El plan para desactivar al súper Barça: una presión alta y marcajes individuales
La Real Sociedad y el Bayern han dado con la tecla para hacerle daño al mejor equipo del mundo.

La derrota de la Real Sociedad ante el Barça fue una victoria para las de Natalia Arroyo y para el resto de equipos. Me explico. La entrenadora realista mostró las debilidades del conjunto culé y demostró que son humanas. El Bayern tomó nota y remató la faena que iniciaron Nerea Eizagirre y compañía.
Después de su derrota por 2-1 ante el Barça, Natalia Arroyo desveló la clave de su estrategia, la que puso contra las cuerdas a las culés y las convirtió en el primer equipo en esta temporada que se marchaba al descanso con ventaja en el marcador: "Cuando están en el uno contra uno, Paños nunca la va a tirar arriba. Entonces, la presión hay que ejercerla y terminarán fallando".
Porque el plan pasa por una presión alta, casi asfixiante, sobre la salida de balón del Barça. Basar la construcción de su fútbol sobre un golpeo en largo va en contra de los principios del ADN culé. Natalia Arroyo y Strauss, el técnico del Bayern, convirtieron la principal seña de identidad del fútbol culé en su talón de Aquiles.
Una presión asfixiante y marcajes individuales
Tanto el Bayern como la Real Sociedad ejercieron una presión asfixiante sobre la salida de balón del Barça exigiendo a las culés una precisión inmaculada en su secuencia de pases para llegar a la portería rival. Y, ahí, y por muy Barça que seas, alguna vas a fallar. Y más cuando no es tu mejor día, como les pasó a las de Jonathan Giráldez en Múnich. Nunca antes se habían visto tantos errores no forzados. La pérdida de balón de Keira Walsh en el primer minuto de partido fue reveladora.
El siguiente paso son los marcajes individuales. Las jugadoras de la Real Sociedad y las germanas no les dejaron ni respirar. En cuanto una futbolista del Barça recibía el balón, ya tenía a tres jugadoras rivales encima: la que marcaba a la poseedora de la pelota y las otras dos que tapaban las líneas de pase.
Por supuesto que para llevar a cabo esta estrategia es necesario un meticuloso estudio del equipo de Jonatan Giráldez. Y Natalia Arroyo, probablemente, sea la segunda entrenadora que mejor conoce el fútbol culé después del vigués. Ese trabajo de laboratorio señala a las laterales. Fridolina Rolfö y Lucy Bronze se pasan el partido corriendo de arriba abajo la banda. Sus internadas, sobre todo las de la sueca, son unas de las grandes armas de ataque de las blaugranas. Por eso, el último paso del plan pasa por desactivarlas: lanzando a las laterales y a las extremos, para negarles la libertad de movimientos y obligarlas a estar constantemente pendientes de su espalda.
Sin reacción
Sobre la pizarra, todo es maravilloso. Pero es imposible llevar a cabo esta estrategia sin convicción, sin intensidad y sin sacrificio. Tres palabras que las realistas y las germanas se grabaron a fuego en su mente. Y, precisamente, le faltaron al Barça. Las culés estuvieron apáticas, sobre todo, en Múnich.
Todos estos ingredientes condujeron al bloqueo a las jugadoras culés, que no supo reaccionar ni plantear otro plan efectivo de partido. Los balones en largo a Geyse no funcionaron y el exceso de centros frontales, tampoco.
"En mi opinión, no. Hemos jugado casi igual de mal. No hemos generado muchas ocasiones claras. El 3-1 es duro, pero hay que jugar mejor para ganar estos partidos", respondió Cronogorcevic tras el partido al ser cuestionada por una mejora del equipo en la segunda mitad. Por suerte, si hay algo que caracteriza a este Barça es la autocrítica y a buen seguro que tomaran nota de este toque de atención.