EUROCOPA | ESPAÑA 2 - FRANCIA 1

El triunfo del sur que arruinó la fiesta nacional de Francia: "No conocía a ningún jugador de España"

Lamine y Olmo evitaron que los galos disputarán la final de la Eurocopa el 14 de julio.

Griezmann, decepcionado tras la derrota ante España. /EFE
Griezmann, decepcionado tras la derrota ante España. EFE
Marc Mosull

Marc Mosull

Perpignan (Francia).- "España nos ha eliminado, así que merece ganar la Eurocopa", aseguraba, en inglés y con un tono de condescendencia, un francés de Perpignan tras la primera semifinal del campeonato continental. "Somos vecinos, pero no hay rabia por nuestra parte. Creo que los españoles sí que nos tienen un poco de odio", comentaba entre risas su novia, que vestía una camiseta de Mbappé. "Contra Inglaterra sí que hay una rivalidad de verdad; futbolística, histórica y política", completaba él.

Durante el partido, la sensación generalizada en los bares de Avenida Maréchal Lecrec de Perpignan era de cierto aire de superioridad por parte de los locales, como si a pesar del triunfo final español los franceses no se tomarán del todo en serio a la selección de De la Fuente ni al país. "Hasta hoy no conocía a ningún jugador de España", decía un chico joven, casi un niño, justo después del final del partido.

En ese momento exacto, cuando el esloveno Slavko Vincic pitó, uno de los centenares de aficionados que se agolpaban en la terraza del Delirium Café se puso a gritar "¡Vamos! ¡Vamos!", celebrando el resultado, mientras agitaba su jersey al aire como si fuera una hélice. Alguno lo silbó tímidamente, pero la respuesta mayoritaria anduvo entre la indiferencia y la carcajada. "No, no, yo no soy español. Solo era una broma. Una broma", desvelaba, poco después y con cierta dificultad para expresarse, desde la barra, mientras pedía tres cervezas más.

En el Au Fût, un bar muy cercano, había un joven con una bandera de España colgada del cuello, pero tampoco hablaba ni papa de español. Ni de inglés. Lo mismo, la llevaba por puro cachondeo, una especie coña para mofarse del país rival. Y así se lo hacía saber a todo el francés que le preguntaba al respecto.

Un joven francés gritando tras el pitido final. RELEVO

“Hay cierta sensación de superioridad”

"España no es un problema para Francia y nunca lo ha sido. Más bien, hay cierta sensación de superioridad, eso sí. Los españoles cobran poco, se jubilan muy tarde... Es lo que se dice desde aquí, como si Europa terminará en los Pirineos. Se ve a España como un país más pobre. De hecho, casi todos los que viven cerca de la frontera, suelen ir una vez al mes como mínimo a comprar a la Jonquera o a Figueres porque es mucho más barato", asegura Martí Majoral, un barcelonés que lleva muchos años afincado en Perpignan. Así pues, para los franceses España es un país del sur, con todo lo negativo que lleva implícito el hecho de serlo.

Bien es cierto que el salario medio mensual, según el informe Adecco de 2023, dista mucho de un país a otro. De 1.822 que se cobran en España, a los 2.574 de Francia, lo cual supone casi un 30% de diferencia. "Aunque en la práctica, la región de la Cataluña del Norte -que tiene la mayor tasa de paro del país galo- es mucho más pobre y menos industrializada y avanzada que la zona de Girona, por ejemplo. Pero aquí la gente eso no lo ve", describe Majoral.

Así se vivió el Francia-España en Perpignan. RELEVO

"Quizás ha ido cambiado un poco esta visión en los últimos tiempos, pero tradicionalmente desde Francia siempre se ha percibido a España como un país que, además de lo económico, en términos sociales y también democráticos, va varios años por detrás; es un territorio atrasado. Que muchos españoles se exiliaran en esta zona durante la guerra y el franquismo o que hasta no hace tanto hubiera una dictadura al otro lado de la frontera probablemente ayudó a generalizar esta idea", argumentaba en catalán, un hombre de mediana edad, de nombre Paul, que vio el partido desde una de las mesas de la parte de atrás del bar Les Dudu.

El triunfo del sur

"Ves lo llenos que están los bares esta noche, imagínate como estarán en la final del domingo que es el día nacional de Francia", explicaba el compañero de Paul, más joven que él, justo después del gol de Kolo Muani. Entonces, se las prometían muy felices. Y es que el 14 de julio es una auténtica fiesta en todo el país y ese carácter festivo se traslada a cualquier evento deportivo que se disputa en esa fecha, caso del Tour de Francia, por ejemplo. Para un ciclista galo, así como para el público local, ganar la etapa de ese día es el no va más.

Así pues, de haber jugado Francia la final de la Eurocopa el 14 de julio, el próximo domingo, hubiera sido un evento extraordinario en el estado francés, inédito hasta la fecha. Pero Lamine Yamal y Dani Olmo lo evitaron. "España nos ha fastidiado la fiesta", se lamentaba un chaval que llevaba pintada la bandera de su país en la mejilla, sin ganas de soltar ni media palabra más, mientras abandonaba el Delirium Café tras despedirse de sus amigos en la noche que el sur derrotó al norte.