ESPAÑA 7 - COSTA RICA 0

Confirmado: se puede soñar con la España de Luis Enrique

Histórica goleada a Costa Rica para firmar un debut impoluto

Los jugadores de la selección celebran uno de los goles /Getty Images
Los jugadores de la selección celebran uno de los goles Getty Images
Hugo Cerezo

Hugo Cerezo

Soñemos, porque esta selección y este entrenador nos están dando motivos para pensar que algo grande se está cociendo. No perdamos de vista el contexto, que Costa Rica será uno de los combinados más pobres del torneo, pero tampoco de dónde venimos (Brasil y Rusia), que otros se preguntan estos días qué les ha pasado (Argentina y Alemania), y que esta goleada para la historia es la constatación de que Luis Enrique escribió una hoja de ruta que ahora mismo luce impoluta.

Entró España al partido como se debe, con la seguridad del alumno que sabe que se ha preparado bien y que no permite que los nervios le nublen el objetivo. La alineación fue puro Luis Enrique. El que no esté al cien por cien, como el resfriado Carvajal, al banco. El que vuele en los entrenos, como Asensio, al once. Y con su sello de entrenador intervencionista, porque nunca fue un alineador, al inventarse a Rodrigo de central. Lo venía probando en los entrenos y se convenció. Nada fue improvisado.

El plan respondió a la pizarra en una de las mejores tardes de fútbol de la era Lucho. Si bien Costa Rica no es un púgil de altura, sí lo era el escenario, el debut en un Mundial, donde tantos malos recuerdos guardamos. Dominadora, templada, exuberante, convencida, profunda. En media hora ventiló el partido, agarrada al pie de Pedri, al control de Busquets y a la inteligencia de Asensio. Olmo, Marco y Ferran, de penalti, todos celebraron su gol, la línea de delanteros titular dando la razón al seleccionador.

Asensio merece párrafo aparte. El balear ya no es Ausencio, erigido en titularísimo con la selección cuando en el Madrid ha sido jugador de fondo de armario prácticamente todo el curso. La rebeldía que le ha faltado en las últimas temporadas ha aparecido cuando peor lo tenía, a las puertas de un Mundial y sin propuesta de renovación del Madrid. El fútbol es presente y ahora mismo el 10 de la selección está que la rompe. Se movió como delantero con una soltura impropia de lo poco que ha aparecido en esa zona.

Faro Luis Enrique

Da la sensación de que el asturiano está como una moto, cuesta abajo y sin frenos. Que lo tiene todo medido, que cada decisión que toma la clava, que está tocado por una varita, que su energía es contagiosa, que tiene, en definitiva, cara de campeón. Queda un desierto por delante para el 18 de diciembre y es prematura toda proyección, pero viendo a Luis Enrique se puede creer en que todo es posible.

Le dio tiempo tras el descanso a rotar, dar minutos a jugadores que serán importantes como Koke, dar vuelo a jóvenes como Nico y Balde, que hace una semana estaba en Sevilla y ahora vuela por Doha, y ampliar la goleada con el doblete de Ferran o el tanto histórico de Gavi, el más joven en marcar un Mundial. Lo de este chico, mitad fuoriclasse, mitad Gattuso, es otro motivo para soñar, en el corto y el medio plazo. Otro acierto de pleno de Lucho, al que le pitaron los oídos cuando lo llevó hace apenas un año.

Soler y Morata se sumaron a la fiesta de una noche que se recordará toda la vida. No sabemos hasta dónde llegará este equipo, pero sí que es el inicio más esperanzador de España en la historia de los mundiales. Y eso es gasolina para lo que viene. El domingo, Alemania, que se puede ir para casa... como la Selección hace ocho años. Hoy, la realidad es otra bien distinta. Y está confirmado: podemos soñar.