Así se fichaba en los torneos de verano: Cruyff comprado como algodón y el intento de 'birlar'
De los 70 a los 90 eran la salsa de agosto y en sus entrañas se gestaron grandes operaciones de mercado. El Real Madrid apenas pescó en ellas, prefería los Mundiales.
![Johan Cruyff, en uno de sus primeros partidos con el Barça. /EFE](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202307/25/media/cortadas/cruyffg-RaeKJJK1AfeOTQLVSBxGpmK-1200x648@Relevo.jpg)
Ningún aficionado futbolístico de la época podía resistirse a su encanto. Eran la salsa del verano, aunque nada hubiera en juego más allá de lograr poner en pie para las fotos de rigor los impresionantes trofeos que se llevaban los campeones. Cerca de medio centenar de torneos de verano se consumían cada mes de agosto a lo largo y ancho de la geografía española y en muchos de ellos, se consumaron fichajes de última hora verdaderamente representativos en la historia del balompié patrio. De Cruyff a Rivaldo pasando por Luiz Pereira, Leivinha y Donato... y la explosión de Messi en el Gamper 2005.
De los 70 a los 90. Tres décadas en las que no existían las plataformas futbolísticas de ahora y los secretarios técnicos del momento, entonces no tenían todavía la categoría de directores deportivos, aprovechaban el flujo de los torneos de verano para apuntalar sus plantillas. No había ciudad que se preciara que no tuviera su cita veraniega con el fútbol, que solía servir, además, para la presentación oficiosa del equipo ante la nueva temporada. El despliegue era enorme. No había mejor forma y más barata de ver equipos y jugadores en directo, tanto europeos como sudamericanos, sobre todo brasileños, sin olvidar a los argentinos y a los uruguayos. Cada club apuntaba según sus potenciales económicos, pero se imponía el 'low cost'.
Los más pudientes solían apuntar al Teresa Herrera (La Coruña) y al Ramón de Carranza (Cádiz). Los dos torneos por antonomasia con permiso del Colombino, el Costa del Sol, el Bernabéu, el Gamper... Eran como un desfile de estrellas llegadas desde todos los rincones del mundo. Por el estadio de Riazor, en sus 76 ediciones, y por el Carranza, en sus 68, pasaron los mejores clubes y jugadores de aquellas épocas. Además de toda la esencia del fútbol nacional con sus rutilantes extranjeros, por allí pasearon los Pelé, Garrincha, Rivelino, Zico, Dalglish, Cruyff, Eusebio, Beckenbauer, Gerd Muller, Blokhine, Dalglish... Imposible resumir en estas líneas tanta opulencia futbolística que, como no podía ser de otra manera, encierra un buen puñado de historias dignas de la narrativa.
Cruyff se escapa para firmar por el Barça
Agosto de 1973. Johan Cruyff ya era Johan Cruyff. Con sus tres Copas de Europa. Su Ajax es invitado al Teresa Herrera. Mientras él participaba sobre el césped en un extrañísimo partido en el que el Spartak Trnava (Checoslovaquia) remontaba a su equipo un tempranero 3-0 para acabar 5-3, en el palco de Riazor los ejecutivos del Real Madrid y el Barcelona, representados por Agustín Domínguez y Armand Caraben gestionaban su contratación con los directivos del club holandés desplazados a La Coruña. Allí mismo, sobre la marcha, el club blanco decide retirarse de las negociaciones. La operación le parece demasiado cara. Mientras, el gerente azulgrana, ganador de la batalla, avisa a su presidente, Agustín Montal: hay vía libre para el fichaje de Johan.
El mandamás barcelonista no quería sorpresas y viajó en persona desde Barcelona hasta Santiago de Compostela y Johan Cruyff abandonó la concentración del equipo en La Coruña y la mañana del tercer y cuarto puesto (5 de agosto) también se desplazó a la capital gallega. La cita fue en el Parador en el más absoluto de los secretos. Montal, años después, comentó que obligaron a Cruyff a firmar ese día el contrato para que ya no se pudiera echar atrás. La operación se hizo oficial el 13 de ese mismo mes en Ámsterdam. Además reconoció que para transformar los 60 millones de las antiguas pesetas, que costaba el jugador, en florines, moneda holandesa, tuvieron que hacer una triquiñuela y explicar oficialmente a las autoridades que se estaba comprando una materia prima, concretamente algodón, y no un futbolista. Así consiguieron las divisas correspondientes. Montal se dedicaba a la industria textil.
Pereria y Leivinha viajan con sus víctimas
Trofeo Carranza. Agosto de 1975. Último día del mes. Final del torneo. Palmeiras-Real Madrid. Triunfo brasileño por un rotundo 3-0. En sus filas, dos mundialistas del año anterior en Alemania 74: un central fantástico, Luiz Pereira (24 años) y un delantero estilista y goleador, Leivinha (23), que importó la 'bicicleta' a España. El equipo brasileño viaja el lunes a Madrid para disputar el partido homenaje a Ufarte, extremo internacional del Atlético que se retiraba. Los dos, ajenos a que se está negociando su futuro en el palco del estadio Vicente Calderón, disputan el partido y esa misma noche parten para Sao Paulo.
En su mismo avión viajan ya el vicepresidente del club, Salvador Santos Campano y el médico, Enrique Ibáñez. Ahí, en pleno vuelo, tienen las primeras noticias de que su futuro inmediato puede estar en la Liga española. Su respuesta afirmativa fue inmediata. La mirada de complicidad entre ellos fue definitiva. Luiz Pereira lo recuerda con rigurosa exactitud para el tiempo que ha pasado. "Lo que más nos llamó la atención es que en el avión, cuando nos hablaron de la posibilidad de fichar por el Atlético, viajaban de regreso a Brasil los dos jugadores brasileños que el Atlético acababa de fichar, Sena e Ivo. Para ficharnos a nosotros tenían que echarles a ellos y si ya estaban en el vuelo de vuelta es que lo nuestro debía estar ya hecho... Eso pensamos. Al día siguiente teníamos libre, pero el club nos citó en la sede. Estaba nuestro entrenador, Osvaldo Brandao y el presidente Pascual Voltes, de origen italiano. Hablamos por teléfono con Luis Aragonés, que era el técnico del Atlético y dimos el sí. Al día siguiente nos volvimos para Madrid. Se acababa el plazo de fichajes y teníamos que firmar. No pudimos jugar los primeros partidos de Liga por problema de papeleos. Así se gestó nuestro traspaso con dos viajes de 12 horas en dos días. Dijeron que el Atlético pagó por nosotros un millón de dólares, me parecía muy poco, pero..."
Don Donato al mostrador de Iberia
Nueva final del Carranza. 1988. Atlético-Vasco de Gama. Triunfo rojiblanco (2-1). En el equipo brasileño jugaba un tal Donato, centrocampista con el '8' aquella noche por la lesión de un compañero, aunque su verdadero puesto era de central. La mañana del partido se había rumoreado que el Atlético iba a fichar al lateral derecho del Vasco, Paulo Roberto, pero la convincente actuación de Donato en la final llamó la atención del técnico rojiblanco, José María Maguregui, que luego duraría tres semanas en el cargo.
El jugador se enteró de su fichaje por el Atlético en el aeropuerto de Jerez donde estaba con su equipo para viajar a Madrid. Fue en una llamada por megafonía. "Por favor, Don Donato acuda al mostrador de Iberia". Rápidamente cambió su destino. En Madrid, en el club financiero Inmobiliario, Jesús Gil y Gil le esperaba con un contrato de cuatro años por el que iba a ganar diez veces más que en Brasil, pero bastante menos que algunos de los suplentes del Atlético, según se enteró más tarde. Se incorporaba como tercer extranjero porque Baltazar, que fue su mejor valedor para el fichaje, y Futre ya formaban parte de la plantilla. El presidente, cuando le estrechó la mano de bienvenida, le aseguró que su ficha "se le aumentaría anualmente si se portaba bien y no daba guerra".
Rivaldo con nocturnidad y alevosía
Otra vez el Teresa Herrera. Otra final. 14 de agosto de 1997. El día anterior el Barcelona de Van Gaal, ya sin Ronaldo traspasado al Inter, había jugado la previa de la Champions contra el Skonto de Riga y aunque ganó (3-2), el Camp Nou despide al equipo con pitos. ¡Alarma general! ¡Hay que traer un pelotazo! Al día siguiente, muy temprano, la operación Rivaldo se pone en marcha. Esa tarde el brasileño tenía que jugar la final del trofeo con su equipo, el Deportivo, contra el PSV. Cierto es que meses antes, dándose por hecha la marcha de Ronaldo, se había hablado del posible interés del club azulgrana por el futbolista brasileño, pero sin más.
Un emisario azulgrana, Lito Miguez, intermediario, visita al jugador en su hotel con su compañero Mauro Silva de testigo. Le hace oficial la oferta del Barça, seis temporadas a 500 millones de pesetas cada una y su intención de pagar la cláusula de indemnización de 4000 millones más IVA. Rivaldo pide contestar por la tarde. Quiere consultar con su mujer. Horas más tardes da el sí, juega la final del trofeo con el Deportivo y celebra el triunfo de rodillas con una gran sonrisa al lado del trofeo. Dos horas después está subido a un avión con destino a Barcelona, Por la mañana reconocimiento médico, firma y presentación. Rivaldo jugó esa final del Teresa Herrera sabiendo que era su último partido con el Deportivo. En el descanso, el rumor comenzó a correr por el palco de Riazor. A Augusto César Lendoiro, presidente deportivista, casi le da un 'patatus'.
Así lo explica. "Según se lanzaba el último penalti de la tanda en la final que jugábamos contra el PSV, me enteré de que Rivaldo se marchaba al Barcelona. Me lo dijo Alberto Toldrá en ese momento, ni antes, ni después. En las horas anteriores se había gestionado toda la operación. José María Minguella, desde la distancia, había estado en permanente contacto con el jugador y se había hecho todo a espaldas del Deportivo. Tenían claro que iban a pagar la cláusula, que por cierto era de 4.100, no de 4.000".
Fabio, el padrino de Leo
Lo de Leo Messi en el Joan Gamper 2005 (24 de agosto) no fue un fichaje, pero, casi, como si lo fuese. Más de una vez, Fabio Capello, que fue uno de los protagonistas de la situación, ha comentado públicamente y también en 'petit comité' con diferentes matices, que estaba convencido de que su intervención en el asunto resultó decisiva para que Leo Messi no se fuese cedido a ningún club y comenzara jugar de titular casi de inmediato de producirse la escena.
"La cara que me puso Rijkaard cuando me acerqué a él en pleno partido y le dije que nos cediera al '30' fue un tanto extraña. También es verdad que el partido estaba en juego, pero se quedó parado, como no entendiendo que le dijera allí mismo que ese chaval que aquel día jugaba de extremo derecha era muy bueno. Luego, en el descanso, le fui a buscar otra vez y le dije que nos los cediera un año a la Juventus. Sabíamos que tenía problemas burocráticos, de papeleo y no podía comenzar la Liga. Entonces ya me dijo que los problemas se solucionarían y jugaría muy pronto". Al menos lo intentó.
Con el tiempo, Capello llegó a pensar que su petición a Rijkaard, a quien había entrenado en el Milan, pudo precipitar y acelerar la titularidad de Leo que competía en aquellos tiempos con 18 años con Eto'o, Ronaldinho, Deco, Giuly, Larsson...
Kaká pide salir en un Teresa Herrera
Nunca se podrá saber si por casualidad o porque ese mercado recurrente de última hora no le complacía, el Real Madrid nunca explotó el mercado de los torneos de verano. Un repaso a su legión extranjera desde los 70 confirma la teoría que no pescaba en esos caladeros, sin embargo sí lo ha solido hacer de forma rutinaria en los Campeonatos del Mundo. A saber: Breitner (Alemania 74), Spasic y Hagi (Italia 90), Ronaldo (Corea-Japón 2002), Cannavaro (2006), Khedira, Ozil, Di María (2010), James, Kroos, Keylor (2014), Courtois (2018)... Aunque algunos de estos jugadores, evidentemente, ya podían estar en el radar blanco antes del Mundial.
Por el contrario, quien sí se despidió del Real Madrid en un torneo de verano, concretamente en el Teresa Herrera 2013, fue Kaká. Después del partido, en la zona mixta de Riazor, dijo claramente que le había pedido al club salir porque no sentía que no tenía la continuidad necesaria. "No estoy satisfecho con mi situación y el club ya sabe que quiero salir cuanto antes". Así fue, fichó por el Milan y no comenzó la Liga.