Perdón por seguir teniendo miedo
"Pues yo estoy nerviosa. Tengo miedo de que perdamos". Ha sido la primera frase que he pronunciado nada más llegar a La Cartuja. "¿Por qué? Si vamos a ganar", me decía con seguridad un compañero, consciente de la superioridad de las nuestras. Con el baño a Francia y el 1-0 de España, he empezado a plantearme que lo mío y la desconfianza es un problema serio. Porque sí. No hay color.
La Selección dominó, disfrutó e hizo disfrutar. Y lo lleva haciendo desde el pasado verano, cuando se le encendió la bombilla de campeona para no parar de ganar. A pesar de todo lo que ocurrió y ocurre a su alrededor. A pesar de que los pensamientos de las inseguras como yo frenen la euforia en el gran momento que estamos viviendo, con dos títulos en seis meses. A pesar de que a veces canse luchar a contracorriente contra los que no lo quieren entender. Y seguirán sin entenderlo. España tira de final a final y vuelve a tirar porque le toca. Pasando del nunca al siempre y demostrándome que es difícil acostumbrarse a algo. Incluso a lo bueno.
Ojo, que el miedo a la derrota me duró poco. Y cada vez me dura menos. Es el proceso natural de quien ha vivido acomplejada mucho tiempo mirando al resto del mundo. Tanto en la final como en la semifinal, recorté tiempos para llegar cada vez antes al pensamiento de: "Lo tenemos". Es fácil con esta Selección, que tranquiliza a través de la pelota y no deja de darme lecciones. Con el abrazo de Olga Carmona y Aitana Bonmatí no pude evitar reflexionar sobre todo lo que ha pasado y sobre cómo esta Selección ha demostrado ser un equipo. Con sus opiniones diferentes, sus distintas realidades y, sobre todo, su fortaleza ante el ruido constante.
💕 Que te abracen como Olga a Aitana.
— Relevo (@relevo) February 28, 2024
👀Y que te miren como Salma a sus compañeras. pic.twitter.com/SSaFD23WxG
En medio del partido miré al verde y pensé que tengo que empezar a creer más en que podemos. Que tengo que tener menos miedo al fracaso. Al que no haya gente en la grada o a que surja cualquier problema -que no hemos tenido pocos alrededor de la Selección estos meses-. En la tribuna de prensa el tic tac de mi pierna nerviosa contra el suelo cada vez sonaba más lento. Las cosas están saliendo bien. Aunque nos cueste hacernos a ello ante la falta de práctica durante años y después de tumbar el 'no' y el rechazo que hemos recibido todo este tiempo.
Las locas que no podían. Las locas a las que les dijisteis que era imposible. Las locas que siguen sin creerse que esto es verdad. Y las locas que nos seguirán llevando a lo más alto, acompañadas de otras como ellas que han ganado en confianza. Incluso una que escribe estas líneas siente que las mismas han sido un poco terapéuticas. Ahora, empoderada tras superar mis miedos en apenas 90 minutos, sólo me nace decir: Y si somos las mejores, bueno y qué.