La pesadilla del Espanyol que arrancó con un pulso al Barça y con Braithwaite disfrazado de mascota

El último día del mercado de fichajes de 2022, el Espanyol fichó a Martin Braithwaite después de que el delantero danés, tras varias semanas de estira y afloja con el FC Barcelona -en el que fue el culebrón del verano en clave azulgrana-, rescindiera su contrato con la entidad barcelonista: Xavi le dijo que no contaba con él y el futbolista nórdico, al que le restaban dos años de contrato, forzó para obtener la carta de libertad. Firmó por tres temporadas con los pericos y en su debut como blanquiazul, en San Mamés, marcó para dar el primer triunfo en LaLiga al equipo de Diego Martínez.

Se las prometían muy felices en Cornellà, pues habían incorporado gratis a un delantero de primerísimo nivel -el FC Barcelona había pagado 18 millones en su día por él- que, además, había retado al rival ciudadano, lo cual agradó a buena parte de la masa social blanquiazul.

De hecho, el departamento de comunicación lo aprovechó para anunciar su fichaje con un vídeo en el cual la mascota perica cruzaba la Avenida Diagonal de la ciudad condal -históricamente, esta calle separaba los estadios de Barça y Espanyol y ha trascendido en el imaginario barcelonés como la frontera entre ambos clubes en la capital catalana- y terminaba llegando al RCDE Stadium, donde se descubría que Braithwaite se escondía bajo el disfraz de ave.

Pero, con el tiempo, el idilio entre el delantero y su club se torció, y Braithwaite, 683 días después de su llegada y con un año de contrato por cumplir, terminó marchándose a sangre fría, sin dejar ni un euro en las maltrechas arcas del Espanyol y con la carta de libertad bajo el brazo. Entre medias; goles (32 en 78 partidos), ascensos, descensos, desplantes y muchos reproches.

La relación entre el Espanyol y Braithwaite se rompió con el descenso a Segunda, en su primera temporada como perico. Sus diez goles, unidos a los 16 tantos de Joselu -que también se fue, un año antes, por la puerta de atrás- no fueron suficientes para evitar el desastre, consumado en Mestalla, pero anunciado tras el triunfo del Barça en Cornellà, que terminó con algunos aficionados blanquiazules persiguiendo a los jugadores azulgranas sobre el césped del RCDE Stadium.

Semanas después de aquel capítulo negro, Braithwaite escenificó su ruptura con el Espanyol: el 25 de julio de 2023, el danés abandonó sin permiso del club la concentración de pretemporada del conjunto perico en Marbella, declarándose en rebeldía, en una maniobra ejecutada para forzar su salida; se negaba a jugar en Segunda División. Se retractó unas horas más tarde y regresó al hotel, pero aquella espantada levantó ampollas en la entidad y entre la afición.

"Es una falta de respeto grave y no lo vamos a permitir", dijo entonces Fran Garagarza, director deportivo, que logró reconducir la situación junto a Luis García, entrenador perico. "Fue un error que él asumió y reconoció", aseguró el técnico ovetense en una entrevista a Relevo. Y Braithwaite, cuya historia personal da para escribir un libro, no fue traspasado durante el verano y se ganó el perdón de la grada a base de goles e implicación, convirtiéndose en la principal esperanza del Espanyol en su objetivo del ascenso.

En el mercado de invierno recibió ofertas, pero mantuvo su compromiso con la entidad… hasta final de temporada, pues en su día "el jugador pactó las condiciones de su salida con el Espanyol", como ya contamos en Relevo. Unas condiciones que en cualquier escenario, con el equipo en Primera o en Segunda, iban a posibilitar su marcha a un precio muy asequible -hasta el 15 de junio-, si así lo decidía el exfutbolista del Barça.

Pese a los goles de Braithwaite (22), Pichichi de Segunda División, el Espanyol se vio obligado a jugar el playoff para subir a Primera. Y su estrella pudo disputar la promoción porque no fue convocado por la selección de Dinamarca para la Eurocopa, una gran noticia para Manolo González, el tercer entrenador perico del curso, que pudo dirigir al equipo hasta Primera.

El día del ascenso ante el Oviedo es uno de los más importantes y memorables de la historia del Espanyol. Para el recuerdo, el recibimiento a la afición y el doblete de Puado, así como la invasión del terreno de juego por parte de los aficionados tras el pitido final… y la rajada de Braithwaite. En medio de los festejos, el danés incendió la noche con unas declaraciones a pie de campo: "Hace un año el club me hizo una oferta de renovación, pero fue una falta de respeto. A ver si quieren que siga aquí, porque la oferta que tuve hace un año demuestra que no confían en mí".

Y es que si bien Braithwaite, hermético como él solo, es un futbolista parco en palabras -Ramis dijo de él que era un "líder silencioso"-, cada vez que abre la boca -o escribe por X (antiguo Twitter)- sube el pan. Que es un polvorilla lo sabe la prensa, contra la que apuntó a 72 horas de la vuelta de la final del playoff, y también sus compañeros, pues más de uno ha sufrido sus aspavientos y sus muecas. Es por ello que, pese a la rajada del día del ascenso, nadie descartaba su continuidad en un Espanyol en Primera División.

Sin noticias del futbolista durante sus vacaciones, con el paso de los días se iba alimentando en el club la posibilidad de que siguiese vistiendo de blanquiazul, más aún teniendo en cuenta que la fecha límite para irse gratis era el 15 de julio, el día que el Espanyol regresaba al trabajo. Y ese lunes Braithwaite apareció en Sant Adrià con una sonrisa de oreja a oreja, como si no pasara nada, para realizar las pruebas médicas con el resto de la plantilla. Su presencia se interpretó como el gesto definitivo de su continuidad.

Minutos después de salir por la puerta, según pudo saber Relevo, Braithwaite mandó un comunicado a la entidad para anunciar que se marchaba, gratis además. Así lo estipulaba su contrato. Las formas no gustaron nada al Espanyol y desde el club no se entendió por qué el danés esperó hasta el último momento para hacerlo y por qué se presentó en la ciudad deportiva. La noticia, del todo inesperada, cayó como un jarro de agua fría en la entidad, que a primera hora de ese mismo día había compartido una fotografía del jugador de Esbjerg durante su revisión médica, lo cual confirma que se daba por hecha su continuidad. Pero no fue así.

El caso es que 683 días después de su llegada, el danés comunicó que se iba del Espanyol poniendo fin a un serial, convertido en pesadilla, que arrancó con un pulso al Barça y con Martin Braithwaite disfrazado de perico.