Oblak se agiganta cuando aparece el mejor Real Madrid
![Oblak grita a sus compañeros tras una parada en el derbi. /AFP](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202502/08/media/cortadas/oblak-atletico-realmadrid-RC8lOUkqzuK0Ng09YixBpTN-1200x648@Relevo.jpg?w=569&h=320)
La primera parte del derbi fue deshonesta con el fútbol y con la historia de este enfrentamiento entre blancos y rojiblancos. ¡Qué mala que fue! 22 jugadores andando, pasándose el balón al pie y en horizontal, con más miedo que vergüenza y dejando la sensación de que se tenían demasiado respeto. En ese insulso intercambio de palmadas en la espalda, el Real Madrid se plantó en los siete remates, ninguno entre los tres palos y solo una vez disparó desde dentro del área. Mínimo bagaje ofensivo. Desaparecido, más que ninguno, Vinicius; poco activos Mbappé, Bellingham y un poco más entonado Rodrygo.
El Atlético, por su parte, aprovechó un penalti para llegar al descanso por delante en el marcador. Bien colocados sobre el campo, los de Simeone defendieron bien. Con orden. Parecía, incluso, que se jugaba a lo que querían los rojiblancos que, sin tener el balón ni crear más ocasiones que el rival, tenían una marcha más para buscar rápidas transiciones y asustar más a Courtois.
La segunda parte tenía que salir mejor por obligación. Y lo fue gracias a un Real Madrid que pareció cambiarse la sangre en el descanso. No solo lo significan las estadísticas: 23 remates, nueve a puerta y 11 desde dentro del área, también el juego. Aceleraron los de Ancelotti. Por dentro y por fuera. Por la derecha y por la izquierda. Se vio un Lucas Vázquez pletórico en la faceta ofensiva, aún a riesgo de que en los repliegues tuviera una vez más que sufrir lo indecible.
Tácticamente, el Real Madrid entendió que tenía que llevar el balón lo más arriba posible y entre Bellingham y Vinicius lo consiguieron. La velocidad del balón también fue distinta. Obligó a los rojiblancos a defender mucho más atrás y se agarraron a Oblak, como en tantas ocasiones, para salir vivos. Ocho paradas tuvo que realizar el portero esloveno, ocho intervenciones que negaron el triunfo a un Madrid que fue infinitamente superior tras el descanso. Esa superioridad, sin embargo, no le llevó a los tres puntos.