CONTRACRÓNICA | ARGENTINA 3 (4) - FRANCIA 3 (2)

Scaloni gana la batalla más grande jamás contada entre dos dieces

El obrero del fútbol argentino lleva a la Albiceleste a su tercera estrella en uno de los guiones más dramáticos de la historia de los Mundiales, con Messi y Mbappé como protagonistas.

Messi defiende a Mbappé en una acción de la final. /AFP
Messi defiende a Mbappé en una acción de la final. AFP
Andrés G. Armero

Andrés G. Armero

Nada está escrito en el fútbol. Por eso, ni la presencia de mercaderes en todas sus áreas ni el Mundial de las vergüenzas pueden tapar la inmensidad de un deporte universal que hoy ha ofrecido un episodio de época. En él, sus dos protagonistas principales, Leo Messi y Kylian Mbappé, aparecieron en momentos clave del largometraje en puntos de giro inesperados. Dos goles para el argentino, tres para el francés. Un 10 eclipsó a otro, es injusto que el resultado final elija un vencedor y un vencido. Ganó el fútbol, como dicen los filósofos en los bares, en un partido que sobrevivirá en la memoria de muchas generaciones, con un Messi levantando la Copa del Mundo con una túnica puesta por el emir.

Resumen del Argentina - Francia.MEDIAPRO

Unos contarán que vieron a la Argentina de Scaloni desatada en el primer acto, que vencía por 2-0 a una Francia timorata, con goles de Messi, de penalti, y de un excelso Di María. Otros hablarán de los dos minutos de desenfreno de Mbappé para forzar la prórroga. Todos narrarán un tiempo extra de locura colectiva, con otro gol de Messi y la respuesta de Mbappé de penalti. Y, al final, los 11 metros del drama, en los que Kylian y Leo no fallaron, pero sí Coman y Tchouaméni, ante un Dibu Martínez agigantado. El destino hizo sufrir a Messi, cuando parecía que el que reparte las cartas le había vuelto a organizar otra partida trampa. Pero era simplemente la enésima prueba de fuego para él, porque el que quiere algo en esta vida tiene que sufrir hasta merecerlo. Messi lo hizo hasta el último día y se lleva la gloria para siempre.

KYLIAN MBAPPÉ

👏 💯 Mis 'dieses'

El 10 de Francia demostró en dos minutos la inmensidad de su figura. La potencia y determinación en su lanzamiento de penalti en el minuto 80 metían a Francia en la final. La elegancia de la técnica en su volea con la diestra unos segundos más tarde forzaba la prórroga. En ella, anotó otro penalti por el mismo lugar para empatar de nuevo el partido, era un déjà vu constante. Le dábamos por desaparecido contra Argentina, hasta que surgió de la nada para hacerlo todo. Su sonrisa al sonar La Marsellesa era una premonición. Un genio del deporte se consagra en los Mundiales con 12 dianas en 14 partidos, el jugador más joven de la historia en alcanzar esa cifra en citas mundialistas. En Catar, se lleva el trofeo de máximo realizador con ocho tantos. Casi nada.

Para entender la magnitud de sus logros basta con ver los números de otras leyendas. Pelé, 12 goles en 14 partidos en Mundiales; Leo Messi, 13 goles en 26 partidos; Ronaldo Nazario, 15 goles en 19 choques. Kylian Mbappé come en esa mesa a los 23 años. Por eso, el eco de un estornudo suyo en París llega hasta Catar. Por eso, de la película de su futuro se hará un remake cada verano. Así hasta que se retire. Su dimensión lo justifica todo.

Kylian Mbappé (23) celebra su primer gol ante Argentina.  RONCORONI / EFE
Kylian Mbappé (23) celebra su primer gol ante Argentina. RONCORONI / EFE

LEO MESSI

😎 Me reafirmo

Messi podrá descansar tranquilo en esta vida y en la próxima. A sus detractores se les ha caído el argumento del icono sin Mundial y Leo no formará parte de esa lista macabra de genios sin premio supremo, como Cruyff, Platini y Di Stéfano, entre otros. El nombre del '10' de la Albiceleste estará al lado del de Diego Armando Maradona en el cielo, como los dioses deportivos de un país que cree en el fútbol por encima de todas las cosas.

A los 35 años y con el depósito en reserva, en un deporte más físico que nunca, Messi ha tirado de clase y liderazgo para poner el broche de oro a su leyenda. En Catar ha tenido una relación especial con los 11 metros. Ha disfrutado de siete lanzamientos de penalti, cinco en partido y dos en las tandas decisivas, contra Holanda en cuartos y ante Francia en la final. Sólo falló ante Polonia. Leo no se dejó intimidar en los momentos de la verdad y en cada uno de sus peregrinajes hacia el balón a los argentinos se les pasó la vida por delante. Temían por su ídolo, pero hoy era su día. El balón siempre encontró las mallas y Messi terminó por inclinar una balanza ficticia en la historia moderna del fútbol, que algunos analistas pretendieron equilibrarla con Cristiano Ronaldo.

Messi (35), tras anotar el gol de penalti en la primera parte.  RONCORONI / EFE
Messi (35), tras anotar el gol de penalti en la primera parte. RONCORONI / EFE

OUSMANE DEMBÉLÉ

🤔 Hay runrún...

En el fútbol y en la vida es tan importante la cabeza como el talento. Dembélé perdió el norte en el minuto 21 de partido en una acción con un extraordinario Ángel Di María. El habilidoso argentino le hizo en el costado izquierdo un recorte clásico de extremo al llegar a la línea de cal, el culé se comió la maniobra, se dio la vuelta desorientado y le persiguió como un pollo sin cabeza. Amago de empujón y leve zancadilla en el área ante la atónita mirada del colegiado y de sus compañeros. Messi no perdonó en la suerte suprema, con una tranquilidad impropia de quien se juega la eternidad.

Por primera vez en el torneo, sacando de la ecuación el partido intrascendente ante Túnez, Francia tenía que remar con el viento en contra. El plan de Deschamps, si alguna vez lo tuvo en el primer acto, se torció definitivamente en ese picotazo absurdo de Dembélé. El técnico lo sustituyó en el minuto 41, a la vez que Giroud, dando entrada a Muani y Thuram. En el segundo acto, Otamendi metió a Francia en el partido con un penalti sobre el citado Muani. Y el runrún cambió de bando, a la par que giraba el guion de una final kafkiana, que Francia comenzó a perder en el vestuario con Deschamps, hoy desafortunado, salvo en las sustituciones a la desesperada.

Ousmane Dembélé (25) reza antes de la final del Mundial.  PAUL ELLIS / AFP
Ousmane Dembélé (25) reza antes de la final del Mundial. PAUL ELLIS / AFP

LIONEL SCALONI

💬 Tengo un WhatsApp para ti

"¡Enhorabuena! Ahora Riazor te necesita". La historia de la Albiceleste irá siempre ligada a la de un obrero del fútbol. Es la justicia poética de un deporte imprevisible que encumbra a un exjugador que hizo de la lucha su emblema y que fue capaz de transferir esa virtud a los banquillos. El triunfo de Scaloni es el triunfo del pueblo.

En una Argentina que se lamía las heridas, Scaloni ha logrado insuflar a su selección su ADN. Amor propio, sacrificio y entrega colectiva hasta conseguir una tarjeta de 37 victorias, 15 empates y 5 derrotas en 57 partidos. Todo para que Argentina vuelva a soñar en grande. La Copa América en Maracaná ante Brasil el año pasado era el aperitivo. En Catar el otrora '12' del Deportivo le regala a su país el ansiado Mundial. Ya no le queda nada por hacer, salvo volver a Coruña y triunfar en la ciudad en la que nadie es forastero. Si le gustan los retos, ahí tiene uno mayúsculo por delante.

Lionel Scaloni (44) da instrucciones a sus jugadores en la final.  RONCORONI / EFE
Lionel Scaloni (44) da instrucciones a sus jugadores en la final. RONCORONI / EFE

KARIM BENZEMA

📀 Mi 'bonus track'

Benzema no compareció en la final contra Argentina, ni en el césped ni en la grada. Jamás sabremos qué habría pasado si Deschamps hubiese aguantado al madridista unos días más en Doha hasta recuperarse de su lesión con la vista puesta en las eliminatorias. Unas cuatro horas antes de la gran cita estaba entrenándose con el Real Madrid en Valdebebas. Un hecho que habla muy bien del francés como profesional de club y regular como integrante de Les Bleus, pero que reafirma lo que vienen anunciando los medios galos desde hace tiempo: no hay sintonía entre Didier Deschamps y el actual Balón de Oro. Y hoy, el técnico, lo reconozca o no, lo ha echado de menos.

Karim Benzema (34), en un entrenamiento en Doha con la selección de Francia.  FRANCK FIFE / AFP
Karim Benzema (34), en un entrenamiento en Doha con la selección de Francia. FRANCK FIFE / AFP

Decían en Francia que a Deschamps le había ido muy bien sin Benzema y a Benzema muy bien sin Deschamps, una máxima que corroboran los números. Sin Karim, el combinado galo dirigido por el técnico de Bayona, ha ganado el 69% de los partidos (63 de 91); con Karim, el 54% (26 de 48). Pero una final no entiende de trayectorias. Que se lo digan al Real Madrid de las Champions y a su estrella. Hoy, Francia quizá se ha perdido su tercera en el firmamento mundial por el orgullo de su entrenador. Zidane espera la llamada de Francia. Y Karim la desea más que nadie.