Marcelo 'Gato' Romero, el anti-Zidane que 'acompañó al baño' al francés: "Peiró me dijo que no se podía mover"
El uruguayo, ex del Málaga, recuerda cómo fueron los momentos vividos en el club malacitano.

Cuando hablamos de Marcelo 'Gato' Romero, la mayoría de la gente en España le recuerda por aquel mediocentro defensivo férreo que jugaba en el Málaga. Era un Málaga importante, que ganó la Intertoto, jugó UEFA, goleó al Barcelona. No fue el de la Champions, pero antes que ese de los millones otro robó el corazón de los malaguistas. El uruguayo ahora vive en Madrid y visita la redacción de Relevo junto a su gran amigo Nacho Rivara, con el que creó una nueva agencia de representación llamada NyM Sports.
El Gato se sienta y habla de todo. En esta primera parte de la entrevista recordaremos su pasado como jugador, cómo fue su llegada al Málaga, la selección uruguaya y más. En la segunda entrega hablaremos del Gato Romero entrenador, del Gato Romero padre y del Gato Romero representante, entre otros más roles.
Cuéntame cómo fue tu llegada al Málaga.
A mí me lleva el director deportivo al Málaga y me presenta al entrenador, que había pedido un mediocentro porque De los Santos se había ido al Valencia. Y me cruzo al entrenador (Joaquín Peiró), que sigue de largo. Y el director deportivo le dice que yo era el mediocentro. El míster esperaba a uno de 1,90 y estaba yo con 1,73. Inmediatamente fueron a buscar a otro mediocentro que era Miguel Ángel, sin verme jugar. Él era un mediocentro más grande. Ese fue mi primer reto, llegar y ver que no me querían, era algo 'bonito' porque los que venimos de Sudamérica lo malo lo intentamos transformar en algo bueno, era mi motivación cuando llegué.
En el año 2001, época donde no existía WyScout, el director deportivo va y te ficha. ¿Cómo fue?
Se fue De los Santos al Valencia y quedaba un sitio en el Málaga. Entonces el Málaga tuvo que salir a buscar un mediocentro bastante rápido. En ese momento Paco Casal, que era mi representante y representante de Gonzalo de los Santos, al hacer la operación de sacar a Gonzalo en ese momento, me propusieron a mí como mediocentro. Estaba jugando en Peñarol, eh, no era cualquier club, y ya con 25 años, con experiencia, en la selección y Copa América, que tenía un recorrido. Pero claro, a nivel de Sudamérica.
¿Eras el prototipo de mediocentro defensivo de la época?
Antes, los mediocentros eran todos gente grande, gente de un metro noventa, un metro ochenta, gente que 'pegaba' mucho. Yo me sentía una especie de Makelele, yo veía a Mauro Silva que estaba en el Dépor. Estaba un poco desapareciendo el rústico, el que daba patadas, llegaba el que daba patadas pero también sabía jugar, estábamos en una especie de cambio de época.
¿Te acuerdas cómo fue entrar el vestuario por primera vez?
Sí. Siempre digo lo mismo. Al final, de que te cuesta adaptarte, te llega el balón, en Uruguay jugábamos con el césped alto, pasaba la pelota, iba lento. Podías pararla con la planta del pie. Acá el césped cortito, lo regaban, lo mojaban. Querías hacer un control y se te iba dos metros, así durante los dos o tres primeros meses. Era complicado. Parecía que no sabía jugar al fútbol. Cada vez que quería controlar el balón se me iba mis dos o tres metros hasta que empecé a darle vueltas. Digo 'bueno, vamos a tener que buscar una solución'. Si al primer control se me va el balón, vamos a hacer un pase solo y como me viene la paso, me quito de problemas hasta que me adapte.
¿Pegaste muchas patadas ese primer año de adaptación? ¿Tenías que pagar multas por las tarjetas amarillas?
Curioso, cuando terminó la primera temporada me quisieron cobrar las tarjetas amarillas. Yo le dije al director deportivo que si me las cobraban tenía que bajar él a pegar patadas. Creo que eran unos 3.500 euros por las tarjetas. Yo decía, ¿cómo me vas a cobrar? ¿Quién defiende aquí? En ese momento te encontrabas a Zidane, Ronaldo, Figo, Rivaldo, el Valencia campeón, la Real Sociedad... jugadores que marcaron una época y era otro tipo de fútbol.
¿Qué significa Peiró para ti?
En el momento que me vio jugar y competir, el segundo partido mío en España fue contra el Madrid, que estaba Zidane. Tuve la fortuna de defenderlo y hacer muy buen partido, a partir de ahí al míster mi concepto de mediocentro le gustó, porque tapaba muchos huecos, de arriba iba bien, hacía muchos kilómetros y le venía bien al equipo porque a él le gustaba jugar al fútbol.
Te catalogaron como el anti-Zidane. ¿Cómo lo llevaste?
Bien, bien. Me acuerdo que fue mi segundo partido en España y salió una foto en el periódico. Sale Zidane duchándose y yo vestido de fútbol detrás, pero para mí eran como retos. Peiró daba la charla a todos y decía: 'Gato, tú tienes que marcar a Zidane. No se puede mover'. Y ahí estaba yo pendiente, cada vez que le llegaba la pelota a Zidane, yo estaba encima.
¿Le decías algo?
No, no, no. En ese momento no había palabras, estaba el juego. Creo que él no se esperaba una persona que estuviera tan pendiente a su marca. Hubo momentos de desesperación, saltamos a cabecear y me hace una brecha. Era para mí un respeto, porque estaba haciendo bien mi trabajo, si él estaba molesto era que yo lo estaba haciendo bien. Siempre intentas cazarlo dos o tres veces hasta que el árbitro dijera basta. La calidad impedía más.
Y coincidiste con Zidane siendo entrenador.
Sí, cuando jugamos en contra. Hubo un saludo normal. Yo sé que en la época que jugábamos él era muy amigo de Paolo Montero (capitán de Uruguay y compañero de Zidane en la Juve). Entonces Paolo me comentaba que Zidane le preguntaba, le decía 'este uruguayo quién es', estuvieron conversando del partido y preguntando. Por mi parte, máximo respeto para uno de los mejores jugadores del mundo, la mejor manera es respetándolo y dando lo máximo, poniéndome a su altura pero a mi nivel.
Le ganan al Barcelona 5-1 en La Rosaleda.
He visto el partido varias veces y fue de los partidos que te sale todo, yo lo veo y troté todo el rato, que casi no toqué la pelota. Fue un partido curioso porque estuvo lloviendo toda la semana, faltaba parte de La Rosaleda por reformas, no se había cortado el césped, entrenamos toda la semana en ese campo. Era complicado jugar ahí. Era un Barcelona bastante fuerte pero el míster utilizó las herramientas que tenía para sacar ese partido.
Pero también hubo situaciones complicadas en Málaga, ¿cómo fueron esos momentos?
Las épocas van cambiando, por suerte para mejor no, porque más allá de todo, a veces el futbolista peca un poco de defender el escudo, peca de sentimiento, peca de estar con la gente y cedes a muchas cosas, más que nada lo económico, que lo aparcas. Porque para mí el Málaga siempre fue un sentimiento, fue una locura. He aparcado el tema económico, he dejado de cobrar para que otros chicos lo hagan en los momentos más complicados. Y como jugador también eh, yo jugué lesionado, me infiltré, estuve roto y volví a jugar, puse mi físico a servicio del club y después ves que no es igual con los que mandan. Eso sí, yo siempre separo a lo que es el club, la gente y el escudo a lo que son las personas que entonces lo manejaban y tomaban ciertas decisiones.
¿Tus compañeros sabían que no cobrabas para que cobrasen otros?
Lo hacíamos varios, algunos de los que cobrábamos más, cedíamos, no cobrábamos para que lo hiciesen otros. A lo mejor un mes de salario nuestro servía para pagar a todo el plantel juvenil y nosotros íbamos cobrando de aquella manera. El club tenía mucha deuda conmigo y no te esperas que al final, cuando has cedido durante tanto tiempo, pensabas que ibas a tener el problema de no cobrarlo.
Hoy está la AFE para ayudar con eso, ¿antes tenían ayuda?
No pensabas en eso, pensabas en el club. No pensabas en el dinero, pensabas en jugar. No estabas pensando en el director deportivo que gestionaba, pensabas en toda la gente que iba al estadio a ver al Málaga. Por eso digo que han cambiado las épocas, la parte económica era un segundo plano, velabas por el club, tus compañeros... nosotros entrenábamos siempre a puerta abierta, jugáramos bien o mal, la gente nos veía y nos decía dos o tres cosas, nunca pasó nada. El tema económico era un segundo plano, estabas porque te gustaba, porque querías ser el mejor.
Fernando Sanz pasó de ser compañero a presidente. ¿Cómo fue eso?
Estuvimos cinco años de compañeros, tuvimos buenas etapas, campeones de Intertoto, casi clasificamos en Liga para UEFA... sufriendo, no cobrando, pero cuando hay un cambio como ese se complica más, porque él toma decisiones que perjudica a varios compañeros económicamente, sabiendo todo lo que estábamos haciendo nosotros dentro del vestuario para que el club continuara en el momento más crítico. Desde ahí esa relación no es la misma porque toma una decisión que económicamente nos perjudica a varios, con otros llega a una cierta solución. Pero dentro del fútbol hay códigos y maneras y no se tuvo ese código moral con un compañero.
¿Pudiste salir del Málaga en algún momento?
Tuve para irme varias veces y una fue cuando se iba Makelele del Madrid, yo estaba en la órbita para ir. Y tuve la posibilidad de irme para Inglaterra y mejorar contrato, fue a los tres años, duplicaba lo que ganaba pero ya te digo, no era el dinero lo que me empujaba.
¿Cómo fue lo del Madrid?
En ese momento estaban en la órbita Mauro Silva, Pablo García de Osasuna, estaba yo en el Málaga... éramos de los mediocentros más atractivos en lo que quería el Madrid, éramos los más parecidos a Makelele. Si tenías a Zidane, Ronaldo, Raúl... hubo conversaciones con mi representante pero ya está. Estaba en esa lista de posibilidades del Madrid pero hasta que no estuvieran las cosas hechas, no había nada.