El PSG, a la deriva: la culpa no es de nadie y es de todos

Recibir tres goles en un partido de fútbol es algo que se puede considerar como poco habitual. Si esa estadística la llevamos a los partidos jugados en casa, las opciones de que ocurran se reducen mucho. Si las trasladamos a equipos punteros, todavía bajan más. Y ayer, el PSG, uno de los equipo con mejores jugadores del mundo, recibió tres goles en el Parque de los Príncipes frente al humilde Lorient, que está vagando por la zona media de la Ligue 1.

Para recordar otro equipo que marcase tres tantos en el feudo de los parisinos nos tenemos que ir a 2020, un mes antes del inicio de la pandemia y el parón del fútbol. El Girondins marcó tres tantos en el Parque de los Príncipes. El equipo de Burdeos lo dirigía Paulo Sousa y el PSG el alemán Tuchel. Pero aquel día, los visitantes, a pesar de marcar tres tantos, no pudieron ganar. Los goles de Cavani, doblete de Marquinhos y el cuarto de Mbappé evitaron la victoria de los de Sousa.

Entonces, para ver una victoria visitante con tres goles ante el PSG nos tenemos que remontar a los inicios de la década del 2010. El conjunto parisino recibía al Auxerre el 24 de octubre ante poco más de 25 mil espectadores (pobre entrada) y no era ni mucho menos el equipo de galácticos de hoy. En los locales Makélelé era capitán y jugadores como Giuly o Nené eran figuras. Dirigidos por Kombouaré, Nené abrió el marcador pero una gran primera parte de los visitantes sirvió para remontar el partido. Tres tantos recibidos en el Parque de los Príncipes y derrota. Tuvieron que pasar casi 13 años para ver algo similar.

El PSG, salvo gran sorpresa, una de las mayores de los últimos años, va a volver a ser campeón de la Ligue 1. Pero no lo hará arrasando, como temporadas anteriores. Lo hará sufriendo, sin un esquema de juego claro, con futbolistas desganados, aficionados enfadados y directivos que no aceptan su parte de los errores.

El club parisino, deportivamente, está a la deriva. Ante el Lorient, el equipo no fue un equipo con once jugadores pero cuando Hakimi se fue expulsado en el minuto 20, los futbolistas terminaron por venirse abajo. Solo algunas jugadas de Messi y Mbappé, sumados a la picardía del francés, dieron un soplo de aire fresco a un equipo que no sabe que hacer sobre el terreno de juego.

Galtier, al término del encuentro, no quiso dar nombres propios, pero apuntó a sus futbolistas: "Durante 20 minutos estuvimos ausentes en el duelos, estoy decepcionado. Es otra derrota que no llega en el momento adecuado. Tenemos demasiados jugadores por debajo de su nivel".

Los jugadores se marcharon rápido del terreno de juego, solo unos poco se quedaron a saludar a los aficionados presentes en el Parque de los Príncipes. Las caras eran de incredulidad y uno de los referentes, el portero italiano Donnarumma, atendió a los medios oficiales.

"No estamos en crisis, pero estamos enfadados y decepcionados. Hemos perdido demasiados puntos en casa, estamos tristes por el público que vino, tenemos que pensar cómo mejorar en el campo, es importante para todos terminar bien la temporada. Debemos estar enfadados porque la situación no es normal, hay que ver el problema en vestuario y entender qué salió mal". El sí, el italiano le tendió la mano a su entrenador: "Hay demasiadas críticas al entrenador y no nos gusta, estamos con el entrenador hasta el final".

Uno de los nombres marcados por mucha gente es el de Luis Campos. El director deportivo portugués, muy cercano a Mbappé, no ha hecho una plantilla de garantías. Las lesiones de jugadores clave en momentos importantes de la temporada ha demostrado que solo con nombres no se pueden ganar títulos, sobre todo en Europa.

Campos atendió a los micrófonos de Canal+ tras el partido: "Entendemos que la afición esté decepcionada hoy, nosotros también, todo el equipo está decepcionado. Necesitamos a la afición, a los jugadores, al entrenador y a todo el club para terminar bien la temporada. Exijo una reacción de todos, es hora de decir que el club debe estar unido", afirmó.

Esa última frase que mencionó Campos es clave para entender lo que pasa en el PSG. El club no tiene una base sólida de aficionados, para empezar. Los problemas con los Ultras (que no han podido estar ante el Lens y Lorient por sanciones) son más que evidentes. Siempre que ha habido una derrota, algunos de los pesos pesados del equipo se desplazaron a la curva donde se encuentran ellos para ofrecer su saludo.

Por otro lado están las discrepancias entre Mbappé y el club, con el último capítulo vivido debido a los derechos de imagen del francés y el mensaje de Instagram ofrecido por el futbolista, sin la aprobación de su madre, agente del jugador. El francés tiene contrato pero los rumores de una posible (al Real Madrid) siguen resonando en París.

La otra estrella también está en entredicho. Lionel Messi fue criticado en varias ocasiones por los medios franceses y ahora el futuro del futbolista en la ciudad no está tan claro. En el partido de ayer se vio a un Messi que lo intentó, pero que no encontró su sitio en ningún momento.

Galtier, otra de las piezas clave, tiene los días contados en el club. No es una sorpresa que en Francia afirmen que Zidane está siendo el entrenador buscado para suceder al exentrenador del Lille la próxima temporada. Además de Zidane, se habla de una posible llegada de Motta, exjugador del club y ahora entrenador del Bolonia. Lo que es cierto es que Galtier se ve fuera desde que quedó eliminado de la Champions contra el Bayern y eso pesa en el día a día del club.

Por último, la directiva tiene problema con su futuro estadio y discrepancias con el Ayuntamiento de la ciudad. La opción de comprar el Parque de los Príncipes o Stade de France está ahí, pero no hay acuerdos y los meses pasan. El PSG sabe que para crecer necesita tener casa propia y si las bases no están formadas, será complicado salir de esta situación.