'Mono' Burgos no compra la teoría de que ya no hay lesiones en el Atlético porque no está el Profe Ortega: "No es porque antes entrenaran demasiado"
El ex ayudante de Simeone reflexiona en Relevo sobre algunos nombres propios del Atlético de Madrid y desvela quién de la plantilla tiene más madera de entrenador.

Después de romper su silencio en Relevo casi un año después de su salida de Movistar, es turno para que Germán Burgos repase la actualidad del Atleti y sus futbolistas, augurándole un futuro como entrenador a jugadores como Griezmann y analizando la marcha del Profe Ortega y la escasez de lesiones en esta temporada.
Después de todos estos años de Simeone en el banquillo rojiblanco, el único que se mantiene en el cuerpo técnico es Pablo Vercellone, el entrenador de porteros. ¿Le sorprende?
Es un tipo extraordinario, se siente cómodo y quizás no tiene otra perspectiva de poner una escuela de porteros, el abanico no es tan grande.
¿Y la salida del Profe Ortega?
No, para nada, él ya se había ido con la selección uruguaya en su momento, ya estaba saliendo. Cuando el Mundial ya se sabía. El campo de los profes es más amplio que el de entrenador de porteros.
Entonces, ¿somos injustos si pensamos que la escasez de lesiones en este Atleti se debe a la marcha de Ortega?
Los jugadores se lesionan por 'hache' o por 'be', hay que pensar en la prevención, es un deporte con mucho vértigo, salto, frenada, arranque… puede ocurrir. Se trabaja mucho en la prevención, es un deporte donde utilizas todo el cuerpo y la mente, es esperable. Cada vez los equipos de Primera, los más grandes tienen ocho fisios, dos o tres médicos, readaptadores, tres preparadores físicos mínimo. Además, los jugadores tienen otras actividades fuera de los entrenamientos normales que a veces no se controlan y que entrenan individualmente. Puede haber alguna fuga. Entre las dos partes interiorizan para que no se contrapongan las actividades y por eso la información es vital en estos casos. Los jugadores tienen hasta cocineros privados.
¿Suele haber comunicación entre los preparadores del club con los que contratan de forma privada?
Sí, cuando el entrenador logra establecer la confianza, por supuesto. Cuando se lesionan, esos recuperadores o profes también intervienen después del club.
¿No es que se les hacía entrenar demasiado?
Eso es reducirlo todo a la mínima expresión, la gente no conoce el fútbol de alta generación. Los jugadores han aprendido a cuidarse porque saben que previniendo van a llegar más lejos en años, ya no se pasan dos horas de entrenamiento, ahora se están cuatro o cinco y hacen prevención antes y después.
¿Hubo alguna aportación significativa en el staff técnico mientras usted formaba parte de él?
No, creo que fue sobre todo el tema de vídeo, se evolucionó más que nada en la visualización de imágenes y contenidos, hacerlo todo más rápido aplicando las nuevas tecnologías. Lo importante es hacerlo justo, porque ahora hay un exceso de información. Al jugador hay que decirle dos o tres cosas claras, resolverles cómo entran y cómo entrar, tanto individual como colectivo, cómo entra el equipo rival y cómo le entramos. Hay que hacerlo en menos de diez minutos.
¿El futbolista se implica más que antes en cuestiones técnicas y tácticas?
Por supuesto. Si te digo lo de los diez minutos es porque vas preparando el partido antes, aunque juegues cada tres días, en cuanto bajas del avión, ya en el primer entrenamiento tienes que aplicar consignas de las dos preguntas que te acabo de hacer. Por eso en esa charla de vídeo no hace falta más, ya está avalada por los entrenamientos que hiciste antes.
¿Qué jugadores se interesaban especialmente, que fueran más a su despacho, hicieran más preguntas...?
Sobre todo la gente que ha seguido como entrenador, como Gabi, ya era un entrenador dentro del campo y ahora lo está haciendo en el filial del Getafe. Otro ejemplo es Koke y en su día Santi Denia. Los entrenadores buscamos un entrenador que sostenga dentro del equipo las ideas. Yo busco cuatro, por lo menos.
La mayoría de los que siguen en el fútbol se decantan por la dirección deportiva o por ser asesor, porque la carrera de entrenador es muy difícil. A mí me gustaba el verde, yo también era un entrenador cuando estaba de jugador en el campo. Otro que es así es Griezmann: desarrolla la mente, el corazón, las piernas y los pies, nunca es al revés.
Debe haber pocos como el francés, con tanto talento y a su vez tan generosos en lo grupal.
Griezmann deja de lado su parte individual para transformarla en el colectivo, todas sus virtudes individuales son en apoyo y sostén del equipo y de la idea del entrenador. Eso no es fácil encontrarlo. Siempre hay aspectos individuales, pero lo que pasa es que cuando saben cómo va el fútbol y lo que piensa el entrenador ya convierte sus ideas en su individualidad, puede jugar en varios puestos. Enseguida te das cuenta de qué jugadores pueden hacer eso, y a los que no tampoco hay que descartarlos. A veces te sorprenden.
¿Los directivos suelen entender realmente de fútbol?
Y sí, Jesús Gil fichó a Futre, con eso… es que sabe. Ahí no había asesor ni director deportivo, eran ellos para las buenas y las malas. Y ese fichaje cambió la historia del Atlético de Madrid.
¿Qué le pasó exactamente con Mourinho?
Son cosas de fútbol, nunca dije que había dicho eso, ni que sí que no. Es como lo que me dijo Laporta, somos gente de fútbol y eso queda en el folclore del fútbol. Ahora hay más caballerosidad entre los entrenadores, se saludan antes y después del partido.
Por último, pida un deseo de futuro en los banquillos.
Allá donde haya proyecto de llevarlo, una especie de manager, no importa la categoría. España es mi puerto y mi segunda casa, pero estoy abierto a todas las posibilidades. Creo que lo voy a conseguir porque tengo lo necesario para ello.