ARGENTINA 3 (4) - FRANCIA 3 (2)

La película de la mejor final de la historia

El 3-3 entre Argentina y Francia se ha convertido en un partido para el recuerdo, cargado de imágenes icónicas y momentos únicos.

Messi celebra el Mundial./EFE
Messi celebra el Mundial. EFE
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Y el Óscar va para... la final del Mundial. No se atreva, señor Hollywood, no lo va a lograr. De verdad. Lo de que la realidad supera a la ficción se comenzó a pronunciar pensando en tardes como esta. Conviene darse un garbeo por la RAE para encontrar palabras para definir lo que pasó en Lusail. Un choque de trenes. Una tormenta magnánima. Poseidón contra Zeus. Messi frente a Mbappé. Los mejores mirándose a los ojos, en el día y la hora. Estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. Resistir las lágrimas. Los goles. Levantar la copa. La tensión. La remontada. Un francés imparable. Un argentino marciano. Un muro con guantes. Resolverlo en los penaltis. Un 3-3. Un 3-3 en una final. Saquen el guion. Y al genio que se le ocurrió. De primeras, no engaña: lo han escrito los dos '10'. Pero hubo muchas más aristas. Esta fue, es y será la película futbolística de nuestras vidas. La mejor final de toda la historia. El Argentina-Francia.

El resumen de la mejor final de la historia.

MINUTO 23

Messi adelanta a Argentina

Di María hizo la primera de la tarde. Recortó desde la izquierda y Dembélé, impreciso en la cobertura, le barrió por detrás. Penalti, aunque los franceses lo discutieran. Messi lo transformó con seguridad. Fue una jugada polémica y cuyo desenlace individual distaba del voltaje que se espera en la final de una Copa del Mundo. Un aperitivo previo a una mariscada en el mejor restaurante del país.

MINUTO 35

Di María da un golpe sobre la mesa

El de la Juventus completó un contragolpe perfecto, en una triangulación rápida, precisa y directa entre Nahuel Molina, Mac Allister, Messi, Julián Álvarez, de nuevo Mac Allister y Ángel Di María. El 'Fideo' transformó ante la salida de Hugo Lloris y evidenció el poderío argentino hasta el momento. Otra imagen que caerá en saco roto tras lo ocurrido a posterior. Reivindicamos su valía. Que, al menos, se enseñe en las escuelas.

El gol de Ángel Di María.

MINUTO 41

Deschamps mete mano

El seleccionador francés, viendo el desastre colectivo de los suyos, hizo un doble cambio antes del descanso. Quitó a Giroud, tocado, y a Dembélé, que no estaba jugando un buen partido, y entraron Thuram y Kolo Muani. Los revulsivos serían decisivos a posteriori. El atrevimiento tuvo su recompensa. Apostó por la clásica: puerta grande o enfermería. Le salió cara, aun perdiendo.

MINUTO 70

Primer tiro de Francia en el partido

Parece mentira tras el desenlace, pero la selección de Deschamps no disparó, ni siquiera fuera, hasta el minuto 70. Fue Kylian Mbappé, a las nubes. En ese entonces, Dibu Martínez había tocado el balón cuatro veces contadas y la zaga argentina vivía una noche plácida. Por supuesto, no se esperaban lo que estaba por venir.

MINUTO 80

El primero de Mbappé

Kolo Muani ganó la posición desde la potencia a Nicolás Otamendi, que cometió un claro penalti por detrás. Fue una jugada relativamente similar a la primera pena máxima señalada. Hasta entonces, Francia no había tirado a puerta. Mbappé chutó con fuerza y Dibu, que se lo adivinó, no pudo repeler. A diez del final, había partido.

MINUTO 81

Ver para creer: ¡empata Francia!

En un minuto, Mbappé hizo un doblete. El segundo en su cuenta particular fue una oda al fútbol de potencia, que está ligado también a la calidad. Hizo una combinación fabulosa con Marcus Thuram y definió con una violenta volea a la que no pudo responder Dibu. Lo celebró con rabia. Francia ya creía. Del 2-0 al 2-2. Perplejidad en las gradas. Una final de época.

MINUTO 90+4

Mbappé, desencadenado

La estrella del PSG, que apenas había participado, se desató. Es un especialista en oler la sangre. Un depredador. Un centro suyo no conectó por centímetros con la cabeza de Kolo Muani. También lo intentó desde la media distancia, en un chutazo envenenado. Acabó chocando contra un defensa.

Mbappé marca uno de los goles de Francia.

MINUTO 90+7

Y Messi volvió a creer

Cuando todos los protagonistas se conformaban con el tiempo extra, Leo tenía un as bajo la manga. Recibió en tres cuartos, como más gusta. Condujo, con la pelota cosida a la bota y encontró el suficiente hueco (insuficiente para cualquier mortal) para chutar hacia el arco de Lloris. Le quedó algo centrada y el portero tuvo que hacer una gran estirada para salvar los muebles.

FINAL DEL TIEMPO REGLAMENTARIO

A la prórroga

El partido, en su punto álgido, no podía concluir. El empate a dos dejaba treinta minutos más para el disfrute en una batalla encarnizada. Y el tiempo extra, habitualmente una concatenación de desdichas y pérdidas de tiempo, sería una batalla para el recuerdo. Posiblemente, la que forzó que muchos consideren este encuentro como la mejor final de todos los tiempos.

MINUTO 109

Messi, una vez más

Unos pidieron fuera de juego, otros que el balón no había entrado. El VAR demostró que Lautaro estaba en línea. El reloj, que la pelota sí había rebasado la línea de gol. Y las lágrimas en la grada, que Argentina estaba más cerca de su tercera estrella. Lloris hizo una parada soberbia al delantero del Inter. Messi recogió el rechace y lo empujó al interior de la portería. Diez minutos para que Francia repitiese hazaña: remontar o morir.

Aficionados argentinos viven la final en la India.

¿Y el banquillo? Qué imágenes. Jugadores de talla mundial como Dybala y Di María, campeones una y otra vez a lo largo de sus carreras, corrían con lágrimas en sus rostros y se abrazaban a Lionel Scaloni. El triunfo estaba más cerca...

MINUTO 117

La historia de nunca acabar

Otra vez. Otra vez Argentina lo tenía hecho, rozaba la copa con la yema de sus dedos y de nuevo volvía a caer. Kylian Mbappé hizo su hat-trick desde el punto de penalti. Montiel extendió las manos para frenar un chutazo del propio futbolista francés y cometió una pena máxima indiscutible. Lo transformó por el mismo lado que el primero. 3-3 en la final de un Mundial. Delirio. Quizás los dos mejores del mundo frente a frente: Mbappé vs. Messi. Un duelo titánico.

MINUTO 120

San Dibu Martínez

Impensable ser más decisivo. Los penaltis en el horizonte y el argentino hizo un milagro. A la altura del de Casillas ante Robben. Imagen para el recuerdo. Una estirada magnánima, una intervención de vanguardia, un rezo conjunto. Kolo Muani rozó la heroicidad con un chut certero. No se le aprecia culpa, poco más pudo hacer para transformar.

La parada de Dibu Martínez a Kolo Muani.

¡FINAL!

La tanda de penaltis

Y ya está. Semejante oda concluiría desde los once metros. Qué cruel legado. Los penaltis dejarán un vencedor y un vencido. Imágenes de lágrimas fraguadas desde una tanda letal. No es una lotería, por supuesto, pero iguala las fuerzas. El todo puede pasar. Mbappé y Messi se informaron: los mejores, al principio. Ambos transformaron.

El Dibu Martínez se lo paró a Coman. Dybala, que había salido para eso, no erró. Sí Tchouameni, al que el guardameta le ganó la batalla psicológica y le obligó a ajustar tanto que se le marchó fuera. Paredes mostró sangre de hielo y Kolo Muani se empeñó en que su actuación fuese impecable.

Montiel tenía ante sí la fe de todo un país. Había sido protagonista negativo. Él había estirado el brazo para que Mbappé empatara. Una imagen que le acompañaría de por vida si erraba. Pero el aliento de su grada le dio la confianza suficiente para transformar.

ARGENTINA, CAMPEONA

Vence la emoción

El lateral del Sevilla se quitó la camiseta y comenzó el sprint protocolario. Por el camino se dio cuenta de que no, que la imagen que siempre se ha visto no iba de la mano con su cabeza. Rompió a llorar por el camino. Argentina había vencido, pero estaba derrotada. La mayoría de sus futbolistas no llegaron para acompañar a Montiel. Se quedaron en el sitio, arrodillados. No ante Messi, aunque podrían. Ante sí mismos, ante su esfuerzo titánico, ante todo lo que habían logrado por su país, por su gente, por su bandera.

Los argentinos, rumbo al Obelisco.

Cuando fueron conscientes, ya se acercaron a Montiel, acompañaron sus lágrimas. Messi se mantuvo firme. Sus ojos eran una marca de orgullo, la mirada de un líder que había logrado un sueño. Las declaraciones, cargadas de emotividad, se sucedían. "Nacimos para sufrir", pronunció De Paul. "Con dos tiros de mierda nos empatan. No tengo palabras", regañó Dibu Martínez.

LA COPA

La túnica y una imagen para la historia

No hay final histórica sin la fotografía de la copa. Aún quedaba el momento más icónico, el que pasa de generación en generación, la imagen que le enseñarás a tus nietos. Desgraciadamente, caerá en el olvido el hat-trick de Mbappé, el partido de Messi o las lágrimas perennes de Di María.Lo enseña Abba: the winner takes it all (el ganador se lo lleva todo).

Messi levanta la copa.

Aún quedaba tiempo para la última sorpresa del Mundial de Catar. El emir, antes de entregarle la copa a Messi le vistió con una túnica conocida como Besht. Fíjense, en eso sí acertaron, aunque sobraba una 'h': es el mejor. El motivo es que este domingo 18 de diciembre se celebraba en el país la fiesta nacional. La vestimenta que le colocó al astro argentino está reservada para los cargos importantes. Así, se entiende como un gesto simbólico que le coloca como una persona de enorme relevancia. Una acción, por otro lado, que desató todo tipo de críticas en las redes sociales. En definitiva, otra escena que no caerá en el olvido.

LA GRAN CELEBRACIÓN

Diego y Leo

Finalizado el protocolo, se llenó el césped de aficionados enloquecidos por celebrar junto a sus compatriotas. Entonces, Messi emuló la imagen de Maradona a hombros de un seguidor en 1986. En esta ocasión, no fue Roberto Cejas, aunque sí estaba presente en el estadio. El encargado, Agüero, posiblemente hubiera tenido un sitio en el plantel si no hubiera padecido de problemas cardiacos.

Los protagonistas, ya cautivados en su éxtasis, atendieron a los medios de comunicación. Y el simbolismo, la narrativa, se disparó. Messi, por supuesto, se acordó de Maradona: "Esto es una locura. Se hizo desear, pero es lo más bonito que hay. Es hermosa, es impresionante. La deseaba muchísimo. Estaba seguro que Diego me la iba a regalar y presentía que era esta, que se estaba dando".

LA FIESTA NO TERMINA

El planeta late por Argentina

Un Mundial no es más que la representación del planeta a través del balón. Un evento que mueve masas, que lleva a miles de seguidores a gastarse sus sueldos por acompañar a su país. Mientras los argentinos se abrazaban en el césped en los lanzamientos de penaltis, millones de personas en todo el mundo contenían las lágrimas ante lo que estaba a punto de suceder.

La Puerta del Sol, repleta de argentinos.

El éxito de Argentina se ha transformado en júbilo, en imágenes virales, en humo de bengalas, banderas, abrazos, copas. La tercera estrella convierte hoy a millones de argentinos en las personas más felices. España ha llenado sus plazas de festejos, como tantas otras naciones. Una fiesta que tardará en terminar. Mundial 2026. México, Estados Unidos, Canadá. Ya os estamos esperando, con los brazos abiertos. Tendréis difícil empatar con este regalo. El fin del Mundial de Catar encumbró a Messi, en la mejor final de la historia. Aunque, quizás, fruto de la euforia, recurramos a la misma fórmula en cuatro años. Así funcionan las Copas del Mundo. Larga vida.