OPINIÓN

La capa negra: el dinero y el fútbol están por encima del bien y del mal

Messi y la capa negra, levantando el Mundial./EFE
Messi y la capa negra, levantando el Mundial. EFE

El fútbol puede taparlo todo. Durante 90 minutos solo importa eso: que puede pasar cualquier cosa. Lo vieron desde Catar. El Mundial en Doha demostraría que con una pelota de por medio se mira para otro lado. Si no lo piensas mucho no te acuerdas de que las cosas malas también son de verdad.

El Mundial salió redondo. Un equipo africano que enamoró al mundo por sorpresa, y el triunfo más justo y dramático de la historia, en una final imposible de olvidar. Nadie podría quedarse con otro recuerdo. Como si todo estuviese preparado: el fútbol se conjuró para que a Messi le reconociéramos juntos como el mejor futbolista de siempre. Bajando una y otra vez, todas las veces que hiciera falta, por el barranco de los penaltis.

La jugada seguía su curso en favor de Catar. Pero de tanta euforia se olvidaron de la foto. En los segundos antes de que Messi levantase la Copa del Mundo, le vistieron con una capa negra. Para que no quedase ni una duda. A Messi le pusieron el manto que le distingue del resto de los mortales como una deidad.

Cometieron un error. Catar, que le puso con fútbol tantas capas a las violaciones de los Derechos Humanos, se destapó justo con una capa en la foto del Mundial. Para que vieran todos que el dinero primero y después el fútbol; lo único que está por encima del bien y del mal.