Las horas más difíciles del 'Mono' Burgos: un perdón a Lamine, la conciencia tranquila y temor por su futuro
El entrenador, apartado fulminantemente de Movistar Plus+, ha pedido disculpas personales a Lamine Yamal y a Joan Laporta.
Los malabares. A eso se refería Germán Burgos cuando mencionó a Lamine Yamal. A la habilidad que tiene el joven y que él admiró en ese instante. Así que "si se le diera mal el fútbol, podría ganarse la vida en un semáforo". Haciendo malabares. Porque el 'chiste' lo realiza sobre unas imágenes. Pero Burgos fue sentenciado porque lo tomaron como un comentario sobre el origen de Lamine, sacando de contexto lo que estaba haciendo en ese momento con la pelota, que llamaba la atención a Burgos y a todos los que le estaban observando.
Le recordó a Argentina, donde es más que común encontrarse con malabaristas en los semáforos, y de hecho, aunque en España ya se ha ido perdiendo esa costumbre, cuando encontramos a alguno en nuestro país suele tener acento argentino. "Nada despectivo o discriminatorio, todo lo contrario", dice Germán. Pero no lo entendieron, y las redes sociales empezaron a fulminarle. El Barça se plantó ante los medios y le secundó el PSG. Acto seguido, Movistar emitió un comunicado condenando las palabras de Burgos. Fue una noche dura para él, pero aliviado por una conciencia tranquila. Durmió poco y al despertar, informó al canal de que "daba un paso al costado". No quería ser el chivo expiatorio de esta historia, así que se adelantó al despido que preparaba Movistar y que hacía oficial unas horas después.
Antes, Burgos pedía disculpas por si alguien se había podido sentir ofendido, intentando explicar una expresión que ya pocos querían comprender. También se comunicaba con el propio jugador para pedirle disculpas, del que todavía no ha obtenido respuesta, aunque no la espera. La intención ya está hecha. Lo mismo ha realizado con el presidente azulgrana, Joan Laporta, quien tampoco ha contestado.
El jueves por la tarde, cuando no se habían cumplido 24 horas de la retransmisión, Movistar volvía a publicar un comunicado, el que Burgos ya preveía. Terminar la relación entre ambas partes había sido de mutuo acuerdo, pero no iba a entrar en ninguna batalla, además no se descarta que el Barça tome acciones legales contra la televisión, lo que podría complicarse aún más al estar implicado un menor de edad de 16 años. Por ahora, el club azulgrana no ha manifestado su intención y es probable que no llegue a tales medidas.
"Movistar Plus + contempla una política de tolerancia cero con cualquier comportamiento discriminatorio…"; "anoche uno de sus colaboradores vertió comentarios inadecuados sobre el jugador Lamine Yamal", rezaba dicho comunicado, además de informar que varios de los presentadores que estaban en el plató en aquel momento han sido apercibidos de sanción. ¿Y después? Ese es el miedo de Burgos, una vez ya se ha disculpado, admitido el error (no por un comentario racista, sino por ser susceptible de ser malinterpretado), ahora toca tratar de aprender. ¿Pero y su imagen? ¿Y el futuro? No le preocupa el qué dirán en las redes sociales o en la opinión pública de gente que ni le conoce. Sin embargo, tras su salida del Atlético y su paso por Newell's y Aris de Salónica ya como primer entrenador, "¿quién se atreverá a contratarme en un banquillo después de esto?", se pregunta.
Luego se calma, porque sabe que todo pasa. Que en unos días cumple 55 años, y justamente eso le iba a impedir cubrir el partido de vuelta del Atlético en Alemania. Que ni con esa edad ni antes se le hubiera ocurrido verter un comentario desagradable por un chico que incluso podría ser su nieto. "Soy amante de la cantera, de los pibes, cuando llego a un club me encanta conocer y estar cerca de todas las categorías inferiores", insiste siempre. Él, criado en el barrio, feliz con su apodo de 'Mono', el cual le encanta aunque haya sido utilizado muy a menudo como insulto, que se las ha tenido en más de una ocasión cada vez que le llamaban "sudaca de mierda", como cuando le propinó un puñetazo a Manuel Serrano, ex delantero del Espanyol. O cuando le orinaron desde la grada o se enfrentaba a quien hiciera falta para defender a alguno de sus compañeros.
Esas son algunas de las vivencias de Germán Burgos en el fútbol, un hombre temperamental, impulsivo, experto en quitar tensiones en el ambiente y en un vestuario, pero incapaz de despreciar a un futbolista por su color de pie, clase social u orientación. "Era un elogio, hacía malabares", como podría haber dicho de su compatriota Maradona, pero era argentino, y todos le hubiesen entendido. De hecho, recuerda algo parecido que le pasó al uruguayo Edinson Cavani, cuando fue sancionado por la Premier por dirigirse a un íntimo amigo como "Negro", uno de los apelativos más cariñosos que existen entre sudamericanos. Desafortunadamente, lo del semáforo lo dijo de Lamine, de padre marroquí y madre ecuatoguineana, y al 'Mono' nadie le había preparado para hablar en medios de comunicación teniendo en cuenta cómo se puede tergiversar un comentario, sobre todo en las redes sociales, que le quedan aún más lejos, pero determinantes para la toma de decisiones de los de arriba.
"Esto es una cosa de locos, pero estoy tranquilo, no insulté a nadie. Aprenderé de esto", reflexiona en su casa, desde donde seguirá viendo los partidos, rodeado de los suyos, quienes le contienen en unos momentos que no le sorprende estar viviendo, pero que hubiese deseado no tener que hacerlo. Ahora le toca a él hacer malabares para olvidar esta pesadilla cuanto antes.