LA OPINIÓN DE MARÍA PRY

Jugadoras, entrenadores, os entiendo: yo tampoco pude frenar a Jenni Hermoso

Jenni Hermoso tras la victoria ante Países Bajos. /Getty
Jenni Hermoso tras la victoria ante Países Bajos. Getty

Sé, perfectamente, cómo se debieron sentir las jugadoras neerlandesas ayer. Antes de ser entrenadora, fui jugadora. Y me vi las caras -unas cuantas veces- a Jenni Hermoso. Jenni es talento innato, es magia, es diferente, es determinante. Unos calificativos que convierten en una pesadilla cada enfrentamiento con ella. Y al mismo tiempo, en una experiencia muy enriquecedora, porque siempre aprendes algo nuevo.

Todavía recuerdo ver a mis entrenadores buscar miles de alternativas para frenarla, para que no practicara su fútbol. Pero el partido -siempre- acababa igual, con Jenni manejándolo a su antojo y nosotras siendo incapaces de frenarla. Y mira que teníamos trabajadas miles de ayudas defensivas, pero ella siempre -pero siempre- encontraba una solución para conseguir ventaja.

Trabajábamos la defensa individual y daba igual. Jenni te acababa sacando del partido y sacando ventaja de esa situación. Cerrábamos sus líneas de pase y daba igual. Jenni acababa viendo un hueco, la única que lo veía. Llegaba un punto en el que teníamos la sensación de que daba igual lo que trabajáramos, que Jenni era imparable. Porque cuando está en su prime... es diferencial.

Ahora, que me pongo en la piel de los que fueron mis entrenadores, sigo pensando lo mismo. Jenni es muy diferente, nadie se parece a ella. Consigue que los rivales la tengan muy presente porque lee muy bien el juego y saca beneficio de ello. Al final, siento lo mismo que cuando era jugadora y me enfrentaba a ella. Sé que voy a sufrir, pero que -también- voy a aprender. Cómo interpreta el juego, cómo se anticipa a las acciones que van a ocurrir posteriormente, cómo juega en los espacios, cómo engaña a la defensa rival acumulando a muchas jugadoras en una zona para jugar a otra. Y técnicamente..., técnicamente es elegantísima.

Espontánea y natural

Además, es natural. Qué os voy a contar de sus redes sociales, de sus bromas. En definitiva, se pasa el día riéndose y disfrutando de la vida. Jenni tiene la llave: para rendir bien, hay que ser feliz y estar a gusto con una misma. Por eso, cada vez que la escucho decir que está en uno de sus mejores momentos, me alegro tanto por ella y la entiendo. Abandonar el Barça e irse a México... Pff, era una decisión arriesgada. Pero, a juzgar por lo que vemos en el campo, porque la mejor Jenni está de vuelta, bendita elección.

Es tan natural, que es transparente. Cómo lloraba ayer por conseguir el pase a las semifinales del Mundial. Se dice pronto. Y son las lágrimas de una jugadora que sabe lo que es ganarlo todo a nivel de clubes, pero que nunca había experimentado esa sensación con la Selección. Ojalá que la sigamos viendo llorar, será buena señal.