ESPAÑA 3 (5) - PAÍSES BAJOS 3 (4)

Los héroes Unai y Oyarzabal y el líder Nico lo confirman: esta España no para de ganar, unir y emocionar... ¡y ahora también ya resucita!

España entra en la 'Final Four' de la Nations League a lomos de un portero al que le estaba costando volver, a un goleador de bajón en la Real, a una estrella que no brillaba como solía...

Mikel Oyarzabal celebra uno de sus goles ante Países Bajos. /REUTERS
Mikel Oyarzabal celebra uno de sus goles ante Países Bajos. REUTERS
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

Hubo un tiempo en el que acudir a la Selección en parte era un orgullo pero también un verdadero marrón. Los tiempos en los que no se pasaba de cuartos de final y las críticas arreciaban no eran fáciles de digerir. Los internacionales que brillaban en sus respectivos clubes solían dan su peor versión de rojo. Hasta las estrellas del momento se contagiaban de la espesura general. Con Javier Clemente al mando esta teoría eran tendencia. Hoy, ir a la Selección significa que cada uno de sus miembros potencia, acentúa y multiplica sus poderes.

La victoria de anoche en los penaltis ante Países Bajos eleva a muchos nombres propios que no estaban pasando estos meses por sus mejores momentos deportivos. Desde Unai Simón, que ha vivido un calvario con las molestias en la muñeca operada en verano, a Oyarzabal, pasando por actores secundarios como Mingueza, Le Normand o Aleix o estrellas que se habían apagado de repente como Nico. Un pilar del Athletic, el pequeño de los Williams, que se ha entonado con la llegada de la primavera y que en la Selección, por mucho que se hable de Huijsen (otro caso de estudio), Lamine o Merino, es el que de verdad ha tirado del carro estos días.

Lo de Unai Simón tiene mucho mérito. Su vuelta a los terrenos de juego, tras tener que frenar en julio, se hizo esperar en San Mamés. Y cuando lo ha hecho, le ha costado hasta el punto de que ha sido titular en Liga pero sigue siendo suplente en la Europa League. De hecho, hay quien puso en cuarentena su titularidad en su vuelta a la Selección. No fue uno de ellos De la Fuente. Según desveló la semana pasada Relevo, lo tenía más que claro. No sólo lo iba a devolver a las convocatorias sino que, además, le iba a dar la titularidad en detrimento de David Raya, que fue el guardameta titular en el parón de noviembre.

Ayer, Unai sobresalió parando un penalti clave en la tanda, adivinando la intención de otros dos lanzadores y condicionando a uno más para que se estrellase en el larguero. Pero también fue determinante en el tiempo reglamentario para sostener las diferentes ventajas de España. El brazalete de capitán le elevó más ya que Morata, que fue titular en la ida de estos cuartos ante Países Bajos, no jugó ni un solo minuto en la vuelta. El portero vasco tiene un gran porcentaje de culpa de lo que vivió en Mestalla. De la Fuente tiene el resto.

Unai Detuvo el penalti lanzado por Malen.  REUTERS
Unai Detuvo el penalti lanzado por Malen. REUTERS

Con la defensa sucede más de lo mismo. Le Normand se ha convertido en estos apasionantes partidos a tumba abierta en el titán al que nadie fue capaz de discutir su titularidad durante la Eurocopa. Y en su caso, la resurrección de la que hablamos viene por una doble vía. En primer lugar, por la física. El traumatismo craneoencefálico que sufrió al inicio de la temporada y que le dejó en el dique seco varios meses está más que olvidado. No sólo no utiliza ya el casco protector sino que mete la testa en todas partes como confirmación de que el susto pertenece al pasado. Pero, además, con la Selección ha recuperado la sonrisa que había perdido en el Atlético al salir del once en favor de Giménez y Lenglet. Su ejemplo es el de otro jugador de club mejorado en la eurocampeona antes de verse con su Francia.

Actores secundarios igual de importantes

Mingueza también entra en esta lista por la puerta grande. Tras su irrupción en la Absoluta como una de las grandes revelaciones en el Celta, poco a poco ese poderío fue menguando desde la última concentración de noviembre. Por eso, últimamente había otros laterales como Areso y Juanlu que parecían entrar en las quinielas con más fuerza que él para acompañar a Pedro Porro mientras Carvajal sigue recuperándose de su lesión de rodilla. Después de que Mingueza fuera suplente en De Kuip, en Mestalla fue una de las grandes sorpresas para entrar en semifinales. Y sacó un sobresaliente, siendo clave en una salida de balón que se había atascado y a la hora de frenar a Gapko hasta el punto de aburrirle y forzar su sustitución.

En este grupo de resucitados, que han brillado con la Selección cuando no lo estaban haciendo precisamente en su club, destaca por encima de todos Oyarzabal. El delantero tenía buenos números y siempre ha tirado del carro en el equipo de Imanol, pero le estaba costando un mundo sumar en Liga y arrastraba el dolor de la eliminación europea a manos del Manchester United además de la derrota copera contra el Real Madrid que pone las semifinales cuesta arriba. Pese a que lleva ya 11 goles y siete asistencias en lo que va de curso, Mikel no marcaba en Liga desde el año pasado, el 8 de diciembre en Leganés. Pero con la Selección es otro y vuela. No le basta con ser el héroe de la Absoluta con su papel decisivo en Alemania. En Valencia hizo un doblete y se fue ovacionado.

Nico Williams es otro claro ejemplo. Aunque ya comenzaba a dar señales de lo que fue a raíz de la eliminatoria contra la Roma, si comparamos su exhibición ante Países Bajos, en la ida y en la vuelta, con su rendimiento en el arranque de esta temporada, nos llevaría a hablar de dos jugadores diferentes. La resaca emocional y física de todo lo que ocurrió en la campaña 2023-2024, con la Copa del Rey, la Eurocopa en la que explotó definitivamente y los rumores sobre su posible salida al Barça, acabaron por pasarle factura. Ya suma nueve goles y siete asistencias, pero no ha sido hasta el mes pasado cuando ha vuelto al carril, justo cuando la presencia de la Selección se ha ido acercando para exigirle su mejor versión.

Nico, feliz tras el golazo de Lamine.  REUTERS
Nico, feliz tras el golazo de Lamine. REUTERS

La prueba más evidente de que con España todos los futbolistas mejoran, dejan sus dudas atrás y se revalorizan se vio en la decisiva tandas de penaltis: cinco de los seis lanzadores, precisamente los que marcaron, habían sido suplentes y fueron elegidos para cargar con la responsabilidad. Una muestra irrefutable de la fe que tiene De la Fuente en su plantilla y de que cuando uno pasa a formar parte de esta familia la confianza se dispara. Por eso ya hay en el vestuario quien anoche mismo deslizaba, con humildad pero sinceridad, que hay que ganar en junio como sea y que, con tal juventud y tango el futuro por delante, se puede mejorar lo conseguido por la generación de oro a la que lideró Iniesta. Normal que la afición ayer abandonara Mestalla feliz, con la unión que pocas cosas más le dan y hasta emocionada.