Yo viví un Marsella - PSG: ultras en guerra, emboscadas al autobús y "algunos no querían jugar, se hacían los lesionados"
Entrenadores, jugadores, directivos y periodistas radiografían en Relevo el clásico francés. "No escuchaba al árbitro pitar", rememoran.

En el calendario del aficionado al fútbol francés hay una fecha señalada en rojo cada año. Con el reparto de jornadas inicial de la Ligue 1 a nadie se le escapa apuntarse el Marsella-PSG de cada temporada. Sobre todo, si los marselleses ejercen de locales, algo que da una chispa extra a un partido con la mecha muy corta. "En París se nota la rivalidad, pero cuando el Olympique de Marsella juega en casa se paraliza la ciudad. Es muy peligroso", añade François Boudet, redactor jefe de Flashscore en Francia.
El Derby de France o Le Classique atrae todas las miradas del pueblo francés desde semanas antes de su celebración. "Es más que un partido", prosigue sobre un encuentro que trasciende lo deportivo al involucrar política, violencia e intereses nacionales. Un caldo de cultivo que lo convierte en una cuestión de estado. La rivalidad no siempre estuvo ahí, se hizo notar las últimas cuatro décadas. Un tiempo en el que el Olympique de Marsella consiguió levantar la única Champions de Francia en 1993, mientras que el PSG recibía una inyección de capital catarí con la que lleva dominando el país la última década.
El choque entre dos de los equipos más laureados del país no siempre fue de tan alto riesgo como lo conocemos a día de hoy. Todo cambió desde los años 80 en adelante. Por esta manera, la mayoría de periodistas, técnicos, jugadores y directivos consultados por Relevo han decidido dejar su nombre al margen de estas líneas. Algo que por seguridad y respeto este simple plumilla acata.
«Jugar esos partidos era imposible»
El Marsella - PSG no se entiende sin sus aficionados. Esta vez, el domingo 31 de marzo, serán los olímpicos quienes defenderán sus intereses en casa, arropados por una hinchada igual de feroz que peligrosa. "Jugar esos partidos era casi imposible, no había manera de hablar con los compañeros. No escuchaba al árbitro pitar", corrobora un exjugador que se defendió los intereses del Marsella.
🇫🇷🔥 LE CLASSIQUE
— CENTRAL FOX MX (@CentralFOXMX) March 29, 2024
PSG nació el intento por consolidar a un equipo parisino y mientras el Olympique de Marsella 'buscaba' un rival a la altura ⚽@albertolati nos lleva a las dos ciudades más pobladas de Francia con esta rivalidad 👊#CentralFOX pic.twitter.com/yD1lm9ygMQ
El movimiento ultra tiene un gran calado en la entidad celeste. Muestra de ello fue la tortuosa estancia de Marcelino García Toral en la bancada del club. La Ligue 1 es muy consciente de ello y para evitar males mayores, hace dos años prohibió que los aficionados del PSG viajasen a Marsella para el clásico. La medida no surtió efecto y fuera del estadio se vieron batallas campales.
"Hacen lo que quieren con la policía. Se buscan la manera de saltarse todas las restricciones y lo consiguen", relata un periodista de RMC que estará presente en el choque de este domingo. "No hay partido que no deje a varios agentes heridos y decenas de detenidos. Es preocupante", prosigue.
«El partido está en la grada»
Son esos mismos aficionados los que terminan absorbiendo toda la atención del partido. Gran parte de los últimos duelos son recordados por motivos extradeportivos relacionados con los actos de los ultras y no por el resultado final del encuentro. La rivalidad entre las dos hinchadas va más allá de los títulos o pasado deportivo. "Los ultras del Marsella son antirracistas y antifascistas. Ellos siempre dicen que son del sur antes de ser franceses. Es una mentalidad que tiene la ciudad, la rivalidad supera lo político", amplía el propio Boudet.
El Vélodrome nunca ha escondido la verdadera cara de sus aficionados. "Marsella no es Francia. Somos marselleses, no franceses", dice el grito de guerra de su afición. Una consigna que choca directamente con los ideales de la afición parisina, más afín al nacionalismo y conservadurismo. "Son polos totalmente opuestos. El partido está en la grada, el fútbol pasa a un segundo plano. Solo esperemos que no haya altercados", puntualizan desde el PSG.
Des sifflets descendent des tribunes du Vélodrome quand Kylian Mbappé apparaît sur l’écran géant du stade marseillais pic.twitter.com/TG03nr07WL
— Adrien Chantegrelet (@Adrientp) March 26, 2024
Otra de las voces autorizadas para hablar sobre el clásico francés es Andoni Zubizarreta. El mítico guardameta del Athletic Club y Barça fue durante casi cuatro años director deportivo del conjunto afincado en el sur de Francia. "Esos partidos los definiría como pura pasión, van mucho más allá del fútbol", reconoce el exportero en una conversación con Relevo.
En la misma línea se mueve Jorge Sampaoli que, al ser preguntado por este medio, afirmó que "ese día el Vélodrome se transforma en un volcán". Precisamente él fue uno de los técnicos que vivió el último enfrentamiento más caliente entre los dos clubes, allá por 2021. Un partido que terminó con nueve policías ingresados, 21 aficionados del Marsella detenidos y con una invasión de campo.
"Los días previos al clásico guardan una expectativa muy fuerte. Se habla sin parar de eso. Yo me preguntaba, durante la semana, cómo decantaría toda esa intensidad. Lo descubrí apenas ingresé al estadio", añade sobre el clásico galo.
El soborno de la vergüenza, la tirria a París y el deseo de Macron
"No nos gusta París. Ellos representan al francés por excelencia y nosotros no encajamos dentro. En nuestra ciudad hay mucha inmigración y estamos orgullosos. Parecemos de un país distinto", relata un radical marsellés a Relevo tras ser preguntado por la enemistad entre aficiones. "El PSG no nos soporta porque tenemos una Champions y por lo que ocurrió con Tapie", termina.
Aquel que menciona fue el presidente del Olympique de Marsella en su época más gloriosa, los años 90. Bernard Tapie sobornó a dos jugadores del Valenciennes francés para dejarse ganar y así encarrilar su quinta liga francesa que terminarían ganando contra el PSG. El directivo fue hallado culpable y forzado a dejar su cargo en la entidad. Por su parte, el club fue despojado de su título liguero y descendido a la Ligue 2, aunque pudo mantener la Champions levantada esa misma temporada.
"Es el mayor escándalo que recuerdo en el fútbol francés. Más tarde se descubrieron otros amaños en Champions y dopajes. Gran parte del país le dio la espalda al equipo", explica un periodista de L'Equipe. Más cerca, desde España, Alfredo Relaño describió el suceso como "una película de terror". Ahora, entre las dos entidades se mueve la persona más influyente del país vecino: Emmanuel Macron.
El actual presidente de la República Francesa y copríncipe de Andorra desde 2017, es un fan acérrimo del Olympique de Marsella. "¿Por qué apoyo a OM? ¡Porque me hicieron soñar! A veces me hicieron llorar. Me hicieron vibrar. Soy ante todo del Olympique de Marsella", exclamó durante un documental previo a su reelección.
En los últimos años se le ha visto muy cercano a Kylian Mbappé y a los dirigentes del PSG. Algo que es normal al ser el mayor exponente de futbol francés en la actualidad. Eso sí, Macron tiene un deseo por encima de cualquier color. "No quiere incidentes, solo fútbol. El gobierno busca el partido más aburrido posible fuera de lo deportivo. Nada de agresiones ni peleas", añaden desde el Marsella.
Estrategia de guerrilla con 'bajas' de última hora
Desde el césped y el área técnica, partidos como este se viven de una forma distinta. No solo el encuentro en sí, las semanas previas va creciendo una presión que termina de estallar el día de partido. "Hombre, son partidos difíciles, pero que quieres jugar. En el Vélodrome los aficionados aprietan más, pero en el Parque de los Príncipes no se quedan cortos. Se parece al Real Madrid - Atlético de Madrid, donde el Madrid parte de favorito, como el PSG", rememora Alfonso Pérez, que vistió la camiseta del Marsella durante media temporada en 2002.
Sobre su visita al feudo parisino aún recuerda una encerrona por parte de los ultras del PSG. "Cuando fuimos a París nos hicieron una emboscada en las calles cerca del estadio y los ultras apedrearon el autobús entero. Fueron momentos de mucha tensión porque nos acorralaron y nos tiraron de todo", añade.
En esa presión del aficionado coincide un ayudante técnico que trabajó en el Marsella. "Sacar el balón en un partido normal no tiene nada que ver con salir jugando con 65.000 personas gritando para que falles. Son jugadores profesionales, pero no son robots", subraya.
"LFP Merda".
— Andrés Onrubia Ramos (@AndiOnrubia) October 24, 2021
Los tifos del Velodrome para recibir al PSG.
Lleno total. pic.twitter.com/08UytkGpe3
"Nunca he escuchado nada igual. Cuando vas a sacar un córner siempre escuchas cosas, insultos o lo que sea. Pero jamás he sentido algo igual en un saque de esquina. Se me olvidaron las jugadas ensayadas, solo quería salir de ahí", confiesa otro compañero, que tiene más de dos décadas de carrera y unos cinco clásicos franceses a sus espaldas.
Algunos, para evitar fantasmas del pasado y estar en el ojo del huracán, directamente se borraban de los clásicos. "Pasaba en partidos como este. En aquella época (años 90) había jugadores que no querían jugar el partido. Algunos no querían y otros no aceptaban jugar el clásico, se hacían los lesionados esa semana para no estar en la lista", finaliza un entrenador ya entrenado en el ocaso de su carrera.
En definitiva, el clásico francés entre el Marsella y el PSG no es solo un evento deportivo, sino un acontecimiento que trasciende las fronteras del fútbol para convertirse en una cuestión de identidad, política y pasión desenfrenada. Desde las calles hasta los palcos, la rivalidad entre estas dos ciudades y sus aficiones crea una atmósfera cargada de tensión y peligro. A pesar de los esfuerzos por mantener la seguridad, el fervor de los ultras y las controversias del pasado siguen alimentando la intensidad de este enfrentamiento, recordándonos que, en última instancia, el partido está en la grada, aunque pese a los jugadores de campo.