"Me sentí como un futbolista de 100 millones"

En estos tiempos donde el fútbol es cada vez más negocio y menos pasión, todavía quedan románticos que ponen por delante el amor a unos colores. José Ángel 'Cote' (Gijón, 33 años) y Jony Rodríguez (Cangas del Narcea, Asturias, 31 años) están de nuevo en casa.

"Me llamó el Sporting y lo primero que le dije al representante es que no quería saber nada que no fuera volver a Gijón". Cote, ex jugador de Roma, Oporto, Real Sociedad, Osasuna, Villarreal y Eibar, lo tenía muy claro. Jony, también. Procedente de la Lazio, tras pasar por Málaga, Alavés u Osasuna, en la presentación de su tercera etapa como rojiblanco el extremo declaró, entre lágrimas, que le daba igual la categoría donde militase el Sporting. "Aparte de ser tu trabajo, eres también aficionado y hay pocas cosas que superen eso. Se da todo para ser feliz", ratifica meses después.

Aquella emocionante imagen enseguida se viralizó. "Es que a un jugador humilde como yo, que te venga a recibir tanta gente al Molinón me hizo sentir como si fuera un jugador de 100 millones, una presentación a lo Cristiano Ronaldo". Fue un cóctel de emociones que, explica, "me superó por completo y ahí me di cuenta, de verdad, de que la gente me quería muchísimo".

La vuelta, más de una década después, supuso para Cote reencontrarse con aquel niño de ocho años que quería ser futbolista. "Me crié aquí, en la Escuela de fútbol de Mareo. Cuando llegas, te pasan por la cabeza mil imágenes que parecían olvidadas y dices '¡buah esto, buah lo otro!'". De entre esos recuerdos, destaca una figura: "Mis padres trabajaban y yo estaba a cuarenta minutos andando de Mareo. Con mi abuelo salíamos todas las tardes caminando carretera arriba y si había suerte por el camino alguien nos acercaba en coche. Si no, a pie. Él me aguantaba de pequeño, que yo era un poco travieso [sonríe]. Le debo bastante en esto del fútbol".

Un sentimiento de pertenencia que supone un orgullo, pero también una buena dosis de responsabilidad. "Gijón es una ciudad muy futbolera, la gente no es del Barça o del Madrid, es del Sporting. Para los que somos de casa puede ser un arma de doble filo por la presión. Es nuestro equipo y cuando ganas las victorias se celebran mucho, pero cuando pierdes, duele mucho más que a cualquier otro", explica Jony. Y Cote añade: "Cuando juego, no solo juego yo, juegan también mis amigos, mis padres, mi familia, represento a todos ahí. Y a la afición del Sporting también. Es una responsabilidad mayor que jugar en cualquier otro club. Ya no soy el guaje que salí de aquí, ahora tengo que hacer las cosas bien, no vale cualquier cosa".

La felicidad tiene un precio. En este caso, la renuncia a ganar más. "No es vender humo. Yo nunca he priorizado el dinero en mi vida. He comido mucho barro desde abajo y el dinero es importante, es un trabajo, pero en mi caso jamás me dejé guiar por el dinero. Si quieres volver al Sporting desde la Lazio o de Osasuna, vas a ganar menos, pero tienes claro que priorizas la felicidad y el orgullo de representar al equipo de tu tierra", argumenta Jony.

Ese razonamiento lo comparte Cote: "No me motivaba irme a sitios extraños o equipos de mitad de tabla de Primera División. Yo también valoro mucho más estar en mi casa y en mi equipo que en otro sitio u otra Liga ganando más. No creo que eso me dé la felicidad. Solo quería al Sporting, era lo que me motivaba y yo me muevo por motivaciones". Y es que hay cosas que el dinero no puede comprar, como pasar por delante del mural que en su honor han pintado en el barrio: "es un orgullo para mí. La gente lo respeta y eso es lo más importante, eso sí es felicidad. De Roces también salió Juanele, somos un barrio pequeño, ¡pero de buenos futbolistas!".

Jony lleva el dorsal eterno del Sporting, el '9' de Quini: "Una responsabilidad y una alegría. Me hacía ilusión llevarlo. No me queda también como le quedaba a él, pero hacemos lo que podemos". Entre tanto, por su cabeza pasan recuerdos de aquel debut que llegó de la mano de Abelardo, su actual entrenador: "Fue quien me dio la oportunidad de debutar en el fútbol profesional". Y recuerda una anécdota: "No estaba nada nervioso. De hecho, Pablo Pérez, que también subía del filial conmigo, me dijo 'no entiendo cómo puedes estar tan tranquilo', y le contesté: 'Es el momento que llevo esperando toda mi vida, de nada me va a servir estar nervioso, tengo que centrarme en aprovecharlo y ser feliz'".

Su estreno fue el primer éxito de una conexión que trae buenos augurios: "Debutamos juntos porque cuando suben a Abelardo al fútbol profesional, me lleva a mí ya al primer entrenamiento. Me hace debutar, ganamos y hago gol. Se dio todo. Cuando estaba en el Alavés también me llamó para ir allí. Siempre que he estado con él, las cosas han ido muy bien".

Para Cote es su primera vez en Segunda. "La seguía, pero no desde dentro. Continué viendo al Sporting todos estos años, ¡cómo me ponía delante de la tele cuando jugaba el Sporting!". Ahora, inmerso en ella, la analiza con la misma pasión, pero más tranquilidad: "La veo muy competitiva, todos los equipos somos muy parejos. Si mantenemos buena dinámica y quitamos el accidente de Granada, con regularidad podemos estar con la gente que luche por cosas importantes".

Desde la experiencia de haber participado antes en la categoría, Jony añade: "Lo que vivimos el año del ascenso con Abelardo, fue increíble. Es muy difícil que se repita perder solo dos partidos de cuarenta y dos. Encima, luego hubo que esperar al último segundo de otro partido. Y ahora la categoría está incluso más igualada, más cada año que pasa. Hay doce o trece equipos que pueden aspirar al playoff".

Otro ascenso sería culminar un sueño al que Jony querría poner la guinda de rojiblanco: "Me encantaría cerrar mi etapa de futbolista en el Sporting. Me haría muchísima ilusión. Jugar cada quince días en El Molinón es una pasada". Y Cote lo certifica, "es historia, uno de los mejores campos del fútbol español".

Más allá de competiciones y objetivos, el lateral nos deja una última reflexión: "Siento que vuelvo porque es mi equipo. Es un sentimiento. Le debo mucho a este club; si no es por él, no hubiera llegado a la élite. Me desarrollé como persona y después como futbolista. Se vuelve por amor y enamorado".