No llores por mí Argentina: las reacciones más emocionales tras la derrota albiceleste
Los más de 40.000 aficionados de la Albiceleste vivieron un auténtico carrusel de emociones en el debut ante Arabia Saudí.
Al argentino no se le descubre hasta que llega un Mundial. Los que hayan conocido a algún aficionado de la Albiceleste en las últimas horas habrán advertido evidentes cambios de humor: ilusión en la previa del debut, emoción con el primer gol de Leo Messi y profunda decepción tras la remontada de Arabia Saudí. Más de 38.000 seguidores se desplazaron desde Sudamérica para vivir en directo el estreno de la selección de Scaloni y la derrota final les dejó un amargo sabor de boca.
El ambiente generado por los argentinos fue excelente desde primera hora de la mañana. La afición peregrinó en masa hacia el Lusail Stadium y se encontró con un apoyo inesperado: el de miles de seguidores asiáticos que también se desplazaron a animar al combinado de Messi. En un país, Catar, habitado por más de un 80% de extranjeros, los fans nacidos en la India, Pakistán o Bangladesh que residen en Doha se aliaron con Argentina y se infiltraron entre su hinchada. Más de dos tercios del coliseo catarí estaban ocupados por hinchas vestidos de azul y blanco.
Todo estaba preparado para vivir un día para el recuerdo y la Albiceleste arrancó de la mejor manera. Las aproximaciones iniciales despertaron a los forofos y la alegría se desbordó cuando, en el minuto nueve, Salem Abdulhamid agarró a Paredes en el área y el colegiado señaló el punto de penalti. Messi agarró la bola y la alojó en la red con la elegancia que caracteriza al astro de Rosario. En ese momento, el Lusail pareció La Bombonera o el Monumental. Los rostros de la afición argentina hablaban por sí solos.
El gesto se torció con el paso de los minutos. La Scaloneta se fue por delante al descanso, pero su juego, conservador, no convenció. El desastre se consumó en el inicio del segundo tiempo: Al-Shehri empató en el 49' y Aldawsari volteó el marcador con un golazo en en el 53'. El alborozo desapareció y el nerviosismo comenzó a apoderarse de los futbolistas sudamericanos... y de sus seguidores, que no daban crédito al escenario de partido.
La Albiceleste fue incapaz de empatar y se jugará el pase en los dos próximos partidos ante rivales más peligrosos que los sauditas: México y la Polonia de Lewandowski. Siguen siendo uno de los grandes favoritos para levantar la Copa del Mundo, pero el traspiés inicial obliga a los futbolistas a reaccionar. La respuesta de su hinchada fue de incredulidad y apoyo. Messi se va y un tropiezo no puede alterar la ruta (que se lo digan a la España del 2010), pero ya no caben más decepciones. Los 38.000 desplazados lo agradecerán.