio.

"Yo llegué a un equipo hecho a golpe de talonario; había jugadores muy caros y que cobraban mucho dinero: estaba Fonseca, que era internacional, los rusos… y Camacho no contaba con todos, quiso hacer algunos descartes. Tuvimos varias reuniones y hubo algo de movida en el vestuario, al principio", desvela uno de los más noveles, que terminó formando parte del núcleo duro del equipo del ascenso. "Hicimos un grupo bueno con Jordi Lardín, que se consolidó en Primera, Roberto Fresnedoso, Torres Mestre, yo… perfiles más jóvenes y modestos, pero con la ambición de tirar para adelante", describe Arteaga.

Arteaga, capitán de la Copa del 2000

El líder era Camacho que "desde fuera parecía que era un tipo muy duro, pero en el vestuario era muy cercano". "Yo no he tenido ningún otro entrenador como él, tan completo", proclama el excentrocampista perico, que vistió de blanquiazul hasta 2003, convirtiéndose en un auténtico símbolo del Espanyol de finales del siglo pasado y comienzos del actual. No en vano, como capitán, fue el encargado de levantar la Copa del Rey del 2000, el título que rompía una sequía de 60 años sin tocar metal. "Es el momento más bonito que he vivido con el Espanyol. Un sueño que se hizo realidad", rememora el de Cádiz.

"Lo que me causó más impresión fue el recibimiento que tuvimos en Barcelona al llegar de Valencia, los aficionados que acompañaron al autobús hasta la plaza del Ayuntamiento y el gentío que allí había. Nos preguntábamos '¿de dónde han salido tantos pericos?' Nadie del equipo ni del club se esperaba algo así", lo zanja el capitán de aquel equipo en el que también estaban Tamudo, Sergio González y Mauricio Pochettino, entre otros.

En cierto modo, aquella gesta, recordada con nostalgia por todos los pericos, fue la culminación de un proceso que arrancó con el ascenso de 1994 y que siguió con varias clasificaciones para Europa, otro trofeo de Copa y una final perdida de la UEFA trece años después. Quien sabe si de ganar al Oviedo, volverá el Espanyol a reverdecer esos viejos laureles.