Cuando Matthäus estuvo a un paso del Madrid: "Hablamos con Mendoza, pero no hubo acuerdo con el Inter por un tema de Zamorano"
Relevo entrevista a Lothar Matthäus, uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos. Sus declaraciones suponen un vademécum balompédico que va de la Bundesliga a Flick, pasando por Lewandowski, Maradona en el Mundial'90, Guardiola y el Madrid de los Galácticos.

Lothar Matthäus (Erlangen, Baviera, 1961) fue un futbolista especial. A medida que iba adelante con los años, retrasaba su posición ganando así en inteligencia. Sólo un puñado de jugadores han pasado por ese iluminado retroceso terapéutico. Sí, quizás Rijkaard, Gullit, Effenberg o incluso Romario, quien una vez soltó en una entrevista su deseo por terminar la carrera de mediocentro. Eso solo lo pueden hacer los más grandes y superdotados, cuyo axioma del balón no está sujeto a comprobaciones. Nace dogma ya. El jerarca alemán lo sabe.
Lothar jugó cinco mundiales y se retiró -hace veinticinco primaveras- con casi cuarenta años en el exótico fútbol estadounidense. Héroe eterno en el Bayern de Múnich, también formó parte de ese Inter dei tedeschi, con Klinsmann y Brehme. Todos bajo el paraguas de Giovanni Trapattoni, un técnico italiano con mimbres teutónicas. Nada era casual entonces. Tampoco hoy, quizás.
Usted lo ganó todo, salvo la Champions. A nivel de selecciones, la coronación fue el Mundial, pero en 1980 también alzó la Eurocopa. Hábleme de ese fútbol que usted conoció en la Alemania Occidental antes que cayera el Muro.
En esa década jugué en el Borussia Mönchengladbach (1979-84), Bayern Munich (1985-88) e Inter de Milán (1988-92). En esa Alemania, respecto a hoy, lógicamente faltaban infraestructuras sofisticadas, estadios más modernos y vanguardistas. Hoy tenemos los más bonitos del mundo, aunque también te digo que la gran remodelación comenzó para acoger el Mundial del 1974. Por ejemplo, el Olympiastadion de Múnich. Fue un gran periodo ese en la Bundesliga, con grandes equipos, mucha rivalidad, la disputa de muchas finales también a nivel europeo, los hinchas -como hoy- que llenaban siempre los campos. Era una competición dura. Estaban el Hamburgo, el Colonia, Shalke, Kaiserslautern… El nivel de la liga era, sin duda, de los mejores del mundo. Después, sí, el Bayern dio un salto enorme entrando en otra dimensión mediática. Se desniveló algo.
Ya venía de ganar tres Copas de Europa en los setenta, donde rivalizaba con el Ajax.
Sí, enseguida acaparó todo y tomó ventaja. En los ochenta ganó campeonatos también. Dicho esto, la Bundesliga era enorme. Muy fuerte, algo así como la Premier League de los últimos veinte años. Esa gran rivalidad me recuerda, de alguna manera, a cuando en España estaban no solo Barça, Madrid o Atlético, sino Villarreal, Deportivo, Athletic, Real Sociedad, Espanyol y Valencia. Creo que, en los ochenta, sólo el Calcio estaba por encima nuestra.
Yo recuerdo sus duelos épicos contra el Madrid en los noventa. Raúl, Guti, Giovanni Elber, Basler, Casillas, Khan, Roberto Carlos, Schooll… Fútbol para adultos. ¿Era el mejor equipo de todos para usted?
Había mucha rivalidad, sí. Eran duelos frenéticos. También a principios de siglo. Creo que a finales de los ochenta y principios de los noventa el mejor era el Milán. Ganó todo, y varias veces. Sobre el Madrid, qué decir, siempre tuvo a los futbolistas más grandes. Es un club especial, la historia del fútbol en sí. Es de los que más mueve en general… Los aficionados, su filosofía… Mbappé, antes Guti, Ronaldo el Fenómeno, Casillas que estuvo toda la vida… ¿Qué más añadir?
Raúl.
Sí, también. Pero luego se marchó al Schalke, y aunque lo hizo bien ya no fue lo mismo. El Madrid tuvo a los más grandes siempre: Roberto Carlos, Zidane, Los Galácticos… Haber jugado contra ellos es un orgullo, porque te obligan a dar el máximo. Fue una locura.
Hablemos de entrenadores. Usted tuvo muchos y buenos. Ottmar Hitzfeld en el Bayern, Beckenbauer con Alemania, pero le cito tres nombres concretamente que tienen que ver con el pasado y el presente de este deporte. Heynckes, Trapattoni y Flick, su ex compañero en Baviera.
Jupp fue mi primer entrenador en Mönchengladbach. Guardo un magnífico recuerdo suyo. Sobre Flick, qué decir… Es uno de mis mejores amigos. Coincidimos varios años en el Bayern a mediados de los ochenta. Tengo una excelente relación con él, y estoy contento por lo que está haciendo en el Barça. Está muy feliz. Ya demostró sus cualidades como técnico del Bayern, ojalá siga igual de bien como hasta ahora. Me consta que está de maravilla en Barcelona… Con los chicos, el presidente, la gente… Se ve la felicidad en su cara. Creo que puede igualar lo conseguido en el Bayern. Sí, está en el camino de lograr todo.
¿Y Trapattoni?
Diferente a los anteriores. Era puro catenaccio. Por partes: Flick es ofensivo, mientras que Heynckes en Madrid y Munich tuvo magníficos futbolistas. Insisto con el técnico del Barça, que se pasó una vida como asistente. También con Alemania (con Löw). Le deseo lo mejor allá donde esté. Es mi amigo, un grande.
¿De qué manera Guardiola y Ancelotti han mejorado el fútbol alemán?
Ancelotti es un poco más como Trap. Guardiola es más Flick. A ver, matizo esto… Carlo es muy táctico, y su fútbol a veces resulta no ser tan espectacular. No es un integralista del cuero. Recuerdo con Pep, quien nos aseguraba siempre un 75% de posesión de balón. Verlo al inicio fue fantástico. Para ello, necesitaba jugadores técnicos y rápidos mentalmente. Mira su Barça, con Messi, Iniesta o Xavi… Verás, Carlo era más estilo italiano. Más basado en el control de juego y en dominar otros intangibles. Muy grandes ambos, sin duda.
En su carrera deportiva lo máximo fue el Mundial contra Argentina en Italia'90. Era Matthäus contra Maradona.
No, para nada era uno contra el otro. Yo a Diego ya le conocía. Nos habíamos enfrentado muchas veces en la Serie A. También con otras estrellas del Milán, Sampdoria, Juventus, Nápoles… ¿Entiendes? La victoria fue importante, sí. Sucedió en el lugar justo y en el momento mejor. Fue una coronación. Mira, yo comencé en una ciudad pequeña a jugar a fútbol, no había mucha presión, ni demasiados periodistas… Luego llegué al Bayern, que era todo lo contrario. Fue un paso adelante para crecer y mejorar, adquirir más personalidad y determinación. La vida es esto: crecer mentalmente para afrontar nuevos retos y experiencias. Sólo así se crece.
Sorprende la mentalidad alemana. Ustedes pierden la final de la Champions contra el United en el descuento (1999). Collina les arropa. Memorable ese Matthäus de líbero detrás de la línea de cuatro (Linke, Tarnat, Kuffour y Babbel). Dos años después, ya sin usted, se levantan y ganan al Valencia. No debió ser fácil.
Había que levantarse para ganarla. Años atrás también hicimos lo propio contra el Borussia Dortmund. Pienso que de momentos negativos surgen energías muy positivas. La clave a es volver siempre a intentarlo. Una y otra vez.
A otro que usted conoce muy bien es Robert Lewandowski. Héroe eterno y longevo. Sigue haciendo de las suyas en Europa. Desde Rummenigge no hubo nadie con tanto impacto allí, en la competición doméstica. ¿Le ve a su altura?
Cuando hablamos de Robert hay que citar directamente al Torpedo Müller. Sí, ese es el baremo. El polaco, con sus goles en Alemania y por todo el mundo… La comparación es con él. Müller y después Robert.
¿A usted alguna vez le quiso fichar el Barça o el Madrid?
El Madrid una vez. Era el año 1991. El presidente era Mendoza, y nos vimos en un hotel de Ginebra. Me buscaron, y yo quise fichar por ellos. Ya había ganado muchos títulos con el Inter. En dos horas teníamos todo definido prácticamente. Ellos habrían pagado 18 millones de marcos por el traspaso, una locura en aquellos tiempos.
🏅 | MATTHAUS
— Inter ⭐⭐ (@Inter) May 3, 2020
"Ricordo tutte le partite giocate all'Inter. Sono stati solo 4 anni su 21 della mia carriera, ma sono stati i momenti più belli ed emozionanti". Qual è il vostro ricordo più emozionante di @LMatthaeus10?
Oggi la programmazione di @Inter_TV è dedicata a lui! pic.twitter.com/uXhmUtlrHw
¿Qué sucedió?
Yo tenía contrato con el Inter hasta 1993, pero Trapattoni también quería marcharse. Pensaba que había llegado la hora de cambiar de aires en busca de nuevas motivaciones. Quería irme al Madrid, pero la directiva no se puso de acuerdo con el presidente del Inter (Ernesto Pellegrini). Al parecer había problemas entre ambos clubes porque querían fichar a Zamorano. Ese era el tema. Al final, el club nerazzurro bloqueó la operación.
Un año antes de ese traspaso fallido usted logró el Balón de Oro. Schillaci terminó segundo. El primer español clasificado fue Martín Vázquez (12º). ¿Le gustaba el madrileño?
Buen jugador, sí. Lo hizo bien tanto en el Madrid como en el Torino. ¿Qué pasa? ¿A ti no te gustaba? Tenía visión de juego, gran calidad. Me acuerdo perfectamente de él. No era una súper estrella, pero sí un magnífico futbolista.