SELECCIÓN

Radiografiando los 91 días de Montse Tomé al mando: su relación con el vestuario, un "¿por qué no sonríes?" y el desastre de Pasarón

El tiempo de la seleccionadora nacional en el cargo acumula blancos y negros.

Montse Tomé durante un entrenamiento de la Selección. /Getty
Montse Tomé durante un entrenamiento de la Selección. Getty
Sandra Riquelme

Sandra Riquelme

Definir los 91 días de Montse Tomé como seleccionadora es, cuanto menos, complicado. El pasado 6 de septiembre, la preparadora asturiana se subió en una montaña rusa. Montse acumula grandes noches con pifias mayúsculas. Su primer triunfo ante Suecia -por su significado- contrasta con el esperpento que se vivió en Pasarón. Su etapa como seleccionadora nacional es tan difícil de explicar que ayer, ante Suecia y con la clasificación en el bolsillo, muchos consideraban que el partido decidiría su futuro. En su casillero acumulaba cuatro victorias y una derrota, pero daba igual. El buen hacer de su España sobre el verde chocaba con la colección de meteduras de pata fuera de él.

Su relación con el vestuario

Tampoco está demasiado claro qué siente el vestuario por ella. Su inicio fue desastroso. Se estrenó con una lista surrealista -teniendo en cuenta que todas las integrantes de la misma habían renunciado a la Selección pocos días antes- y su relación con las jugadoras comenzó con mal pie.

En Oliva, en aquel famoso cónclave que decidió el futuro del fútbol español, la cosa tampoco fue mucho mejor y se vivieron momentos de tensión entre ella y el grupo. Las jugadoras no habían olvidado sus aplausos en aquella surrealista rueda de prensa de Luis Rubiales ni su tiempo al lado del anterior seleccionador, Jorge Vilda.

Sin embargo, y con la victoria ante Suecia y sus primeros pasos como seleccionadora, las primeras dudas empezaban a disiparse y más de una internacional así lo manifestó públicamente. "Empezamos a caminar unidos", decía Teresa Abelleira en una de las últimas concentraciones. "Las jugadoras estamos bastante contentas", añadía Laia Codina. 

Pero ese buen rollo -al menos, de puertas para fuera- se volvió a romper en Pasarón. La bronca con Aitana en el descanso no pasó desapercibida y enfrío la relación entre el grupo y la seleccionadora. Además, en su lista de debes todavía continúan la ausencias prolongadas de Mapi León y Patri Guijarro. 

Sus dos primeras ruedas de prensa

Sus dos primeras ruedas de prensa marcaron sus primeros días al mando. La primera se produjo tras su primera -surrealista- convocatoria. Con gesto serio y nerviosa, apareció sola ante el peligro -con la única compañía de Patricia Pérez, la que era hasta ese momento la jefa de prensa de la Selección-, en una puesta en escena que dejó mucho que desear. Los medios de comunicación la pillaron en unos cuantos renuncios y no salió bien parada de aquel primer envite mediático. Aunque ella, siempre que tiene ocasión defiende que no miente y que la interpretación de sus palabras la que llevó a error.

La segunda fue la de Suecia, que tampoco fue mucho mejor. La Selección venía del cónclave de Oliva y las preguntas de los periodistas sobre la relación de Montse con el grupo se agolpaban. Esta vez, la seleccionadora compareció triste ante los medios de comunicación. Incluso, daba la sensación de que, en cualquier momento, se iba a romper. La seleccionadora nacional se vio repetidas esas dos primeras ruedas de prensa junto a varios miembros de la RFEF expertos en comunicación. No quería sonreír, estaba triste y sólo quería hablar de fútbol. No parecía el mejor comienzo.

Un 'fallo informático' rompió la calma

Sin embargo, y teniendo en cuenta el carácter tan resultadista del fútbol, la victoria ante Suecia le dio aire. Sin duda, salió reforzada de su primera gran crisis como seleccionadora y cogió carrerilla. España ganó a Suiza en casa, a Italia en Salerno y, de nuevo a las suizas en Zúrich. Pero cuando parecía que la calma se adueñaba de la concentración de la Selección y que Montse podía respirar tranquila, un fallo informático -que resultó ser un error humano- irrumpió.

La delegada de la Selección no había cargado bien la convocatoria para el partido e Irene Paredes se quedó fuera del partido. Tras un periodo -corto- de paz, otra vez las sospechas sobre el profesionalismo del staff que rodeaba a la Selección volvían a acechar. Y aunque Montse Tomé no era la responsable directa de aquella situación, el incidente causó mella en su imagen pública.

La chapuza de Pasarón y la redención ante Suecia

Pero la gota que colmó el vaso fue el ridículo de Pasarón, cuando España saltó al campo con 10 jugadoras y perdió ante Italia por 2-3. Y lo que pasó en el vestuario. La acalorada discusión de Montse Tomé con Aitana digo lugar a cruce de versiones, a unas declaraciones en las que la entrenadora culpaba a la jugadora del desbarajuste -"Aitana nos avisó tarde"-, a un comunicado de la jugadora y un ambiente raruno.

Pero, y como ya habréis apreciado en esta historia de contrastes, hubo un giro de guión. A pesar de que España ya había conseguido el pase a la Final Four de la Nations League, el último partido ante Suecia se veía como la oportunidad perfecta para maquillar la imagen de la Selección. Y empezó fatal, con una España irreconocible, que llegó a ir perdiendo por 1-3 ante Suecia. Pero que acabó ganando por 5-3, jugando muy bien y volviendo a retorcer el guión de esta película.

"Feliz Navidad a todos", le deseaba a los periodistas mientras salía de Pasarón. Por cierto, muy sonriente. En su interior sabe, que al igual que pasó en la primera victoria ante Suecia, este triunfo le da una nueva chance. Por lo menos, hasta febrero, que es cuando España se jugará su presencia en los Juegos Olímpicos.