El "esto sólo acaba de empezar" que Olmo prometió en Wembley retumba en la Euro y el mercado
El 10 fue tajante tras perder la semifinal de 2021 y ahora España roza otro título con él al mando como pichichi y pieza codiciada. Tiene una cláusula especial que estudian el Bayern y la Premier.

Donaueschingen (Alemania).- En las derrotas, es común escuchar sentencias que pretenden ser simple maquillaje para poder salir airosos de una situación embarazosa. Y, por contra, hay pronunciamientos que, alejados de artificios y justificaciones, activan la motivación y tienen pinta de promesas. Decir que la resurrección de España comenzó hace tres años con unas palabras de Dani Olmo (26 años) sería exagerado y hasta pedante. Aunque estemos saliendo ahora de tierras muniquesas rumbo otra vez a la Selva Negra, el extremo aún no goza de las dotes persuasivas de Goebbles. Sin embargo, el hecho de que él, peso pesado dentro del vestuario (es capitán), aireara aquella frase nada más perder en Londres la semifinal de la Euro 2021 ante Italia, da que pensar que lo hizo como portavoz y que todo el vestuario lo piensa. "Esto sólo acaba de empezar", dijo triste pero convencido en las entrañas de Wembley. Y acertó. Ahora la duda es saber dónde esta él techo.
Sólo 41 partidos después de aquella proclama, los que van desde aquel 6 de julio a estos emocionantes días, la Selección se ha acostumbrado a ganar mientras regateaba la mancha de Catar, ha levantado una Nations League, se clasificó con brillantez para esta fase final y está a un paso de levantar su cuarta Eurocopa el próximo domingo en Berlín de la mando de Luis de la Fuente. Siendo, además, a nivel colectivo el mejor equipo del torneo y contando sus partidos por victorias (Croacia, Italia, Albania, Georgia, Alemania y Francia). Individualmente Olmo está en la lista de máximos goleadores con tres tantos, ha recibido un MVP y va camino de ser el jugador del torneo con un dorsal de leyenda a la espalda, remontando una situación complicada tras la lesión que le arrastró a la suplencia y como un dignísimo recambio de Pedri.
Olmo ha vivido desde finales de mayo unos vaivenes físicos y emocionales difíciles de digerir. Tras una temporada en el que las lesiones le han castigado en el Leipzig, el catalán tenía como obsesión llegar a Alemania en plena forma. Sin embargo, unas molestias musculares en el gemelo derecho frenaron en secó su progresión. Tuvo que someterse a pruebas médicas que, en otro jugador, le hubieran costado la desconvocatoria en un momento en el que con 29 citados aún había que hacer tres descartes. Pero el seleccionador le conoce como a nadie y confió. Eso sí, consensuaron que no iba a participar en los dos amistoso previos a la Euro, contra Andorra en Badajoz y frente a Irlanda del Norte en Palma de Mallorca. Ese detalle, que parecía uno más, acabó por apearle del once. Nico y Lamine comenzaron a volar y Pedri a emitir señales del mago que es. Por eso, en el debut, le tocó empezar en el banquillo. Hasta que las circunstancias le devolvieron poco a poco el foco.
Hoy es uno de los pilares de España y se ha consagrado como la estrella mundial que quería ser y ya es. Ha hecho un tres en uno. Le ha demostrado a los croatas por qué Dalic estaba tan empeñado en nacionalizarle. Que lleve 11 goles en sus 38 internacionalidades lo dice todo. También ha aprovechado para reivindicarse en el país en el que compite a diario en la Bundesliga y que le ha elevado a otro nivel. Y, ya de paso, ha espantado todas las dudas que podría haber en España sobre su figura, como un mediapunta que no abre la boca pero que el juego habla por él. Hoy, a cuatro días de una nueva final ya nadie le discute. Juega en una banda, en la otra y ha crecido detrás del segundo punta desde que De la Fuente se convenció ante Brasil, en aquel amistoso del Bernabéu de marzo, que era imparable arrancando desde ahí. Pero es que también puede ser falso nueve. De hecho, la noche de su promesa ante Italia ya brilló en esa demarcación en la que parece que no está y siempre aparece.
Futuro por decidir y una clave en cinco días
Si en la fase de grupos su participación con la Selección fue importante, en la del KO está resultando fundamental. Marcó contra Georgia, contra Alemania y contra Francia, y ante los tres acabó como uno de los mejores del partido. En cuartos de final le dieron el MVP del encuentro. Su torneo está llamando la atención de numerosos clubes que ya lo seguían de cerca pero que ahora se convencen de mover ficha. El problema para ellos es que en cinco días se pueden encontrar con un problema.
En el contrato de Olmo con el Leipzig aparece una cláusula por la cual cualquier equipo que ponga 60 millones de euros por el jugador español se lo puede llevar. No se trata una cláusula de rescisión al uso, pues en Alemania están prohibidas, pero sí un acuerdo firmado por ambas partes para facilitar la salida del jugador. El atacante, en una reciente entrevista con Relevo reconoció que puede haber movimientos.
La misma tiene fecha de caducidad: el próximo 15 de julio. A partir de entonces cualquier club que venga a por Olmo se verá obligado a negociar con el Leipzig. Se trata de una cláusula común en los equipos de la Bundesliga. Los alemanes cuentan con la que es una de sus estrellas y el entrenador, Marco Rose, quiere que se quede a toda costa. Sin embargo, una buena oferta después ese día motivaría una venta por parte de los alemanes, acostumbrados a este tipo de operaciones.
Una horda de equipos de la Premier League siguen sus pasos. También gusta al Bayern Múnich, aunque necesitaría encajarlo económicamente. Para el Barça, que suspira por él parece inalcanzable. Él es feliz en el Leipzig, con el que tiene contrato hasta 2027, pero no descarta ningún escenario. Eso sí, el que quiera convencerlo deberá poner toda la carne en el asador. La misma que él quiere aportar el domingo para acabar de cumplir una promesa que retumba estos días en Alemania y que también tiene su influencia en el mercado. Olmo quiere más. Y eso quiere decir mucho.