OPINIÓN

"No nos representa", pero "puta Barça"

España celebrando el título en el Wizink Center. /AFP
España celebrando el título en el Wizink Center. AFP

Cuando alguien dice que algo no le representa suele ser porque en realidad este mensaje esconde un sentido más perverso y definitorio. No es que no le represente, sino que no es exactamente como le gustaría que fuese. Y la mejor forma de expresar esa inconformidad una vez las cosas vuelven al sitio reclamado, es a base de mostrar exactamente lo que realmente molestaba, que no es otra cosa que lo que representaba Luis Enrique Martínez. 

El asturiano asumió toda responsabilidad tanto dentro como fuera, construyendo un muro enorme para proteger a los jugadores. Era la España de Luis Enrique, para lo bueno y para lo malo. Con el paso del tiempo, muchos usaron sus convocatorias para señalar una teórica falta de meritocracia sin atender a que las listas no obedecen a méritos, sino a sensaciones. No a algo público, sino privado. Que Lucho, como todos, no llevaba a los mejores en aquel momento del curso, sino a los que mejor se podían adaptar a su juego e idea. Y en esa disputa, en la que muchos vieron un desprecio al madridismo en pro de un guiño al barcelonismo, la Selección dejó de ser de todos, si es que algún día lo fue, para ser material ideológico.

Con De La Fuente se restauraba el daño causado. El hombre tranquilo. Una persona afable, alejado de la parte volcánica de Lucho. Parece que muchos hayan olvidado que si España ha ganado un título tras 11 años es porque Luis Enrique los volvió a situar a dos partidos del trofeo, como ya hiciese en la Eurocopa de 2021 o en la Nations, en la que la vigente campeona del mundo les apeó en la final. La misma selección "que no emocionaba" hace dos días, ahora sí lo hace. Curioso.

El ejercicio vivido en el Wizink atenta más con la vergüenza que contra cualquier otra cosa. Ir a un espacio de celebración a revelarte contra la misma creyendo que es algo lícito denota una profunda falta de conocimiento del entorno y de lo que se está haciendo. ¿Para qué ataviarte como si celebrabas algo si, en realidad, solo celebras la parte del todo?

No nos engañemos. No es grave gritar "Puta Barça". Lo que es reseñable, y no deja de ser irónico, es que ese cántico se perpetre en medio de una celebración conjunta, en "el equipo de todos", con la gente ataviada en bufandas y banderas españolas. Que en un escenario festivo y de celebración algunos opten por reivindicar lo anti antes que lo que los une señala un mal mayor: que la representatividad de algo o no suele ir atado a un término ideológico, y los mismos que siempre reclaman la unida alrededor de La Roja son los que, cuando hay oportunidad, señalan lo distinto para alejarlo.