CD TENERIFE

Moha, el portero que jugó con fuego hasta acabar en la cárcel, revive en Tenerife: "En el Real Madrid pensé que era como ellos y no había empatado con nadie"

Primera entrevista del guardameta tinerfeño, que hace mes y medio estaba preso y hoy acaricia su debut como profesional.

Hugo Cerezo
Álex Corral

Hugo Cerezo y Álex Corral

Hace mes y medio lloraba en una celda de la prisión de Tahíche, en Lanzarote. Hoy está más cerca que nunca de debutar en el fútbol profesional. Es el penúltimo giro en la vida de Moha Ramos (Santa Cruz de Tenerife, 2000), la definitiva última bala de un cartucho que contaba con munición suficiente como para verle parar en Primera y llegar a la selección española.

Para llegar a este punto hay que introducirse en un laberinto con muchas puertas cerradas, las que Moha todavía no quiere abrir, por recientes y seguramente deshonrosas para quien busca ser un profesional del fútbol. Regatea verbalizar situaciones, chasquea la lengua y retiene las lágrimas mientras recorre toda su vida en una entrevista, la primera tras salir de prisión, que él no tenía muchas ganas de conceder. Lo contrario que el CD Tenerife, clave en su salvación actual, su agente y ángel de la guarda, Borja Arjona, e incluso los responsables de su tutela legal, porque Moha todavía se encuentra en régimen interno, esto es, duerme a diario en un centro penitenciario.

¿Hay un Moha antes y otro después del 27 de julio? [fecha en la que ingresó en prisión por un delito contra la seguridad vial]

Hay un antes y un después porque quiero creer que al final, en base a lo que te ocurre en la vida, uno empieza a ver las cosas de otra manera, a tener perspectivas diferentes de la vida. Me han sucedido cosas que la vida te hace recapacitar, reflexionar. Sí me ha cambiado porque ni pienso ni me comporto de la misma manera desde hace ya un tiempo.

¿Si miras al futuro qué ves?

Miro al futuro y sigo viendo el mismo sueño desde que tengo uso de razón. Siempre he querido ser futbolista y conseguir todo lo posible en el deporte que amo. Sigo teniendo esa fe en volver a dedicarme a mi trabajo al máximo nivel. El club me está dando otra vez esa oportunidad. Esta vez con los valores que tengo ahora, que no tenía antes, pues quizás sí pueda realizar mi sueño.

¿Y si miras al pasado?

Veo un chico sin experiencia, sin entender la situación, ni lo que por entonces me rodeaba.

Ese pasado empieza con 14 años en el Real Madrid y acaba con 19. Tocó el cielo y salió por la puerta de atrás. Un lustro en el que disfrutó la mejor experiencia de su vida y también algunas de las peores. A los 16 y aupado por Llopis, preparador de porteros del primer equipo, empezó a entrenarse con aquel Madrid campeón de Zidane. Con 17 fue convocado al Mundial de clubes que ganó con Solari. A partir de ahí, la brújula se rompió.

Moha, el portero que jugó con fuego hasta acabar en la cárcel, revive en Tenerife: «En el Real Madrid pensé que era como ellos y no había empatado con nadie»

Eras muy joven, ¿cómo gestionabas aquello?

Si te soy honesto, nunca lo terminé de gestionar. Si no, estaríamos hablando de otra historia. No supe llevar todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor. Era un chico muy inocente. Como que no acabas de creértelo. Quizás eso fue lo que me faltó, esa convicción, entender la responsabilidad que conllevaba estar con ellos. Fue como vivir una película. No supe hacer realidad esa película y ocurrieron cosas por el camino que me marcaron.

¿Qué va sucediendo para que dejaras de ir con el primer equipo?

Mi forma de actuar en el día a día. A lo mejor me creía ya uno de ellos, me creía ya que era jugador de la primera plantilla cuando al final no había empatado con nadie. Haces cosas y y te comportas de manera que no debes y la vida te enseña que las cosas no son así.

En ese momento, ¿no te intentaron hacer ver lo que te estaba ocurriendo?

Todo el mundo quiso echarme una mano. Yo pensaba que sí lo entendía, que la vida era de otra manera, y con el paso de los años te vas dando cuenta de que esto es muy diferente, de que todo cae por su propio peso. Porque tú seas muy bueno o seas quien seas, la vida te va a poner en tu sitio. No lo supe ver, lo que me rodeaba y el estatus de vida que conlleva estar a ese nivel. Yo no le puedo echar culpas a nadie. El responsable de mis actos soy únicamente yo. Me arrepiento de no haberme dado cuenta antes de todo. Echar balones fuera, echar culpas creo que no se trata de eso, sino de asumir que no lo supe llevar con la naturalidad con la que llevo mi vida a día de hoy. La vida te tiene que enseñar y mostrar realmente cómo son las cosas y cómo funciona todo.

Moha, el portero que jugó con fuego hasta acabar en la cárcel, revive en Tenerife: «En el Real Madrid pensé que era como ellos y no había empatado con nadie»

Una madrugada de enero de 2019 impactó con su coche contra un taxista que tuvo que ser hospitalizado. Dio positivo. Después ya apenas aparecía por el primer equipo. Aquel episodio fue determinante para su salida del Madrid ese verano y el que desencadenó su ingreso en prisión el 27 de julio.

¿Qué fue lo que sucedió?

Un accidente como cualquier otro. Todo tiene sus consecuencias y todos somos responsables de nuestros actos. Aquello influyó mucho, claro. Tener un accidente de esas dimensiones y formando parte de esa entidad.

Fue el punto de no retorno en el Madrid.

Quizás hubo muchos factores. Un cúmulo de cosas que provocan un punto y aparte.

¿No fue un aviso lo suficientemente serio como para espabilar?

Fue un aviso serio, pero la inocencia, el no querer ver, no querer asimilar lo que está sucediendo a tu alrededor, te hace mirar por otro lado y seguir tu camino. Cuando uno ya da el paso de reconocer que las acciones que uno hace no están bien, ahí es donde empieza a cambiar un poco todo. Quieres ir para atrás pero no puedes, la vida sigue y hasta que tú no das un paso al frente y empiezas a asumir, las cosas no cambian. Yo no sé qué hubiese sido de mí si no me hubiesen pasado las cosas que me han pasado, quizás hubiese seguido la misma línea y estaríamos hablando de algo peor. ¿Peor como qué? Pues seguir siendo un ignorante de la vida. Hay que madurar y entender que la vida es otra cosa. Nada es regalado en este mundo.

Moha inicia ahí un periplo errante entre cesiones y movimientos. Le cuesta hablar de aquello. Cesiones a Birmingham, donde coincidió con Bellingham, y Real Unión. En 2020 ficha por el Racing de Santander por tres años y dura cuatro meses: "No me gusta hablar de aquello, no sé si era depresión, pero me sentía decepcionado conmigo mismo, con cómo había echado a perder las oportunidades que en su momento tuve". Rescinde y regresa a su casa. Busca reengancharse en el Avilés Industrial y luego en Las Palmas B. Hasta que regresa a Tenerife en 2023.

¿Tienes la sensación de haber ido quemando cartuchos?

Sí. La vida corre y ya no tengo 20 años. Pero ahora estoy en casa y he vuelto a encontrarme, como persona y futbolista. La vida me ha puesto en el lugar idóneo, en el momento correcto. Me siento súper afortunado después de todo lo que me ha sucedido, que el club me haya dado la oportunidad de volver a confiar y creer en mí, tener la oportunidad de ser futbolista… Estaré eternamente agradecido. Quiero devolver lo que están haciendo conmigo con todas mis fuerzas y con toda mi alma.

Lo que sucedió es que este 27 de julio entró en prisión para cumplir una pena de cuatro meses que se le impuso por el accidente de Madrid y que estaba en suspenso a no ser que cometiera otro delito contra la seguridad vial. En la temporada 22-23, cuando jugaba en Las Palmas, condujo sin carnet. La ejecutoria de su ingreso en prisión nunca llegó a sus manos. Así que al registrarse su presencia en un hotel de Lanzarote por ir a jugar un amistoso con el Tenerife B, saltó el aviso a la Guardia Civil, que lo detuvo en el descanso de un amistoso contra el Unión Yaiza.

¿Cómo lo recuerdas?

Lo puedo explicar de mil maneras. Es algo que no se lo deseo a nadie, ni a mi peor enemigo. No te lo esperas porque uno ya ha encaminado su vida. Me pilla un momento en el que tengo una vida muy correcta, con mi mujer, con mi familia, dedicado por y para mi trabajo. Y bueno, pues me pillan una situación en la que, como te he dicho antes, al final somos… ehhhh… Ahí me quedé.

Se bloquea. Se toma unos segundos y continúa.

No te lo esperas. Te pilla de imprevisto. Es un tema de hace muchos años, de un accidente. Y bueno, lo vivo como una pesadilla. Estoy en la pretemporada con mi equipo y en el descanso aparecen agentes y me dicen que los tengo que acompañar. En ese momento te quedas un poco en shock con la incertidumbre de qué ha pasado, 'si no he matado a nadie'. Y ahí empieza el calvario que vivo durante un mes aproximadamente. Y por el cual acabo dando hasta las gracias, fíjate lo que te digo. Viviendo esa experiencia llega un momento en el que uno mismo tiene que tomar una decisión interna, de si tirar la toalla y dejarse ir o al revés, cambiar el chip y hacerte más fuerte. Me ha venido bien porque lo he sabido canalizar de buena manera. Mentalmente me ha hecho mucho más fuerte de lo que creía. Hoy tengo una mentalidad de hierro, no sé cuántas personas que hayan pasado por lo que yo he pasado, podrían estar enteros, firmes y con las cosas claras.

Moha, el portero que jugó con fuego hasta acabar en la cárcel, revive en Tenerife: «En el Real Madrid pensé que era como ellos y no había empatado con nadie»

¿Cómo procesas en tu cabeza que estás jugando un partido por la mañana y de repente esa noche estás en una celda?

Los primeros días son los que paso en shock. No entiendo qué está ocurriendo. Y cada día te haces más fuerte, ocurren cosas que la gente no ve, que no está acostumbrada a vivir. Lo que hice para mantenerme fuerte fue entrenar, entrenar en todo momento, hacer ejercicio, hasta en la habitación. No digo que tuviera facilidades porque al final en un lugar como tal dudo que la gente tenga facilidades, pero me ayudaron a realizar mis actividades físicas, dada la situación que era. Todo el mundo que me crucé en ese momento intentó ayudarme, las personas a las que yo permití estar cerca de mí. Intenté evadirme de todo lo que rodeaba. También leía. Y reflexionaba, hablaba conmigo mismo.

¿Qué te decías?

Un poco todo, ¿qué es lo que quiero para mí? ¿Qué es lo que quiero para el futuro? Estás en una situación en la que valoras hasta el más mínimo detalle de tu día a día y quizás eso ha hecho que ahora mismo en mí todo tenga sentido. Desde levantarme cada mañana para venir a hacer lo que más me gusta en esta vida que es jugar al fútbol, hasta darle los buenos días a mi mujer. Allí los días tenían 72 horas. ¿Que si lloraba? Sí, bastante. Forma parte del proceso también sacar todo lo que tienes dentro, ¿no? Sacas cosas que a lo mejor tenías ahí guardadas de años atrás.

Moha sigue en el laberinto, pero es consciente de lo que tiene que hacer para encontrar la salida. Por lo pronto, está acariciando el debut como profesional con el Tenerife. Sería el primer paso para que esta historia, cuyo penúltimo capítulo se recuerda a continuación, se enderezca y acabe en un ejemplo de saber parar a tiempo, en el más amplio sentido de la palabra. De lo contrario, él también sabe la vida que le espera.

¿Cómo es ese momento en el que sales de la cárcel?

Te soy honesto, salgo con una mentalidad de hierro, de querer comérmelo todo, de aprovechar hasta el más mínimo segundo. Hasta esta entrevista contigo para mí tiene valor. Antes, pasaba por alto situaciones del día a día que no me paraba a mirarlas. Ahora mismo para mí todo tiene un sentido.

El Tenerife ha sabido esperarte.

El club ha sido la clave de todo. Me siento súper afortunado de poder levantarme cada mañana a venir a entrenar y que el club y que todas las personas que están detrás de todo esto estén ahí a mi lado. En situaciones como estas te das cuenta de quién sí y quién no. No tengo palabras para expresar lo agradecido que estoy.

La verdad que si lo piensas, hace solo dos meses estabas en la cárcel y ahora con el primer equipo del Tenerife y más cerca que nunca de debutar como profesional.

Muy fuerte ¿no? Un poco trata de eso la vida, en un abrir y cerrar de ojos todo puede cambiar y uno tiene que ser consciente, hasta del más mínimo detalle, y valorar todo lo que nos rodea. Sobre todo, tener libertad.