SELECCIÓN | JUANJO GONZÁLEZ

El nuevo 'Amo' de la Selección soportó a Ali, resucitó por dos íntimos de Villar y fue elevado por 'Lucho': "Es un trabajador nato"

Su paso por Mareo ha sido clave. En el Racing, donde fue un superviviente que hizo de todo, le penalizó su relación con Pernía. A la RFEF llegó en 2013 gracias al 'barón' Maxi y Ginés Meléndez.

Juanjo González charla con Luis de la Fuente en la Eurocopa de Alemania. /GETTY
Juanjo González charla con Luis de la Fuente en la Eurocopa de Alemania. GETTY
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

Juan José González Argüelles (Gijón, 9 de octubre de 1973) es desde hace una semana el nuevo segundo entrenador de la Selección. La salida de su amigo y compañero Pablo Amo rumbo a Catar ha propiciado que Luis de la Fuente reestructure su equipo de trabajo y, a la vez que promociona a su hijo, eleve al asturiano desde su condición de técnico auxiliar para cubrir esta sensible y mediática baja en el vestuario. El seleccionador siempre destaca por apoyarse en su gente de máxima confianza y el exportero, sin duda, lo es desde que ambos se incorporaron a la disciplina de la Federación en 2013.

En Las Rozas ha hecho de todo. Llegó a la casa después de dirigir al Real Avilés. Y en aquel fichaje fue clave una conversación entre dos pilares de Villar, Ginés Meléndez, entonces capo de las categorías inferiores en la Ciudad del Fútbol, y Maximino Martínez, barón de la federación asturiana en esos años y directivo responsable de la cantera de la RFEF. El albaceteño, ante la escasez de personal y los numerosos equipos que había que manejar, andaba buscando a otro preparador de porteros que complementara a Miguel Ángel España y que, además, tuviera buenas dotes de analista para amortizar más necesidades. Maxi fue quien puso el nombre de Juanjo sobre la mesa por el hecho de "estar muy bien preparado y ser una buena persona". Ginés preguntó por él a más gente, se vieron y pudo confirmar ese informe previo.

Así, Juanjo entró en la rueda con competencias en todas las categorías inferiores, tanto masculinas como femeninas, con especial participación en las concentraciones de la Sub-17, Sub-19 y Sub-21. De esta manera pudo conquistar, entre otros títulos, los campeonatos de Europa Sub-17 y Sub-19, el subcampeonato del Mundial Sub-17 o la medalla de oro de los Juegos del Mediterráneo en 2018 con el propio De la Fuente a los mandos. En esos años pudo compartir horas de trabajo con Del Bosque, Hierro, Lopetegui, Luis Enrique, Robert Moreno, Molina, Albert Luque, Francis Hernández y compañía, logrando unificar los criterios de la mayoría de ellos en torno a su figura: "Es muy completo y un trabajador nato".

Juanjo González fue portero del Sporting.  AGENCIAS
Juanjo González fue portero del Sporting. AGENCIAS

Juanjo ha mamado todo lo que sabe en el campo. Como guardameta se formó en Mareo. Comenzó a destacar en la Unión Deportiva Gijón Industrial (1992-1994), brilló en el Sporting B (1994-1997) y debutó con el primer equipo en 1995, consolidándose en la primera plantilla hasta 2003 gracias a las enseñanzas de su admirado (y mítico) Ablanedo. Le avalan 43 partidos en la élite entre Primera (14), Segunda (25) y la Copa del Rey (4). Pero ha sido en los banquillos como verdaderamente ha dado el campanazo. Tras dar sus primeros pasos en el juvenil del Linares, donde se retiró como futbolista, y hacer sus pinitos por el Langreo y el Llanes de su Asturias querida, fue en el Racing dio vivió un verdadero punto de inflexión.

De crisis sabe un rato

En Cantabria coincidió, como segundo, con su amigo Juan Ramón López Muñiz en la temporada 2008-2009, la siguiente a la consecución de la clasificación para la UEFA cosechada por Marcelino García Toral. Y aquello se convirtió para la dupla formada en el Sporting en un ejercicio de auténtica supervivencia. Aquel tándem no gozó de la simpatía de la afición por el mero hecho de priorizar la Liga (el equipo acabó 12º) sobre la competición europea que le había emparejado en una fase de grupos experimental al Schalke, Manchester City y PSG. Y, sin embargo, pese a la marcha del técnico titular al finalizar la temporada al estar básicamente hastiado, teniendo otro año más de contrato, Juanjo logró acomodarse dentro de la estructura deportiva del club cántabro. Su buena relación con el jefe, Francisco Pernía, y el empujón que le dio mucha gente con capacidad de influencia en este polémico presidente le cambiaron la vida: pasó a ser director deportivo y más tarde entrenador.

Pablo Pinillos, el mítico defensa riojano del Racing, recuerda la llegada de Juanjo González a Santander: "Siempre estaba muy cerca del jugador, cercano, dicharachero y campechano. Yo había jugado contra él. Daba confianza a la plantilla y te facilitaba las cosas. Recuerdo que era el encargado de organizar toda la estrategia a balón parado, tanto ofensiva como defensiva. Era un buen analista del juego y se implicaba mucho en el entrenamiento de campo. Era un gran complemento para Muñiz, ya que los primeros entrenadores no suelen estar tan encima".

Después, Pini y él coincidieron al frente de la dirección deportiva del Racing. La entidad, en pleno concurso de acreedores, no tenía mucho margen de maniobra para fichar así que iba remendando las crisis como podía y tirando de la gente de la casa. Pinillos acaba de retirarse, engañado al tener la promesa de Pernía de una renovación que nunca llegó, así que echó una mano en los despachos a Juanjo González con la inestimable ayuda de Fede Castaños y el empuje de otra gloria cántabra como Luis Fernández. "Juanjo se movía bien en los despachos, era muy dialogante, siempre acudía a los entrenamientos y caía bien a todo el mundo porque era majo; era la cabeza visible de ese equipo", recuerda Pinillos en una conversación telefónica que no le impide hacer sus dos horas de spinning antes de sus 15 kilómetros diarios de carrera.

Juan González, en el centro, junto a Pinillos (a su derecha) y Fede Castaños (izquierda).  AGENCIAS
Juan González, en el centro, junto a Pinillos (a su derecha) y Fede Castaños (izquierda). AGENCIAS

Sin embargo, el destino tenía para todos ellos un reto aún mayor en pleno periodo de venta del Racing a Ali Syed, un supuesto magnate que apareció cuatro días por la tierruca para pasearse por los palcos y que acabó dejando a todo el mundo tirado, con deudas con Miguel Ángel Portugal y con Marcelino cansado de tantos engaños en su segunda etapa en el club. Héctor Cúper, molesto con tanto ruido y empujado por los malos resultados, apañó su salida, por lo que Pernía, atado de pies y manos, empujó a su dirección deportiva a remangarse en el césped y hacerse cargo del banquillo. Juanjo puso como segundo a Fede Castaños, que ya había sido analista con Muñiz y segundo de su colega Portugal, y le pidió a Pinillos que le ayudara a gestionar la caseta aprovechando que muchos jugadores había sido sus compañeros hace nada.

"Juanjo bajó y, pese al marrón, trabajó con auténtica serenidad. Se apoyaba mucho en Fede, que tenía más experiencia. Él fue una de las personas claves para su progresión como técnico", recuerda Pinillos. Una versión que concuerda con la del propio Fede, jubilado tras haber dirigido al Burgos hace una década y vender su bar, y dedicarse ahora a la familia, a su incansable colección futbolística y a sus deliciosos artículos en el Diario de Burgos: "Juanjo veía muy bien el fútbol y analizaba con mucho criterio cada situación. Pini y yo le aportábamos la visión defensiva, al haber jugado ambos como lateral derecho, y era inquieto para aprender y muy completo. Era bastante concreto en sus explicaciones y nada pesado. Además, sabía moverse con los directivos en una etapa demasiado complicada donde el vestuario se comportó con una profesionalidad exquisita con Munitis y Colsa a la cabeza".

Una buena forma de resurgir

Ese triunvirato comenzó con buenos resultados su aventura pero poco a poco, y fruto de los graves e innumerables problemas institucionales, el Racing se fue cayendo. Pernía y Juanjo, sobre todo por la insistencia de Fede y Pinillos, decidieron que lo mejor era dar un paso al lado y contrataron a Álvaro Cervera como entrenador titular. Pero, aun así, no se pudo evitar un descenso del que este fundador de LaLiga no se ha vuelto a reponer y que le llevó incluso a los infiernos de la 2ªB: "Juanjo tenía ese hambre y la fuerza necesaria para continuar, pero creo que lo mejor era poner a un entrenador diferente, más experto, y nosotros volver a nuestra tarea, que no era poca ni fácil. Fue una pena no lograr el objetivo, pero es que aquello ya era ingobernable", resalta Pini. "El fútbol nos apasionaba a los tres y nos sigue apasionando, pero aquello fue un antes y un después. Yo, personalmente, acabé asqueado de todo lo que hay detrás del fútbol, de la parte oculta, de los directivos, de las deudas...", reconoce Castaños.

Juanjo González, junto a Ginés, Alejandro Blanco, De la Fuente y Bandrés.
Juanjo González, junto a Ginés, Alejandro Blanco, De la Fuente y Bandrés.

Tras aquel tortazo, Juanjo también tuvo que hacer las maletas y volver a casa. Encontró acomodo en el Real Avilés. Hasta que la llamada de Maxi y la acogida de Ginés Meléndez le cambiaron la vida y le enviaron a Madrid para orgullo de todos aquellos, con Muñiz al frente, que le habían visto crecer sin hacer mucho ruido pero a pasos agigantados: "Juanjo era, y me consta que es, muy trabajador, buena persona y, sobre todo, muy inteligente. Nadie regala nada a alguien que lleva en la Federación 12 años. Aún guardo por ahí una foto con él y con De la Fuente [la que acompaña al texto], al que también incorporé yo, cuando ganamos los Juegos del Mediterráneo. Hasta 2018, Juanjo iba con las selecciones a las que no acudía el preparador de porteros principal, que era Miguel Ángel España", asegura Ginés desde Albacete.

Juanjo González, a la izquierda, celebrando con el staff de la Selección.  GETTY
Juanjo González, a la izquierda, celebrando con el staff de la Selección. GETTY

Fue entonces cuando la Federación fichó a Luis Enrique en julio de 2018 y éste pidió una analista más para completar su núcleo duro que había impuesto en su negociación con Luis Rubiales. Antes de irse en diciembre, Ginés Meléndez demostró una vez más su fe en Juanjo y puso en valor su capacidad: le propuso para la Absoluta como alternativa junto a Gabi García Camba. Éste último venía de trabajar al lado de De la Fuente en la Sub-19 y, como el riojano se iba a hacer cargo de la Sub-21, comunicó que prefería seguir a su lado porque se compenetraban muy bien. Y eso que ya conocía a Lucho desde hace años de los cursos formativos para entrenadores que impartía un amigo en común, el guardiolista Lorenzo Buenaventura. 

Así, Juanjo se quedó solo ante el peligro y a Luis Enrique, con el que había coincidido en Mareo, le pareció un gran plan contar con sus servicios. Estuvieron juntos hasta que la debacle de Catar 2022 hizo salir a 'Lucho' y a Molina en lugar de De la Fuente y Luque. Pero Juanjo se vio beneficiado en esa limpia por el hecho de estar en la sombra de la segunda línea. Mientras que todos los ayudantes, desde el preparador físico al psicólogo, tuvieron que desfilar, los analistas de la casa se quedaron.

El nuevo 'Amo' de la Selección soportó a Ali, resucitó por dos íntimos de Villar y fue elevado por 'Lucho': «Es un trabajador nato»

Por eso, Luis de la Fuente lo repescó de inmediato para su staff hasta el punto de convertirlo ahora en su gran escudero. "Es normal que tire de él, como lo ha hecho con su hijo Alberto, porque son muy próximos y se compenetran muy bien. Es de agradecer que se confíe en la gente de la casa", aseguran los técnicos de la RFEF que mejor conocen a ambos porque hayan trabajado a su lado hace años o porque aún lo sigan haciendo. La Absoluta ya es su única misión con la Nations League y el Mundial 2026 en el horizonte.