La partitura de Monsieur Griezmann salva a Francia

Hay momentos que cambian la historia de los campeonatos. Y a Harry Kane le tocó vivir uno de ellos. El capitán de Inglaterra tuvo desde el punto de penalti la igualada que merecía su selección en el minuto 84, pero le tembló la pierna y envío su chut desde los 11 metros a la piscina del emir. Las lágrimas de Kane son las de Inglaterra, la selección que llora desde 1966 sus desgracias.

Francia aguardaba agazapada desde el pitido inicial y salía a golpe de corneta, cuando así lo dictaba Monsieur Griezmann, amo y señor del Mundial. En una jugada que nació en Mbappé, en un eslalon hacia el centro, pasó por Dembelé y el propio Griezmann, Tchouaméni se disfrazó de Toni Kroos para conectar un derechazo que se ocultó entre las piernas de Bellingham para colarse en el arco inglés. Minuto 17 y 0-1, guion perfecto para la Francia de Deschamps, que por momentos recordaba al Madrid de la Champions.

Inglaterra acosaba la meta de Lloris, quien le hacía la vida imposible a su amigo Harry, compañero de vestuario del Tottenham, con dos paradas de muchos quilates. Los de Southgate generaban, pero no finalizaban. Sólo una imprudencia del propio Tchouaméni, que derribó en el área a Saka en el minuto 9 del segundo acto, desembocó en el empate de Kane, que iguala a Rooney como máximo goleador histórico de su selección (53). A partir de ahí, los ingleses lo intentaron de todas las maneras, llevando la voz cantante. Pero enfrente había un director de orquesta que tenía una partitura y otros planes.

En una jugada a balón parado, tras varios rechaces, Griezmann sacó el guante zurdo para poner el esférico en la cabeza del sempiterno Giroud, a menudo en el alambre de las críticas, pero siempre en el podio de los campeones. El remate se envenenó tras tocar en Maguire. Gol en el 78 y semifinales. Kane pudo cambiar la historia ante el vigente campeón, pero falló en el instante decisivo el citado penalti. Este lo había cometido Theo Hernández, que atropelló a Mount en una acción grosera detectada por el VAR. Pero el marcador no se movió. El destino siempre ayuda a la Francia de Deschamps y al Madrid de Ancelotti, valga la redundancia.

Francia baila al ritmo que marca Antoine Griezmann, violinista clave en el título mundial en 2018, promocionado a director de la orquesta gala en 2022. Todo lo que toca lo convierte en oro. De él salió el pase para Tchouameni en el primer gol y la asistencia mágica con la zurda para que rematase Giroud de cabeza a la red el segundo. En este Mundial juega de todocampista y tiene la misión imposible de equilibrar un equipo desequilibrado por su confección y las ausencias.

La estrella del Atlético de Madrid, que comenzó la temporada con la charlotada de jugar los minutos finales de los partidos colchoneros en nombre del ahorro, ha llegado a Catar en uno de los mejores momentos de forma de su carrera profesional. Quizá sea el jugador que más se ha revalorizado en el torneo, mostrando una versatilidad encomiable en beneficio de su equipo. Chapeau, Antoine!

El capitán de Francia aguó la fiesta en el primer acto a su compañero de vestuario en el Totthenham Harry Kane. El arquero le sacó un mano a mano y un tiro a la escuadra en 10 minutos de pura inspiración. En el arranque del segundo, firmó una de las paradas del campeonato ante un remate espectacular de Bellingham desde fuera del área. Sólo se mostró incapaz de detener el penalti ejecutado por el propio Kane en el minuto 53. Hoy era un día especial para Hugo Lloris, que ha adelantado a Lilian Thuram como el jugador con más partidos en la historia de la selección francesa (143 del arquero por 142 del exdefensa). Además, suma 18 choques disputados en Mundiales con Les Bleus, superando a Thierry Henry, Fabien Barthez y Griezmann, todos con 17. Un portero sobrio en el que Francia ha fundamentado parte de su éxito. En Catar las dudas defensivas eran la comidilla de la prensa gala, pero el liderazgo de Lloris desde el arco ha contribuido a disiparlas. Deschamps puede respirar tranquilo con él bajo palos.

Una de cal y otra de arena. En ataque, su gol en la primera parte le ponía el disfraz de héroe galo. A sus 22 años, el jugador del Real Madrid firmaba su segundo tanto con la zamarra azul, el primero lo había rubricado en un amistoso contra Costa de Marfil en marzo. En defensa llegaron los borrones. El más comentado, su zancadilla a un eléctrico Bukayo Saka que causó el penalti que metía en el partido a Inglaterra. Los siguientes, como un desajuste en un cabezazo de Maguire que se estrelló en el palo, no terminaron en gol, pero sembraron más dudas sobre sus prestaciones en este Mundial. En su descargo, hay que reseñar que la zaga de Francia formada, de izquierda a derecha, por Theo Hernández, Upamecano, Varane y Koundé no pasará a la historia de los Campeonatos por su solidez. Francia es un equipo partido y Tchouaméni lo paga. Pero Antoine está ahí para arreglarlo.

"Well done, mate!", le he escrito antes de comenzar el partido al jugador del Chelsea. "Bien hecho, colega" porque decidió irse del Mundial hace una semana cuando se enteró de que unos bandidos habían atracado su casa. Y es que la vida es más importante que el fútbol, una trivialidad que hay que recordar cada domingo. Él se subió a un avión destino Londres y eligió comprobar de primera mano cómo estaba su familia, porque no hay troncho que valga más que sus tres hijos. Sterling se perdió el partido de octavos frente a Senegal (Phil Foden fue titular) y, tras unos días en Inglaterra, volvió a Catar. Ayer se entrenó con el combinado de Gareth Southgate y hoy jugó 10 minutos. El seleccionador ha gestionado su caso de manera impecable. Inevitable acordarse de Sarunas Jasikevicius, en su época de entrenador del Zalgiris, y su bronca a un periodista por no entender que uno de sus jugadores, Augusto Lima, se iba a perder un partido por su reciente paternidad. La gente a menudo elogia a aquellos que ponen el trabajo por delante de la familia. Para mí se equivocan. Yo prefiero ser como Sterling y quedarme sin campeonato.

Es una ocasión única en la historia de Les Bleu.Zinedine Zidane está libre y toda Francia cuenta las horas para ver a la leyenda en el banquillo galo. En un fin de ciclo en la Federación Francesa de Fútbol (el veterano presidente Noël Le Graët tiene 80 años y algún escándalo a sus espaldas por supuestos casos de acoso), se presumen cambios mucho antes de agotar el mandato en 2024.

Los temas políticos interesan menos al gran público, que sí suspira por una permuta en el banquillo desde hace tiempo. Sin embargo, los buenos resultados cosechados por Didier Deschamps han dilatado el sueño del aficionado francés de ver a Zizou con el bastón de mando. El actual técnico, en el cargo desde 2012, se empeña en ganar títulos y en llegar lejos en los torneos. La razón dice que Deschamps, hombre de pocos amigos, debería continuar porque los números le respaldan. Pero el corazón galo apunta a Zidane y son muchos los que piden su nombramiento pase lo que pase en Catar. La respuesta, en unas semanas.