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Bryan Gil: el fútbol de las calles de Barbate regresa a casa

El extremo zurdo vuelve al Sevilla, donde militó desde alevín hasta debutar con el primer equipo en 2019. La insistencia de Sampaoli, clave para convencerlo.

Bryan Gil celebra un gol con el Sevilla./ABC
Bryan Gil celebra un gol con el Sevilla. ABC
Samuel Silva
Alonso Rivero
Nacho Sanchis

Samuel Silva, Alonso Rivero y Nacho Sanchis

El hijo pródigo regresa a casa. Bryan Gil Salvatierra (11-02-2001), nacido en Hospitalet de Llobregat por circunstancias familiares pero criado en Barbate, vuelve al Sevilla. Su fútbol atrevido y descarado que aprendió en las calles de la localidad pesquera gaditana regresará al Ramón Sánchez Pizjuán, el estadio en el que se hizo futbolista profesional. De aquel joven con apariencia débil pero una velocidad endiablada a este Bryan que llega curtido tras pasar por el modelaje de José Luis Mendilibar y la Premier. Y bajo petición de Jorge Sampaoli, un entrenador que ya lo conoció en su primera etapa en el club sevillista y que lo quiso reclutar para el Olympique de Marsella. Llamadas telefónicas del argentino y también de Joan Jordán, uno de sus amigos en el vestuario, lo han ayudado en estos días complicados en Londres.

Bryan llegará cedido al Sevilla cedido hasta el final de temporada procedente del Tottenham, el club que abonó 25 millones de euros más Lamela hace año y medio para contratarlo. Sin continuidad en el conjunto londinense, ya la pasada temporada la terminó a préstamo en el Valencia, un club que también lo ha tenido en su agenda en este mercado invernal. Pero ahora Bryan quería regresar a casa, a ese Sevilla al que llegó con apenas diez años y con el que fue ascendiendo peldaños hasta debutar con el primer equipo de la mano de Pablo Machín.

Tras ser reclutado por Pablo Blanco, que apostó por Bryan Gil desde el comienzo incluso superando la competencia de otros equipos andaluces, el joven zurdo se convirtió en una de las perlas de Nervión. "El gran sacrificio lo hicieron sus padres", recuerda el director de la cantera sevillista, que fichó al joven tras verlo en acción en un campeonato con la Escuela de Fútbol de Barbate. Entonces, su padre, que trabajaba en la construcción y se vio afectado por la crisis del sector, cogía un coche prestado para traerlo cada día hasta la ciudad deportiva del Sevilla. Ya en edad cadete, el club sí le facilitó el acceso a la residencia, donde incluso Bryan recibió una atención especial. Debido a su ligereza de peso, el barbateño se convirtió en el único canterano que participaba en los almuerzos del primer equipo, con la idea de mejorar su físico.

Su imagen, a lo The Beatles, también lo colocó en la escena hasta convertirse en el ojito derecho de Joaquín Caparrós. Su ayudante, Luci Martín, lo hizo debutar en el filial sevillista justo antes de que firmase su primer gran contrato con el Sevilla. "Quiero jugar aquí toda la vida", llegó a decir el barbateño, que pronto tendría que hacer las maletas para madurar como futbolista de élite. Tras apenas contar para Julen Lopetegui, Leganés fue el primer destino de Bryan. En el conjunto pepinero no acabaría de asentarse y, además, conocería el amargo descenso de categoría. Más fructífera sería su siguiente cesión al Eibar, donde la experiencia con José Luis Mendilibar, especialista en modelar a promesas como David Silva o Marc Cucurella, lo acabaría de curtir. "Nos preguntamos cuando llegó cómo pudo el Sevilla dejarlo escapar, aunque seguro que aquí tendrá los minutos que quizá le faltarían allí. Ojalá siga así por el bien del equipo y por el bien de todos", expresó Rober Correa, entonces compañero en el equipo armero. Cuatro goles y tres asistencia colocaron a Bryan en el candelero, aunque no pudiera evitar otro descenso a Segunda.

Incluso ese buen trabajo con Mendilibar le valió para debutar con la Selección española en marzo de 2021. Luego llegarían los Juegos Olímpicos de Tokio y su millonario traspaso al Tottenham, donde ni con Nuno primero ni después con Conte ha llegado a lograr la deseada continuidad. Ahora su Sevilla lo espera con los brazos abiertos para recuperar esa versión que encandiló en la cantera y que Sampaoli quiere disfrutar. No han sido días fáciles para Bryan, al que el club londinense le había cerrado la puerta de salida tras prometerle que se la facilitaría. Horas amargas y de llantos para Bryan, que ahora tendrán un final feliz con la vuelta a casa.

24 horas de infarto en Inglaterra

Bryan Gil estaba frustrado en Londres. Su falta de minutos sumado a la crisis personal que vivía por no terminar de asentarse en el diferente ambiente británico había llevado a que el jugador afrontara con resignación los días en el Tottenham. Una fuente muy cercana al futbolista trasladó a Relevo que el jugador "había perdido la motivación por entrenar", pensamientos que según ha podido confirmar este medio, el propio Bryan trasladó a Conte el pasado viernes.

Y ahí residió la clave. Contrariamente a lo que se pueda pensar, Antonio Conte siempre ha sido partidario de que Bryan Gil saliera siempre y cuando llegara un recambio. Con el fichaje de Danjuma, Conte dio el OK, pero Daniel Levy se negaba a dejar salir a un fichaje de 25 millones de euros, más si cabe al club precisamente que recibió esa cantidad.

Tras escuchar a Bryan y conocer las intenciones de Levy, Conte habló personalmente con el presidente y le trasladó lo que para muchos ya era una evidencia: lo mejor para todos era que Gil se fuera a un lugar donde tuviera minutos asegurados. Bueno para el jugador, pero sobre todo bueno para el Tottenham, para que su activo no pierda valor. Después de las repetidas negativas, Levy se tomó unos días de reflexión y tras su conversación con Antonio Conte, el mismo domingo dio por fin el 'ok' a que Bryan saliera. Del no al sí en poco más de 24 horas.