¿Por qué Mikel Merino encajaría en la idea de Hansi Flick?
El FC Barcelona está pendiente del jugador de la Real Sociedad para reforzar su centro del campo.

La marcha de Sergio Busquets el verano de 2023 abrió una herida que no ha cicatrizado. El mediocentro, la figura troncal que en gran medida ayudó a narrar los éxitos -y derrotas- del FC Barcelona se iba, y con la incapacidad de Oriol Romeu para ni siquiera actuar como placebo, Xavi se vio forzado a ir inventando soluciones, siempre de dos en dos, ya que nunca volveríamos a ver a un único mediocentro en la sala de máquinas. Con el aterrizaje de Hansi Flick, la idea es la misma: "Es muy importante la figura de un 6 a nivel defensivo para que ayude a los cuatro de atrás", contaba en Barça One. Y aquí emerge el nombre de Mikel Merino. ¿Para qué?
El futbolista de la Real Sociedad no es un pivote. Es decir, su posible llegada no aliviaría las dudas actuales, no ayudaría a resolver el gran problema, algo que sí haría su compañero Martín Zubimendi, pero para el Barça que Flick se imagina y que él mismo ha empezado a esbozar en sus respuestas, todavía todo intenciones sin nada a lo que agarrarse como prueba, Merino supondría un añadido de valor para reforzar una zona que iniciará coja: Gavi no regresará hasta octubre, Pedri hasta septiembre y De Jong sigue siendo una incógnita.
Nunca se lesiona y es una bestia en el juego aéreo
El primer punto, es que Merino suele estar siempre disponible. Apenas se ha perdido 12 partidos desde 2021, y en el curso anterior solo tuvo un pequeña problema en el gemelo a inicios de temporada que le dejó fuera en dos encuentros. En un equipo tendiente a la lesión, Merino supondría una garantía: se puede contar con él. Físicamente está en plena madurez, con 28 años, edad que supone el pináculo de forma para un centrocampista, marcando normalmente el inicio de sus mejores años, punto en el que se cruza la memoria futbolística acumulada y el físico en plenitud y autoconocimiento.
Está por ver qué punto de partidoa escoge Flick en su Barça, pero por confección de plantilla todo hace indicar que se podría ir a un 4-2-3-1, y allí Mikel Merino encaja como uno de los dos mediocentros, siendo más el interior que se descuelga que el que mantiene la posición, algo que en el 4-3-3 de la Real Sociedad (donde Merino ha sido normalmente el interior zurdo) ya ha realizado. El navarro tiene un cuerpo enorme que usa para ser una referencia en el juego directo: suma 6,13 duelos aéreos ganados por cada 90 minutos, el tercer futbolista más dominante de LaLiga en ese aspecto, con un acierto del 63%. Es el centrocampista más capaz de desahogar situaciones en reinicios o para buscarle en las inmediaciones del área rival. Desde 2018, cuando ficha por la Real Sociedad, ha anotado 6 goles de cabeza.
-U43374603421vKY-624x385@Relevo.png?cw=780&ch=481)
El primer punto, por lo tanto, es que encaja en la idea que Flick tiene de un centrocampista: alguien que acompañe las jugadas de forma vertical, que pueda iniciar bajo y terminar arriba, con capacidad para sumar desde segunda línea y ayudar en la presión y los duelos. Merino es un box to box que aporta en todos los apartados del juego, paliando en gran medida algunos de los defectos del Barça en distintas zonas: refuerza la capacidad para sufrir en área propia, es agresivo (cometió 80 faltas, el tercer centrocampista que más hizo en Liga) y aúna llegada con capacidad para gestionar el juego. Ante la incapacidad de atar a un pivote de nivel, Merino sería un atajo para que el equipo fuese capaz de hacer más cosas sin perder calidad.
Aunque sus cifras goleadoras no son espectaculares (30 goles en Copa, Liga y Champions en 220 partidos), se nota que puede hacer más de 10 en un curso si el equipo se prepara para ello. Para Flick, las bandas son fundamentales y si algo nos enseñó su Bayern es que busca atajos para llegar al gol cargando área con muchos futbolistas y no de forma estática, sino en un torrente que apabulle las defensas. Merino es de los mejores centrocampistas que hay a la hora de detectar zonas de remate, imponente en el juego aéreo, lo que abre espacios para el resto.


En un equipo que busque tener esa presencia en área rival de un futbolista de segunda línea, Merino es uno de los nombres que tiene más sentido de todo el mercado. Acaba contrato en 2025, conoce LaLiga y es un futbolista con capacidad competitiva en distintos escenarios y permeable a distintos roles: interior, mediocentro en un doble pivote o incluso jugando de volante.
En la Real Sociedad, Merino ha sido de los jugadores que más pases que rompen líneas ha dado: 177, solo superado por Zubimendi. Además, en el último tercio, nadie ha recibido más pases que rompen una línea rival que Merino (77), lo que señala dos cosas principalmente: suele arriesgar, buscando verticalizar las jugadas a la vez que es un recurso importante para atacar la defensa rival recibiendo en zonas adelantadas. No es un centrocampista que vaya a ordenar el juego ni llevar el ritmo de partido, sino que él es un complemento para encauzar el ritmo y dotar de mucho dinamismo al juego.


Bien rodeado, Merino puede ser un complemento que redondee la propuesta de Flick. Puede soportar ritmos altos, su tendencia a verticalizar ayudaría a integrar el lenguaje del técnico alemán y se podría explotar su faceta goleadora en un Barça que necesitará que sus centrocampistas redoblen sus esfuerzos en ese sentido. Si Joan Laporta es capaz de no sobrepagar por Merino, el navarro sería un jugador más que interesante para reforzar una zona castigada por las lesiones, aportando un perfil distinto que mezcla bien con lo que el equipo ya tiene.