Sí, yo soy de Bilbao y también estoy harto del culebrón Nico Williams

Empiezo dejándolo claro para que no queden dudas y, de paso, ponérselo fácil a la horda de aficionados culés que pululan por redes sociales en torno a cualquier publicación rojiblanca en estos días: Estoy harto del culebrón de Nico Williams.Me alegra saber que también lo están en el Athletic Club, que lo ha demostrado primero en boca de su presidente, Jon Uriarte, y después en las de Ernesto Valverde y Óscar de Marcos. Este último con su elegancia habitual, pero también con contundencia, refiriéndose a una marea y una corriente de opinión que no comparte.
Había pocas dudas de que pasaría, pero ya se le han echado muchos a la yugular para criticarle por "presionar" -eso dicen algunos- al pequeño de los hermanos. Se olvidan que en una de sus frases dice bien claro que respetarán su decisión porque le tienen "mucho cariño". Se olvidan también de que quien habla es Óscar de Marcos, capitán en mayúsculas del Athletic con 15 temporadas a sus espaldas y camino de la decimosexta, compañero de Iñaki y Nico desde que ambos debutaron y muy cercano a la familia Williams, como él mismo ha dicho también.
He llegado a leer en redes también algún intento de humillación exponiendo que Óscar tiene tres títulos en 15 años en Bilbao. Definitivamente, no han entendido nada. Expongo esto como ejemplo de la espiral de surrealismo en la que nos encontramos. Repito, hay gente criticando a De Marcos por presionar a Nico. Es el mundo al revés. La realidad es que estamos asistiendo a un culebrón que hace justicia al mundo en el que vivimos. Tiene todos los ingredientes. Esa sociedad del conmigo o contra mí, de trincheras en las que se defiende una posición a ultranza y en la que el que opine diferente es el enemigo. Si mi bando dice A, es A. Si el mío dice B, es B. Lo que se salga de ahí da para insultar, menospreciar, faltar al respeto…
Un ejemplo: Laporta criticaba a representantes del PSG por hablar públicamente de la posibilidad de fichar a Messi. "Eso no pasa", decía en una entrevista con Rac1 de hace unos años. Supongo que ese sentir se le olvidó cuando él mismo habló del interés y la capacidad de pagar la cláusula de Nico Williams. A sus seguidores, también. Eso es lo que enfada y tiene a Bilbao en pie de guerra, no que le fichen o no. Eso ha pasado y pasará en el mundo del fútbol, algo que entienden perfectamente todos los actores rojiblancos. Insisto y repito una frase de De Marcos que ha pasado por alto: "Se le respetará".
Aclaro esto porque hay una corriente que compara el caso Nico Williams con el intento del Athletic de incorporar a Aimar Oroz, fichar jóvenes promesas en canteras cercanas o negociar con jugadores con contrato -una de las mayores incongruencias del mundo del fútbol, ya que por ejemplo es imposible pagar una cláusula sin hablar antes con el jugador que debe abonarla-. Nico es libre de hacer con su futuro lo que desee, faltaría más, y la responsabilidad del resto es la de no montar un circo a su alrededor.
De paso, toda esta novela tiene también esa nueva visión del mundo de la generación Tiktok, en la que nos hemos acostumbrado a querer todo encapsulado en píldoras rápidas y de fácil digestión. Si algo se escapa de un molde de inmediatez, nos molesta. En Barcelona quieren a Nico vestido de azulgrana esta semana y, en Bilbao, que Nico ofrezca una declaración contundente que espante cualquier posibilidad de cambio de aires. Pero la realidad es que esto, el futuro de una estrella capaz de ser MVP de una final de la Eurocopa y uno de los más deseados del mercado internacional, no funciona así. Ni se decide en dos días, ni se pueden cerrar puertas. Se están pidiendo imposibles.
En ese rastreo incesante de la novedad, cómo no buscar mensajes encriptados en cada detalle para sacar conclusiones. He de reconocer que la de la amistad me tiene perplejo. Como está siempre con Lamine y los del Barça, parece evidente que quiere jugar con ellos. Tener en el vestuario rojiblanco a su hermano de sangre y en Bilbao a toda su familia y amigos más íntimos debe dar igual.
Yo no tengo ni idea de qué va a pasar y creo que no lo sabe ni siquiera Nico a día de hoy. Sí sé que hay un lógico hartazgo social en Bilbao y que la situación actual no beneficia a nadie. Yo, de paso, recuerdo que el Athletic ganó la Copa hace menos de cuatro meses, que vuelve a Europa seis años después, que ha incorporado a dos muy buenos futbolistas, que hay proyectos de futuro muy ilusionantes en Lezama y que Bilbao está ante una temporada tan divertida como ambiciosa. Vaya, quizá he acabado con una reflexión que para alguno es una muestra evidente de que Nico se va. Siempre sacando conclusiones.