Rubén Castro quiere seguir haciendo goles y aguarda ofertas de Segunda
El canario, a los 42 años, pretende continuar en activo una temporada más tras quedar desvinculado del Málaga.
Ha sido un año duro para Rubén Castro. Tras recalar la pasada temporada en el Málaga procedente del Cartagena, el conjunto andaluz confirmó las malas sensaciones que había estado transmitiendo durante toda la temporada con un doloroso descenso. Parecía el final para el canario, con 42 años en la mochila. Según ha podido saber Relevo, el delantero sigue trabajando duro a la espera de que cuaje alguno de los intereses que han aparecido en equipos de Segunda división.
Sus agentes trabajan en estos días intentando cumplir el deseo del canario, que ha seguido superando registros durante esta temporada. El pasado 20 de febrero superó a toda una leyenda como Enrique Castro ´Quini´ y se convirtió en el primer jugador español en toda la historia que anota 285 goles entre Primera y Segunda División. Sólo Messi (474) y Cristiano Ronaldo (311) están por delante.
Si en algo ha destacado Rubén Castro es por su regularidad, sobre todo desde que fichó por el Betis. La llegada al Benito Villamarín y el ser entrenado por Pepe Mel le dotó de una confianza que se fue incrementando con el paso de las temporadas. Allí se convirtió en leyenda y es el futbolista verdiblanco que más puntos ha dado al club en el siglo XXI, concretamente 70.
Desde ese momento, nada se interpuso en su idilio con el gol. Castro acumula 717 partidos entre la Primera división y la categoría de plata, líder indiscutible. Entre ambas categorías también acumula liderazgo en varios ranking como en el de ser el más mayor en marcar un gol (41 años y 300 días), marcar goles a más equipos (68) o el ser el segundo jugador que acumula un mayor número de tantos entre ambas categorías (288).
Este año, disputó 42 partidos de Liga anotando 10 goles y dando 2 asistencias. Sin mirar el DNI, hay Rubén Castro al menos para otra temporada y el quiere agarrarse a ella. En Segunda podrá seguir demostrando que los buenos jugadores se marchan cuando ya no tienen motivación para seguir. Su matrimonio con el gol aún no tiene fecha de caducidad. Sólo una penúltima oportunidad más para demostrar que es uno de los grandes delanteros del fútbol nacional en este siglo.