Así es la historia de Walter: un hincha argentino de récord, 84 años y 13 Mundiales
Lleva casi medio siglo siguiendo a la albiceleste. "Messi es un ejemplo como jugador y como persona", afirma.
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Tiene 84 años y lleva 13 Mundiales y 10 Copas de América a sus espaldas. Para Walter venir a esta Copa del Mundo ha sido vida. Vida e ilusión. Es el primero sin su Diego, apunta a ser el último de su Leo y no quiere ni pensar en que sea también el suyo. "Mi primer Mundial fue en Alemania 1974. Se extraña mucho a Diego, pero la vida es así. Ahora tenemos a Messi y esperemos que se le dé bien porque se lo merece. Messi es un ejemplo como jugador y como persona", apunta.
Casi medio siglo después de aquella primera cita mundialista, este argentino que viene desde Buenos Aires quiere disfrutar el doble, con un sufrimiento que también se magnifica. Su sonrisa y su mirada esconden esa llama de la pasión de quien sigue a este deporte como si de una religión se tratara. Tiene fe en que su equipo pueda "salir campeón", pero los nervios son inevitables. No ha dormido y admite haber llorado estos últimos días.
"Mi hija me decía que si echaba de menos a mamá (ella se quedó en Argentina trabajando), pero no era eso. Tenía tanta ilusión…", afirma. El cansancio no impidió que aprovechara al máximo su día de partido. Allí estaba él, desde bien temprano, cantando y saltando el primero en el banderazo y asado en el 'gueto' improvisado de la hinchada de Argentina situado en el Cluster Q de Barwa Barahat Al Janoub, a las afueras de Doha.
Se avecinaba una "final", ante México, y el ambiente era como tal. Con una hamburguesa en la mano, pide un segundo para tomar fuerzas antes de contar su historia. Le hacen mucha falta. El día es largo y las emociones van a ser fuertes. "Tengo esperanzas en que podamos ganar (el Mundial), pero ya sabes cómo son los mundiales. En el primer partido hicimos, como dijo un periodista, cuatro goles y perdimos 2 a 1. Entonces no se sabe", remarca antes de recordar que también estuvo en la final de Sudáfrica 2010, en la que España fue campeona del Mundo. "España me encanta. Voy mucho por Barcelona", menciona.
Acompañado de su hija, que ha ido a cinco Mundiales y que también muestra esos nervios propios de quien afronta un partido decisivo de este nivel, inicia su camino hacia el estadio con gran energía. "Vamos, papá, que nos quedamos atrás", le grita y él se apresura para unirse al grupo de hinchas que van rumbo a la zona de recogida del autobús o 'colectivo', tal y como ellos lo llaman.
Entre la hinchada albiceleste todos le conocen. Como no. Según él, es el aficionado con más Mundiales en Argentina. "Hay uno que tiene 17 Mundiales, pero es periodista Macaya Márquez. Yo soy una persona simple", destaca orgulloso. Tras esto, relata cómo ha sido llevar 48 años siguiendo a Argentina en los Mundiales. "Hay amigos que se fueron… Llevo años que voy con mi hija". Se emociona por ello. Y continúa: "El fútbol es pasión, porque yo jugué al fútbol también. De chico tuve la desgracia de que me quebré la tibia y el peroné y en aquella época no tenía remedio. No es como ahora".
Ya en el autobús, el ánimo no ha decaído. Todo lo contrario. Walter gritó, cantó y mostró una agilidad y vigor impropios de alguien de su edad durante todo el trayecto. "Me da fuerza el fútbol", asegura en el largo camino al estadio de Lusail, el mismo donde se jugará la final de un Mundial que anhelan Walter y los suyos.
Él ha vivido las dos finales en las que Argentina levantó la Copa y también otras en las que cayeron. "La del 86 fue muy especial. Ya lo había vivido el 78 y fue emocionante cuando ganamos a Holanda. Pero la del 86 era cuando menos esperanza teníamos. El equipo no funcionaba bien de entrada y sin embargo, empezaron a funcionar bien Diego y vino ese gol de la 'mano de Dios'", recuerda.
Más de una hora de trayecto, entre autobús y metro, y Walter no para. Sigue el ritmo de todos los jóvenes que le rodean y le admiran. Todos ellos le habían señalado como la voz de la experiencia al ser preguntados por el más mítico del lugar. Y, sin duda, Walter tiene esa esencia de los aficionados únicos.
Su trayectoria con la bandera al cuello presume de haber visto a Argentina ganar sus dos Copas del Mundo. "Hay que jugar a muerte, con los dientes apretados. Y como le digo yo, ahí no hay que cantar, hay que alentar al equipo que pierde. Vamos a ganar", sentencia Walter. Palabra de veterano.