FÚTBOL FEMENINO

El Mundial femenino que la FIFA criminalizó y despreció: "Las grabaciones estuvieron ocultas por más de 50 años"

"Esto fue intencionado, para ocultar el fútbol femenino", afirma Brandi Chastain en la cinta Copa 71, disponible en Netflix.

Susanne Augustesen levanta el trofeo que acreditaba a Dinamarca como campeonas del mundo. /DOGWOOF
Susanne Augustesen levanta el trofeo que acreditaba a Dinamarca como campeonas del mundo. DOGWOOF
Sandra Riquelme

Sandra Riquelme

"De vez en cuando, te encuentras con una historia que hay que verla para creerla". Si la frase por sí misma engancha, sus palabras se empoderan cuando descubres a la voz que las entona: Serena Williams. La que fuera, para muchos, la mejor tenista del mundo narra una de las historias más increíbles de la historia del deporte: el Mundial femenino de fútbol que la FIFA criminalizó y despreció.

Ocurrió en 1971, en México. Las cintas que documentaban el torneo estuvieron ocultas por más de 50 años y la FIFA sigue sin reconocerlo como un Mundial. Sin embargo, su final -que enfrentó a las anfitrionas ante Dinamarca- continúa siendo el evento deportivo femenino con más asistencia en la historia: 110.000 espectadores. ¿Por qué? Las protagonistas de la historia tardan una milésima de segundo en armar su respuesta: "Porque todas las jugadoras eran mujeres".

El origen del torneo: el ansía de negocio de los empresarios mexicanos

Copa 71, disponible en Netflix, narra la historia del primer Mundial femenino de fútbol en la historia. Producida por Venus Williams, Serena Williams y Alex Morgan, durante una hora y media, los espectadores -me incluyo- asisten perplejos al relato. Elba (Argentina), Nicole Mangas (Francia), Silvia Zaragoza (México), Carol Wilson (Inglaterra) y Elena Schiavo (Italia) son algunas de las protagonistas reales que narran la historia.

La primera aparición de Brandi Chastain es reveladora. A la dos veces campeona del mundo con Estados Unidos le muestran, en una tablet, unas imágenes con un estadio abarrotado.

- "Es un estadio enorme, ¿es un partido de hombres?"

- "Es de mujeres", responde una de las entrevistadoras.

- "¿Qué? ¿Cuándo? Es increíble".

En 1970, México celebró el Mundial masculino de fútbol. Aprovechando el tirón, las infraestructuras construidas para la ocasión y el dinero que estaba generando en el país, la idea de replicar la fórmula con mujeres fue cogiendo fuerza. Además, el año anterior, se había celebrado la Martini Rossi, una copa en Italia. Entonces, los empresarios mexicanos les solicitaron acoger el primer Mundial femenino en la historia. Con la ayuda de la Federación Internacional y Europea de Fútbol Femenino (FIEFF) se pusieron manos a la obra.

La FIFA, horrorizada con la idea, amenazó a la federación mexicana (que también estaba en contra de la idea): "Si usan estos estadios para jugar al fútbol femenino, los multaremos, los expulsaremos". Una advertencia con consecuencias inmediatas: les obligaron a celebrar los partidos en los estadios más grandes de México, El Jalisco y el Azteca, fuera del control de la Asociación de Fútbol y que pertenecían al grupo dominante de medios de comunicación de México.

Seis selecciones y un trofeo de Nike

Los medios de comunicación mexicanos y los empresarios involucrados emplearon todos sus esfuerzos en convertir el torneo en un éxito. "El sexo bello invade las canchas de fútbol", "Si en Inglaterra vieran esto...", "La combinación de las dos pasiones de los hombres: el fútbol y las mujeres". Sus altavoces mediáticos se inundaron de titulares de dudoso gusto que vendían el torneo.

México, Argentina, Francia, Italia, Inglaterra y Dinamarca fueron las seis selecciones participantes. El 15 de agosto del 1971, las anfitrionas y la selección albiceleste disputaron el partido inaugural en un estadio Azteca abarrotado. Las selecciones estaban divididas en dos grupos y las victorias valían dos puntos. Dinamarca acabó ganando el torneo por 3-0 a México, que levantó un trofeo con un "ángel con alas y sin cabeza". Era la figura de Nike, la diosa de la victoria.

“Luego no pasó nada más”

Durante esas semanas, las futbolistas se convirtieron en auténticas celebrities, que arrastraban a cientos de personas. Se sacaban fotos, firmaban autógrafos y llenaban estadios. En 1971. Sin embargo, tres días después, el confeti y los focos desaparecieron. Si bien es cierto que a las danesas, que se habían proclamado campeonas del mundo, las recibieron con honores a su llegada al aeropuerto, el cuento fue bien distinto para el resto. "Nadie quería conocernos", reconocen desde la expedición inglesa durante el documental. Bueno, y para las danesas cuando llegaron a sus casas y recuperaron la normalidad. "Luego no pasó nada más", desvelan en el documental.

Quizá, el caso más revelador, es el de Carol Wilson, una de las protagonistas de la cinta y la que fuera la capitana de aquella selección inglesa. Aficionada del Newcastle desde pequeña, el club de Saint James's Park la invitó a cenar tras su llegada. Wilson acudió con su padre y fue recibida como una "superestrella del fútbol". Sin embargo, cuando subió al escenario a decir unas palabras, se sintió humillada y ridiculizada por los constantes comentarios machistas del presentador. Una puñalada al corazón duele menos. Cuando se bajó, le dijo a su padre: "Se acabó. El fútbol se ha terminado para mí". Se pasó más de 50 años sin saber nada de sus compañeras.