Primer asalto: nulo

Por muchas horas que se hubiesen jugado, daba la sensación de que este era uno de esos partidos en los que el marcador no se iba a mover. Alavés y Levante se encontraron con la falta de puntería, el buen hacer de los porteros y la tensión propia de una final en dos actos.

Aunque la mejor clasificación otorga ventaja al Levante, nada está ni mucho menos decidido. A los de Luis García Plaza se les presenta otra vez la oportunidad que ya disfrutaron en Las Palmas: conseguir un triunfo que supondría el ascenso. En aquella ocasión, última jornada del campeonato regular, Villalibre lo tuvo en sus botas con un disparo que repelió el cancerbero amarillo y le supuso cubrir de lágrimas su rostro. En Orriols buscará revancha.

Para el Levante, jugárselo todo a estas alturas en casa, arropado por los suyos, será un bonus extra. Le vale cualquier empate, eso sí, pasando por medio la agonía de la prórroga. Han demostrado los de Calleja la solvencia necesaria para ser los mejores en el peor momento, cuando te lo juegas todo a cara o cruz. Ahora, les queda rematar la faena recuperando la versión estelar de Brugi y De Frutos, que arrasaron en semifinales pero pasaron de puntillas en la ida de la final.

El temor de la ida se suele convertir en desenfreno en la vuelta, ya lo vimos en ediciones anteriores. Para el Levante la igualada es un buen resultado, para el Alavés no es nada malo. Todo sigue abierto.

Los porteros fueron los mejores. Antonio Sivera dejó una bonita estirada a disparo de Joni Montiel, quien al comienzo de la segunda parte pudo encarrilar la eliminatoria. Joan Femenías, el brillante sustituto de Dani Cárdenas que se ha ganado a pulso mantener el puesto, replicó a su compañero blanquiazul con una estirada al golpeo de falta de Toni Moya. En total seis paradas entre ambos guardametas, que ganaron la partida a sus compañeros de ataque.

Fue llamativa la imagen de Luis García Plaza antes del descanso, cuando el cuarto árbitro mostró en la pizarra el tiempo añadido. Solo un minuto. Se sucedieron las protestas y la conversación cambió de destinatario, pero tuvo continuidad tras el descanso. Fue amistosa y con Rubén Vezo, cuando ambos salían de nuevo al terreno de juego para la reanudación del partido. Se tenga o no razón, el problema es que esas situaciones pasan del enfado a la indiferencia cuando benefician al equipo propio. Así es difícil acabar con ellas. Ante los granotas, el entrenador del Alavés mostró su enojo: "Ojalá nos pongamos por delante allí y nos dejen perder un minuto en cada saque", declaró, aunque a continuación quiso dejar bien claro que "el árbitro no influyó en el resultado".

También en sala de prensa, cada uno empezó a jugar sus cartas de cara a la vuelta. El entrenador del Alavés ve al equipo "vivo, vamos a intentarlo, porque tendremos media hora más que en Las Palmas". Para el del Levante, "la segunda parte es lo que queríamos, hemos salido bien y tenido ocasiones muy claras"; sin embargo, "la eliminatoria sigue al 50%, hoy se ha visto que es cuestión de detalles". Mensajes de prudencia, ilusión y esperanza que se irán alternando hasta el próximo sábado.

Solo tiene 19 años, puede cumplir 20 justo cuando el Levante aterrice en Primera, y lo considero una de las sensaciones de la categoría. Quizá por ser lateral derecho no atraiga tantas miradas, pero es un descubrimiento. El catalán llegó a tierras valencianas como juvenil, pasó por el filial y se ha hecho indiscutible con Calleja. Su planta de 1,90, buena lectura atrás y capacidad para llegar arriba, están siendo fundamentales en este playoff, guinda a una temporada en constante progresión. Se marchó lesionado de Mendizorroza y esperemos que sea solo un susto.

Hace seis temporadas que el tercer clasificado no sube a Primera. En los últimos años, se había convertido en costumbre que el impulso del sexto le sirviese para alcanzar la máxima categoría. Así le sucedió la pasada temporada al Girona, y en las previas a Rayo y Elche. El último tercero que lo logró fue el Getafe de Bordalás en 2017. El rival fue el Tenerife y el partido de ida acabó 1-0 con ventaja para los del Heliodoro. La vuelta en el Coliseum, lo garantizo por vivirla a pie de campo, fue una locura. Dani Pacheco brilló con un doblete y los madrileños volvieron a la máxima categoría. Como siempre en estos playoff, el partido fue una batalla épica. Algo así nos espera. Si asciende el tercero, quedar mejor clasificado recuperará el valor que parecía haber perdido.