Macron, mejor que Nike: la clase media pone en jaque al lobby de las camisetas del fútbol español

Los lanzamientos de las últimas horas confirman que el nivel medio de las camisetas sigue subiendo temporada tras temporada. Detallismo, personalización y guiños locales son algunas de las cartas ganadoras con las que las marcas 'de clase media', como Macron, Hummel, Joma o Castore, ponen en jaque a 'la realeza' modista formada por las acomodadas Nike, Adidas o Puma. ¿Qué espera el aficionado actual de la ropa de su club?

Cuando Macron y Osasuna anunciaron su colaboración a largo plazo, supimos de inmediato que se trataba de una gran noticia estética para el club navarro. La confirmación llega a través de una camiseta local sobria y fresca, reconocible, rica en detalles y que no necesita el comodín retro para brillar. Historia y arte se funden en una prenda con 20 iconos en relieve, aplicados a través de la técnica del embossing (realce), que representan la cultura de Navarra.

Para los más curiosos, pasamos lista. Estos son los símbolos que recorren la nueva piel del equipo rojillo: la alcachofa, la alpargata, el toro de San Fermín, la bota de vino, el eguzkilore, el Hartza, la laya, el Momotxorro, el kaiku, el sombrero de los joaldunak, el Castildetierra de las Bardenas Reales, la oveja de Navarra, el pañuelico, la pelota mano, la laxoa, el sello de Teobaldo I, la aizkolaritza, el toro de fuego, las hogueras de San Juan y las campanas de Navarra.

También están teniendo buena acogida las tres equipaciones del Sevilla, fabricadas por Castore y presentadas de forma conjunta bajo el lema 'Ejemplo de Sevillanía'. La casaca titular vuelve a ser sencilla, una fórmula que nunca cansará al aficionado y de la que las firmas van tomando nota. Destacan los ribetes rojos en cuello y mangas, adornados con un zigzag blanco, así como un estampado en tejido jacquard que recrea la unión de las teselas y la tipografía utilizada por Santiago del Campo en un célebre mosaico presente en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Sorprende para bien la visitante, que combina el tradicional color rojo con un atractivo 'morado cuaresma'. El patrón de la camiseta, un recurso que domina Castore, reproduce elementos vegetales de la cerámica sevillana, como las hojas de acanto, un hermoso guiño a la tradición alfarera de Triana. Cuando un fabricante presenta un dúo de equipaciones tan notable, el hincha suele tener más paciencia, ser más comprensivo, con el riesgo habitual de las terceras camisetas. Es el caso de la Third (tercera equipación) sevillista, negra con detalles dorados y rojos que se inspira en la vestimenta tradicional de la Feria de Abril.

Si hablamos de Castore, no podemos obviar los problemas de calidad que han frenado la progresión meteórica de la empresa británica. Clubes como Aston Villa, Wolves o Newcastle ya rompieron el contrato con la marca tras una serie de errores (logotipos ubicados de forma incorrecta, prendas con poca transpirabilidad, escudos despegados…), así que Sevilla y Athletic club están avisados. El diseño y los conceptos brillan, pero la prueba de fuego será la alta competición, sin olvidar a los 'usuarios' que la visten en la calle o en las gradas. Su feedback siempre completa el veredicto final de las equipaciones.

El lanzamiento de la nueva camiseta del Mallorca proporciona una fotografía bien precisa del mercado. Si pudiésemos aislar la camiseta de todo el contexto alrededor, diríamos que es una prenda atrevida y hasta notable. Sin embargo, hay intrahistoria. Los clubes vestidos por las marcas gigantes de la industria, por ejemplo adidas y Nike, a menudo son víctimas de un inevitable catalogazo. El caso del Mallorca es curioso, ya que ha establecido un peculiar hermanamiento con el Friburgo. En las últimas temporadas, los baleares heredan modelos casi idénticos a los utilizados anteriormente por los alemanes. Esto, en la era de la sobreinformación, las comparaciones entre camisetas y la exigencia de unicidad por parte de un fabricante, es un error casi imperdonable para los hinchas. En este caso concreto, además, se trata de una plantilla demasiado extravagante como para pasar desapercibida o poder ser entendida como un ejercicio más o menos inevitable de marca.

Otro recurso que las marcas exprimen hasta la última gota es la melancolía. A algunos nos cansa, pero la popularidad y las ventas nos quitan la razón. En esta fiebre retro, la carrera entre marcas grandes y pequeñas está más igualada. Todas aluden, en mayor o menor medida, a diseños del pasado. En las últimas semanas, destacan las referencias explícitas de Hummel con Las Palmas o de Macron con la Real Sociedad.

Las Palmas celebra su 75º aniversario con una prenda inspirada en los años 90. Sorpresa. Hummel explicó que había añadido "un toque nostálgico y respetuoso hacia aquellos años dorados". El elemento más llamativo son las Pintaderas sobre las mangas, un símbolo patrimonial de las Islas Canarias. En línea con la tendencia de Hummel en muchos de sus clubes o en la selección de Dinamarca, la indumentaria presenta un tejido de efecto mate que garantiza un aspecto retro con la tecnología y transpirabilidad actuales.

El último artificio melancólico para enamorar al cliente son los cordones, más o menos verdaderos, aplicados sobre la camiseta titular. Hummel-Celta y Macron-Real Sociedad han rescatado este recurso, que en los últimos años se había limitado a ediciones conmemorativas. El salto a la camiseta local es una declaración de intenciones.

La Real vestirá una camiseta ultraclásica en la 24-25, como paradójicamente dictan los nuevos tiempos. Se trata de un tributo a las camisetas de la primera mitad del siglo XX y todos los focos apuntan inevitablemente al cuello. Macron vuelve a apostar por el efecto óptico de los cordones, un apartado de domina y que ha experimentado con Sampdoria o Sporting de Lisboa. La camiseta, que además cuenta con un escudo bordado como pide el aficionado actual, está siendo un éxito.

Despertó más dudas el estreno de Hummel x Celta, un club que abandona el incómodo grupo de equipos vestidos por una marca grande que demuestra poco cariño. La culpa la tiene un cuello difícil de digerir, seguro que mejorará con el tiempo y sobre el campo. Tampoco gustan los escudos-pegatina, en parte porque se despegan, en parte por el mensaje supuestamente simbólico que envían las marcas que lo cosen a la camiseta de sus clubes.

Hoy, el cliente se aferra a cualquier resquicio emocional. Hummel arranca su andadura en Vigo con una camiseta cargada de simbolismo, un homenaje a las raíces del club y al deseo de representar con orgullo la tierra. En el tejido celeste aparecen los 313 municipios de la comunidad gallega. Esta vez, la conexión con el hincha va en la letra pequeña.

Comparar distintos equipos, equiparar geografías y realidades siempre es complejo. Recomiendo que, al hablar de camisetas, no entremos ahí. Sí podemos comparar marcas y el cariño que muestran. Es cierto que no todos los clubes de adidas o Nike pueden ser élite, pero resulta evidente que las firmas 'medianas' tratan mucho mejor a sus clientes. Si observamos los últimos lanzamientos, se diría que hoy conviene ser cabeza de ratón