No es oficial, pero sí real: El temor en el Real Madrid a los derbis de cantera y la fiesta que montaron en Villarreal… cuando echaron a Marcelino
Tres focos de la semana: La no llegada de Alemany al Atlético, el regreso de 'Marce' al submarino y la marejada en La Fábrica... por perder contra el vecino.

Fumata negra y (roji)blanca en el Atlético en la última semana. El plan de Miguel Ángel Gil Marín pasaba por una bicefalia Mateu Alemany-Óscar Mayo. Dos de los directivos más reputados del fútbol español, cada uno en lo suyo, para formar una pareja con la que llevar al Atlético de Madrid al siguiente nivel. Sin embargo, no habrá sociedad. Y eso que los tres comieron juntos en El Finlandón hace semana y media…
Mateu se queda, por ahora, en la isla, cumpliéndose la premonición que advertían en las últimas semanas los que mejor le conocen. "Mateu con Andrea no va ir". "O plenos poderes o nada". El italiano sale indemne, avalado no solo por su pasado en el club sino también por su presente. Una plantilla completísima y aspirantes reales a LaLiga. Su relación con el Cholo es muy sólida, seis años de una dupla que ha dado resultados (el italiano asumió la dirección deportiva en 2017, cuatro años después de su aterrizaje en el club). Fichajes como los de Lino, Reinildo u Omorodion son los últimos ejemplos de buen hacer en el mercado. Todos tienen sus borrones, pero en Berta, ahora mismo, lucen más los éxitos. Y mover el árbol cuando está hermoso, en fútbol, puede ser suicida. Pocos se atreven.
Así que Andrea no se dio por aludido ante la 'amenaza' de Mateu. Ni se iba a mover ni iba a renunciar a sus competencias. El plan de Miguel Ángel solo se hubiera salvado con una salida del italiano, pero Andrea no la iba a facilitar y Miguel Ángel tampoco a provocar. En este escenario, se confirmó lo que decían los que mejor conocen a Mateu. "Con Andrea, no". Y eso que a Alemany le apetecía mucho el proyecto. Un club en constante crecimiento, en la capital, un estadio con proyección, una estructura muy profesionalizada, liderada por un amigo y un CEO fiable… Pero sin autoridad absoluta en la parcela deportiva, Mateu no podría ser Padremany. Y para eso, mejor quedarse en casa.
Un buen amigo de Alemany es Marcelino, que ha vuelto a Villarreal entre lágrimas, sabedor de que no se comportó bien en aquella etapa que ahora se revisita. Bajo la alfombra había mucho más que pelusa. "Allí dejó muchos cadáveres", sostiene alguien que lo vivió de cerca. De hecho, todavía se recuerda que los empleados montaron una fiesta para celebrar su marcha, tal era el nivel de exigencia y crispación que generaba a todos los niveles. Sin embargo, Marcelino ahora es otro. Se dio cuenta de que tenía que cambiar determinadas cosas y se puso manos a la obra. Los vestuarios que vinieron detrás no hablan de él en los mismos términos que en aquel Villarreal. Y eso tiene su mérito. Una gran noticia para LaLiga su regreso. Un enorme entrenador al que además le va la marcha. Bueno para el espectáculo.
Runrún en La Fábrica
La temporada por Valdebebas no está siendo la mejor. No hay termómetro más preciso que los derbis para medir la tranquilidad o los nervios en la Fábrica, más allá lógicamente de la clasificación. Son los partidos que se marcan en rojo en el calendario, los días donde se tensan los equipos y sus entrenadores. El pasado fin de semana fue especialmente doloroso en la cantera baja, con cuatro derbis con un saldo de dos derrotas (cadete a y cadete b), un empate (infantil a) y una victoria (infantil b). "Y eso que les quitamos jugadores…".
En cuanto a clasificación, el Juvenil A de Arbeloa es el que más preocupa, con unos registros impropios de ese equipo, séptimo con cuatro derrotas y a 11 puntos del Atlético de Torres (con el que perdió 2-1). Hay marejada con el Espartano, muy descontento con su plantilla, aunque en la Youth va líder con el billete a la próxima ronda enfocado. Incluso podría haber consecuencias en captación.
Todavía se recuerda el enfado de Manu Fernández, jefe de la cantera, después de que en la Mad Cup de Paracuellos el Atlético ganara 5-0 a los blancos en semifinales. A pesar de la sombra de Santiago Solari, cuyas funciones siguen siendo un enigma (de hecho no aparece en el organigrama de club), ahí se mantiene el jefe de la cantera madridista.