TURQUÍA

Invasiones de campo y violencia en Turquía, un problema con el que lidiar cada vez en más escenarios

Los últimos acontecimientos en Turquía reavivan el debate sobre los casos de violencia en las gradas.

Invasión tras el Trabzonspor y Fenerbahce el pasado 17 de marzo de 2024. /AFP
Invasión tras el Trabzonspor y Fenerbahce el pasado 17 de marzo de 2024. AFP
Miguel Ruiz

Miguel Ruiz

El debate se reabre cada vez que un nuevo caso aparece y esta vez fue en Trebisonda, Turquía, tras el partido entre Trabzonspor y Fenerbahçe. Otra nueva invasión de campo en la que la violencia toma el control en los campos de fútbol, en este caso, fueron los aficionados locales los que saltaron el pasado 17 de marzo al terreno de juego, buscando agredir a los futbolistas visitantes, dejando imágenes lamentables de nuevo en el campeonato turco.

Hace justo un año, en marzo de 2023, el conflicto en Turquía se desataba en Bursa, en el duelo de segunda división entre el Bursaspor y el Amedspor, tras diversos incidentes contra los jugadores del equipo visitante. Un ataque con un claro componente racista hacia los kurdos, que se saldó con un total de siete detenidos entre los aficionados del equipo local.

"Lo que pasó anoche es una fuente de vergüenza para Turquía, el fútbol y el deporte turcos"

Yıldırım Ali Koç Presidente del Fenerbahçe

Más reciente fue el incidente en el que el ya expresidente del Ankaragücü, Faruk Koca, saltó al campo para agredir a un árbitro en su partido ante el Çaykur Rizespor. Fue una de las noticias negativas que cerraron en diciembre de 2023 un año lleno de ejemplos aciagos para la relación entre fútbol y violencia, con declaraciones al respecto incluso del presidente de la FIFA, Gianni Infantino: "Pido a las autoridades que garanticen la seguridad de los árbitros y se respeten las normas en todos los niveles".

Demasiados casos en los que el fútbol de Turquía se ve envuelto en diferentes conflictos violentos que no solo ensucian el desempeño deportivo de un país enamorado del deporte, sino que evidencian la falta de seguridad que favorezca la prevención ante este tipo de situaciones, demasiado recurrentes y cada vez más normalizadas.

Lejos de Turquía también vive la violencia

América no es ajena a la violencia en el fútbol, como ya es sabido. Las protestas y los incendios originados en Sao Paulo tras el descenso de Santos, las peleas entre seguidores de Universidad de Chile y Universidad Católica, los diversos casos de violencia en Calí entre ultras de América y Deportivo, los problemas de Montevideo para albergar el gran clásico entre Peñarol y Nacional o los continuos conflictos entre aficiones en los grandes enfrentamientos futbolísticos de Argentina, representados de manera clara por Boca Juniors y River Plate.

Solo un mes después de la agresión en Ankara, en enero de 2024, la violencia llegaba también entre aficiones de Santos Laguna y Monterrey, en las inmediaciones del estadio tras un partido de la Liga MX. Este caso se saldó con una mujer asesinada y varios heridos de entre la afición del equipo visitante, tras ser atropellados por un seguidor de Santos Laguna.

Una realidad aciaga y no tan lejana

Lejos de ser un caso aislado, numerosas escenas van apareciendo a menudo, no siempre tan lejos de las fronteras españolas. Este mismo mes de marzo se conocían los datos del operativo de la Policía Nacional en el que se detenía a 84 ultras de Osasuna y Betis por los incidentes del pasado mes de octubre. A casos como estos se le añaden las continuas manifestaciones de racismo en los estadios, que han ido ensuciando de manera terrible el día a día del balompié de nuestro país.

Incluso con sucesos que podrían haberse saldado con peores consecuencias de haberse producido enfrentamientos directos como los vistos entre Trabzonspor y Fenerbahçe, como el que se vivió en el RCDE Stadium de Barcelona en mayo de 2023, cuando varios ultras del Espanyol saltaron al campo para tratar de agredir a los jugadores del Barça tras la consecución del título de liga.

Con realidades como esta, parece más que necesario controlar este tipo de situaciones en aras de mantener el control de los campeonatos y los partidos en sus numerosas realidades, viendo que en los últimos tiempos es demasiado recurrente que la violencia tome parte y robe protagonismo al propio fútbol, no siempre lejos de nuestras fronteras.