La vida de Pere Milla: de "servir cafés" y "recoger fruta" a Primera tras una 'persecución' en Sudáfrica
El delantero del Espanyol, que se ha labrado a fondo su carrera, explica en Relevo su camino y su genuina personalidad.

Lleida, Getafe B, Logroñés, Eibar, UCAM Murcia, Numancia, Elche y ahora Espanyol. Todo ello con un periplo en Sudáfrica pintoresco... y peligroso. La vida de Pere Milla (1992), quien se ha labrado una carrera desde el barro hasta la elite, puede ser ejemplo para los centenares de jugadores que militan en Primera RFEF y que ven lejos "ese salto" a Primera. Milla tuvo paciencia y constancia hasta que en Elche encontró su Macondo y ahora en el RCDE Stadium espera regresar a la elite y asentarse unos años más cerca de su casa. Arraigado a Lleida, Milla, un delantero persistente, fajador, tiene en sus venas la sangre del trabajo desde adolescente, cuando ayudaba a su familia como camarero y, años después, cuando recogía fruta en los cálidos veranos de la Terra Ferma. Ahora golea y lidera con sus botas acostumbradas al barro a un Espanyol que busca el ascenso.
Después del titubeante debut de Ramis ante el Huesca, el equipo estuvo fresco y vigoroso ante el Elche. ¿Ese es el camino?
Hicimos un partido muy serio. Ellos venían en una buena dinámica, con buenos jugadores y un gran técnico. Tuvimos una gran intensidad y las ideas claras. Esta es la dinámica, especialmente la intensidad sin balón. Fuimos al límite. Hay que seguir ante el Alcorcón.
¿Cuál es la principal diferencia entre Luis García y Ramis?
Con Luis buscábamos jugar por dentro. Con Ramis todo es más directo, es llevar el balón a la banda y luego centrar o ganar las espaldas. Es eso principalmente.
Se hizo viral el vídeo del ayudante de Luis García hablando con terminología muy futbolística antes de un partido para las televisiones. ¿A ustedes les hablaba así?
La primera vez que lo escuchas dices, 'qué dice', pero cuando eres futbolista lo puedes comprender perfectamente. Se lo contaba a mis amigos, me decían que ellos no tenían ni idea de esas palabras. Es fútbol. Son términos que se utilizan. El fútbol es un lenguaje universal.
"La primera vez que lo escuchas, dices, 'pero qué dice', pero cuando eres futbolista lo comprendes"
Jugador del EspanyolAunque Puado está lesionado ahora, usted, Braithwaite y el capitán forman un tridente excelente. ¿Qué destaca de ambos?
La definición, en el caso de Braithwaite; y de Puado el compromiso que tiene, cómo vive el fútbol, el compañerismo... Puado llegará donde él quiera. Si trabaja bien el tema mental y está más tranquilo, lo logrará. Sus condiciones son increíbles. Si da ese plus mental, es un jugador que será la bomba.
¿Nota la presión por ascender? ¿Cómo le afecta?
Hay presión por subir pero no puede ser una losa. Debe ser un camino de disfrute, de saber qué club somos. No ascenderemos en la jornada 20 o 21. Hay que disfrutar del camino y del proceso.
¿Usted es de ir al psicólogo o de cuidar la mente con un especialista?
Viene bien, pero en mi caso no me siento cómodo por mi manera de ser. Pero le he aconsejado a compañeros. Es una buena manera de enfocar la vida desde otro punto de vista. A veces creemos que somos el ombligo del mundo y no es así. No soy de exteriorizar las cosas, soy de guardármelas para mí. Mi mujer y algún amigo me dicen que no entienden qué cabeza tengo, pero así soy y así me crie.
¿Y cuál fue el peor momento que le ha brindado el fútbol?
El peor momento fue en la UCAM, cuando me dijeron que tenía que salir de allí, que no contaban conmigo. Fue un 20 de diciembre. Tuve charlas con el técnico, Francisco, el del Rayo Vallecano ahora. El 28 de enero seguía sin ir convocado y me dijeron que tenía que salir. Me encerraron en el vestuario del entrenador. En ese momento sí hablé con gente: con un amigo, quien me dijo que aguantara; también llamé a otro, Jimmy, que me dijo que cualquier decisión sería positiva, me insistió en que lo peleara. Y decidí quedarme. Terminé jugando de titular los últimos ocho partidos. El Eibar me renovó y fui al Numancia. Fue duro, fue un aprendizaje, seguí entrenando al máximo y acabé contento porque salieron bien las cosas. Le puse cabeza y constancia.
Cabeza y constancia podría ser el lema de su carrera. ¿Cómo definiría jugar en el barro usted que tiene un máster?
Es competir cada acción. Es única, cualquiera gana a cualquiera. Al mínimo descuido, el rival te pasa por encima. Da igual el escudo, aquí todos son capaces de todo.
Para salir del barro, el Espanyol se ha encomendado a Fran Garagarza. Usted lo conoce del Eibar. ¿Qué visión tiene de él?
Le tuve un cariño especial y eso que me echaron del Eibar... Me enseñaron lo que es el fútbol profesional, lo que cuesta. En las distancias cortas es una persona normal, y hoy en día es difícil encontrar gente así. Está atento a todo, es amable. Diría que lo dejen trabajar. Está conociendo esto. Poco a poco y buena letra.
UCAM, Logroñés, Getafe, Elche, Numancia, Espanyol... Y una aventura en Sudáfrica. Efímera, eso sí. ¿Cómo surgió aquello?
Fui a través de un representante. Había acabado con el Getafe, no quise seguir en el filial porque ya no era Sub-23. Mi agente me comentó que no tenía nada en España y que me fuera a Sudáfrica. Me convencieron y fui con otro jugador, Armando Lozano, que ya se retiró. Estuve una semana primero en una estadía. Lozano se volvió porque no quiso firmar un contrato. Primero hice una prueba en un equipo, una especie de partido once contra once. Era de Segunda División. El campo era de hierba, pero parecía tierra. Al día siguiente me fui a Ciudad del Cabo a entrenar con otro club de Primera. Seguí una semana con ellos. Al acabar esos días escribí a mi actual representante y en dos horas me pasó cinco propuestas de clubes de Segunda B, y firmé con el Logroñés. Me fui de allí.
¿Su anterior agente le estaba engañando?
No he vuelto a hablar con él. El día que firmé en Logroño lo llamé para romper relaciones. No sé si se movía bien. A partir de ahí, fui feliz.
¿Dio para algo más la historia de Sudáfrica?
Hacíamos el trayecto a Johannesburgo en una autovía que era una maravilla. Cogíamos un camino para poner gasolina por una carretera secundaria con mucha niebla. De repente, un coche de la policía circulaba a toda hostia, se puso detrás nuestro y empezamos a acelerar. El conductor estaba nervioso. Se paró en otra gasolinera y la policía se fue. Me dijo que no era policía, que eran amigos de expolicías que les dejan el coche y lo que hacen es robar. Luego todo el rato estuvimos mirando a ver si venía algún coche. Era surrealista. No dije nada en casa.
Y regresó a Segunda B. ¿Hay más talento del que parece en la categoría que ahora se llama Primera RFEF?
El salto más difícil en el fútbol es el de Segunda B al fútbol profesional. Hay muchos jugadores válidos. Pero se necesita suerte, cabeza o hacer unos buenos números para dar ese salto.
¿Le fue muy difícil irse del Elche?
Fue muy difícil por todos los amigos que dejé allí. La considero mi casa. Estoy agradecido al técnico y al club, fue valiente al decirme las cosas. Es un tío de diez. Lo pasé mal, fue una semana extraña. Jugué el sábado con el Racing de Ferrol y ya sabía que me quedaban pocas horas. Me llevé una buena hostia en la última jugada...
"Fue difícil irme de Elche. El técnico es un tío de diez, fue valiente al decirme las cosas"
Jugador del Espanyol¿Cómo recuerda su infancia?
Me lo pasaba muy bien. Jugaba al lado de casa donde había un parque con árboles, que eran las porterías. Todo el día fuera de casa. En la escuela de fútbol de Ramón Espasa lo pasamos muy bien. A veces tenía que venir a Sant Adrià al centro de tecnificación. La etapa de 8 a 12 años fue lo mejor.
¿Y cómo era su vida al margen del fútbol?
Mi madre tenía un restaurante. Con 14 o 15 años me tocaba ayudarle, como también al restaurante de mis abuelos. Viví con eso. Hacía de todo. Llevaba las mesas, pedía, tomaba nota, hacía los cafés, fregaba los vasos, ponía en el lavavajillas, hacía de camarero...
¿Y tuvo más trabajos?
Mis padres se separaron. Mi padre se fue a vivir a Canarias y mi madre se juntó con otro chico que era agricultor. Cuando jugaba en Segunda B, en verano iba con ellos a recoger fruta; a las 16:00 de la tarde tenía que coger melocotones... era complicado con el sol de Lleida...