MUNDIAL DE CATAR

Messi y Aimar: el abrazo de D10S a su ídolo

Justo ayer se cumplieron 18 años del primer encuentro de los astros argentinos en el Camp Nou tras un Barça-Valencia.

Pablo Aimar y Leo Messi./INSTAGRAM.
Pablo Aimar y Leo Messi. INSTAGRAM.
Cristina Bea

Cristina Bea

La celebración de la Copa del Mundo conseguida ayer por Argentina ante Francia en la tanda de penaltis, con la que la albiceleste se coserá la ansiada tercera estrella en el pecho, dejó la imagen de dos ídolos fundidos en un abrazo: Leo Messi y Pablo Aimar. 

Cuando el 10 de la albiceleste, el capitán de Argentina, D10S, Leo, Messi, El Mesías, Lionel Andrés Messi Cuccittini aún era la Pulga, ya dejó claro quién era el jugador en el que se fijaba. "Yo creo que cada uno es diferente, pero tengo un poco el estilo de Aimar, porque jugamos en la misma posición y todo eso. Cuando recibe rápido y toca rápido, ya sabe, antes de recibir, lo que tiene que hacer. La velocidad que tiene y cómo distribuye el juego, las bochas que mete", dijo con 15 años Leo Messi. En ese momento, 2002, una promesa cadete del F.C. Barcelona.

"Yo destacaría principalmente que es una grandísima persona. Hay muy buenos futbolistas jóvenes, pero creo que ninguno de esas características. Tiene muchísimas cosas de crack, muchísimas cosas de un futbolista sin techo", vislumbró acertadamente Pablo Aimar en respuesta a la admiración mostrada por Messi, de quien años más tarde llegó a decir que era "el único deportista que piensa y ejecuta al mismo tiempo. Que inventaba y ejecutaba engaños que él ya se los había imaginado antes de que le llegara la pelota".

Messi posa con la camiseta de Aimar.  CLAUDIO CHAVES.
Messi posa con la camiseta de Aimar. CLAUDIO CHAVES.

El cordobés y el rosarino se conocieron personalmente dos años después, el 18 de diciembre de 2004, en el Camp Nou tras un Barça 1-Valencia 1. Aimar, consciente de la idolatría y haciendo gala de la humildad que le caracteriza, se acercó a saludar a su joven compatriota que, con el 30 en la espalda, ese día no había disputado un solo minuto. La alegría llegó tras el encuentro, cuando Messi y el Payasito se encontraron y éste le regaló su camiseta. Como volvió a hacer años más tarde, cuando Aimar vistió la del Real Zaragoza en 2006 y coincidieron de nuevo. Y como hicieron en Lisboa, en 2012, tras un Benfica 0-Barça 2 en el que ambos lucían el 10 en la espalda. Messi siempre ha guardado las elásticas de su ídolo en un lugar privilegiado de su museo particular de camisetas.

"Pablo es un jugador que admiré siempre, desde que empezó a jugar en River, desde que salió. Me gustaba su manera de jugar, de seguirlo, y la verdad es que es una persona a la cual le tengo mucho aprecio", reiteró Messi en Suiza después de recibir su sexto Balón de Oro, en 2019. Pablo Aimar le había grabado un mensaje que mostraron durante la ceremonia: "Hola, Leo. Sabés lo que te admiro como jugador y lo que pienso de vos como persona. Te felicito por la carrera que estás haciendo y ojalá que lo sigas haciendo. Competís con dos fuera de serie, pero para mí vas a ser siempre el mejor", confesó Aimar.

Aimar y Messi intercambian camisetas. EFE.
Aimar y Messi intercambian camisetas. EFE.

Messi hacía tiempo que había dejado de ser aquel niño que ocupaba el banquillo del F.C. Barcelona. La admiración ya era mutua. Y la reafirmaron en las veces en que compartieron convocatorias como jugadores de la selección argentina. Lo hicieron con José Pekerman, Alfio Basile y Diego Armando Maradona al frente de la albiceleste que les catapultó juntos la temporada pasada, al imponerse a Brasil en la final de la Copa América y ganar el título en Maracaná por 1-0 ante el equipo de Neymar, Richarlison y Casemiro, entre otras estrellas de la canarinha. Aimar llevaba tres años ocupando el cargo de asistente de Scaloni en Argentina.

Era la cuarta final de la Copa América para Messi, después de haber perdido la de Venezuela 2007 ante Brasil (3-0), la de Chile 2015 contra la anfitriona en la tanta de penaltis tras el 0-0 reglamentario (4-1 desde los once metros; el único tanto argentino fue de Leo) y la de Estados Unidos 2016 otra vez ante Chile (de nuevo 0-0 y 2-4 en los penaltis. Esta vez falló Messi). Pero la Copa América de Brasil 2021 cambió el rumbo de la selección que Messi llegó a abandonar el 26 de junio de 2016 tras perder la tercera final y en la que volvió para esbozar su mayor sonrisa, hasta ayer, con la conquista de esa Copa América que festejó con Aimar. Sabían que serían capaces de aún más.

La esbozaron en verdad los dos. Igual que sufrieron el de Rosario y el de Río Cuarto con el traspiés de Argentina en el arranque del Mundial de Catar ante Arabia Saudí. Histórica es ya la imagen de un Pablo Aimar hiperventilando en el banquillo en la recta final del partido, mientras se tapaba la cara con las manos. Messi tampoco había tenido su día.

Sin embargo, México, Polonia, Australia, Países Bajos y Croacia vieron y sufrieron cómo la confianza de Argentina había ido en aumento partido tras partido . La conjura de un vestuario convencido de que éste, el primero sin Maradona, el último de Messi en el campo, con el aliento continuo en las gradas de Doha de Mario Alberto Kempes y de Jorge Valdano, artífices de los títulos de 1978 y 1986, respectivamente, iba a ser su Mundial. "Sabía que en algún momento Dios me lo iba a regalar y no sé por qué presentía y sentía que iba a ser ésta", aseguró el 10 de Argentina después de imponerse en los penaltis a Francia (4-2, tras el 3-3 reglamentario) y que se hiciera realidad aquello de "quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial" del sonado 'Muchachos'.

La camiseta de Aimar, al lado de la de Messi. INSTAGRAM.
La camiseta de Aimar, al lado de la de Messi. INSTAGRAM.

Dos de ellos, Messi y Aimar, Aimar y Messi, se habían abrazado minutos antes en el césped. Desquitados de penas y agonías pasadas. Bendecidos por la magia del fútbol desde siempre y para siempre. Sonrieron. Se estrecharon. Fue el 18 de diciembre de 2022, 18 años después de haberse visto personalmente por primera vez aquel 18 de diciembre de 2004 en el Camp Nou.

Argentina y las cábalas. 

Argentina y el sueño hecho realidad de un Leo Messi que abrazó a su ídolo antes de besar la Copa del Mundo.