El año olvidado de Paco Buyo como entrenador del Real Madrid B: "Robaba balones a los del C; llevaba alcohol, algodón y rotulador y borraba donde ponía 'Tercera'"
Excomponentes de aquella plantilla hablan con Relevo para recordar cómo fue como técnico: "Acababa la charla, con su tono gallego, diciendo 'Acordaos, hay que ganar por lo ci-vil o por lo cri-mi-nal'.

Con seguridad (o casi, porque hay que dejar margen a la sorpresa), si nos presentáramos en la Gran Vía de Madrid, o en el Paseo de la Castellana por acercarnos a un lugar de los hechos, y preguntáramos al aficionado al deporte quién es Paco Buyo, las respuestas dividirían a los encuestados en dos grupos bien definidos. Por un lado, los que se remitirían al portero que salió de Betanzos, se convirtió en leyenda del Real Madrid de la Quinta, ganó seis títulos de Liga, dos Zamora, fue internacional y alargó su carrera profesional hasta los 39 años. Por otro, los que mencionarían su papel de tertuliano estrella en El Chiringuito, el programa presentado por Josep Prederol. Nadie (esta vez sí con total seguridad) hablaría del gallego como entrenador del Real Madrid B, ahora Castilla. Y lo fue. Una temporada (2000-01). Sin embargo, el recuerdo se ha diluido por completo por falta de continuidad. También de impacto. En Relevo viajamos a esa etapa en el banquillo del filial.
El de 2000 fue un verano de cambios agudos en el club. Florentino Pérez se hizo con la presidencia después de unas elecciones que le cambiaron el paso a Lorenzo Sanz. Éste calibró mal, quiso rentabilizar el éxito de la Octava Copa de Europa convocando elecciones anticipadas y la jugada no le pudo salir peor. Florentino, máximo responsable de la constructora ACS, dinamitó la escena con la baza del fichaje de Luis Figo e inició la reconversión. Económica y deportiva. Para su proyecto nombró a Jorge Valdano como director general deportivo y a Ramón Martínez como director de fútbol. Las balas se gastaron en el primer equipo y en sanear las cuentas. En la cantera no metieron mano hasta el fondo y mantuvieron la estructura heredada. En ella, Paco Buyo ya era entrenador del Real Madrid B después de relevar a García Hernández, que salió del equipo con los deberes del ascenso a Segunda sin hacer.
El gallego ya se había desenvuelto con maña en el fútbol base (ganó la Liga con el Infantil A) y tomó las tiendas del primer filial a las pocas semanas de acabar una temporada notable al frente del Real Madrid C: fue segundo en Tercera División, a sólo dos puntos del líder, el Coslada. Recogió una hornada buena, muy joven, con futbolistas como Corona, Aranda, Julio Álvarez o Raúl Bravo. En ellos se apoyó en su aventura en el B, aunque no dejó una huella honda ni demasiados portavoces. Tampoco cumplió con el objetivo de subir de categoría y le abrieron la puerta de la Ciudad Deportiva. Su plan era continuar con su carrera de míster; la falta de oportunidades la finiquitó de forma abrupta.
"Fue un entrenador más psicológico que táctico, siempre primaba el bienestar del grupo"
ExjugadorPero, ¿qué tipo de técnico era Buyo? ¿Dialogante como Ancelotti y Del Bosque o amante del látigo como Capello y Mourinho? Paco Pavón, en una entrevista en Jot Down, dejó entrever que el punto fuerte del Gato de Betanzos era el emocional: "Fue un entrenador más psicológico que táctico, siempre primaba el bienestar del grupo, que los entrenamientos fueran amenos y los jugadores extrajeran sus propias soluciones para resolver problemas".
El central fue otro de sus pupilos. Como él, muchos integrantes de aquel vestuario miraban a su entrenador y veían a aquel guardameta rocoso que reivindicó con su modo de jugar la figura del hombre araña, poco amigo de las salidas y de la solemnidad, sobrado de reflejos y más seguro anclado bajo el larguero que explorando mundo (el recuerdo de Tenerife, saliendo a por un balón que se iba al córner, aún atormenta al madridismo). El ídolo como jefe, una situación a la que todos tuvieron que acostumbrarse. "Por dentro tienes una sensación de reconocimiento y admiración. Sin embargo, ese reconocimiento y admiración era mayor cuando era más pequeño y veía entrar a Butragueño con su Fiat, a Hugo Sánchez o al propio Buyo con sus coches desde la valla que había antes en la Ciudad Deportiva. A Paco lo conocí con 18 o 19 años. La visión de ídolo la seguía teniendo, e incluso la mantengo ahora, pero lo maduras de otra manera", apunta Pavón.

El halo de estrella es un refuerzo para aquellos exjugadores que sueltan las botas y agarran el banquillo. Las batallas y las batallitas son un argumento más a la hora de convencer al futbolista de tomar un camino u otro, de aceptar la orden por el peso de la historia. José Luis San Martín fue preparador físico del Real Madrid durante 37 años y esa temporada formó parte del staff de Paco Buyo en el B. "Ha sido y es un grande. Utilizaba toda la experiencia que tenía para enchufar al jugador, persuadiéndole a la hora de transmitir una decisión con capítulos que él había vivido. Cuando era un partido complicado, cuando el rival se encerraba atrás, cuando había que ajustar tácticamente algo, él ya lo había sufrido previamente. Físicamente era un portento. Cuando estábamos en la pretemporada, hacía absolutamente todos los ejercicios con la plantilla, como si fuera uno más. Tenía una gran condición, era muy cercano y buen entrenador. Era un tipo muy directo porque sabía que al futbolista le gusta eso. Y motivador", recuerda.
Un motivador con su «Por lo civil o lo criminal»
Uno de aquellos chavales que acataban sus preceptos y que acabó haciendo carrera en Primera División no olvida las arengas de Buyo. Si alguien se le imagina embadurnando la pizarra con flechas y abrumando al grupo con vídeos o jugadas al más puro estilo Rafa Benítez, que borre esa imagen de la cabeza: "Hubo un tiempo en el que le dio por acabar la charla, con su tono gallego, despacito, diciendo esto: 'Acordaos, hay que ganar por lo ci-vil o por lo cri-mi-nal'. Se quedó esa coletilla y la cantaba en todos los partidos" (risas).
Después de tocar puertas para saber más del Buyo entrenador, sobrevuela la impresión de que su día a día era más que flexible, con una exigencia, digamos, líquida. César Navas, en una entrevista con Relevo, valoró su experiencia con López Caro y en su relato colocó al gallego en las antípodas del andaluz: "Veníamos de tener a Paco Buyo, que daba mucha libertad y los entrenamientos eran muy tranquilos. Con López Caro nos quedamos en shock. Estaba muy avanzado para aquella época, había una exigencia y una intensidad brutales".
"A lo mejor no tenía la facilidad de palabra de Guardiola, pero Paco fue un grande, también como entrenador. Utilizaba su experiencia para transmitir las cosas, claro y con la verdad por delante siempre"
Expreparador físicoOtro miembro de esa plantilla, que prefiere resguardarse detrás de la pestaña de incógnito, revela lo siguiente sobre aquella 2000-01: "Sucede muchas veces y a él también le pasó, que a veces subía a canteranos que no sabía quiénes eran o estaba en un entrenamiento y se iba porque tenía que hacer cosas. Un día, por ejemplo, eligió como titular a alguien que no estaba convocado". Informado de este testimonio, y con el propósito natural de contrastarlo, José Luis San Martín enfurece: "¡Eso es mentira! Y quien te lo haya dicho, que se ponga en contacto conmigo para decirle que eso que dice es rotundamente falso. Buyo ha sido y es madridista hasta la médula, más que Bernabéu. Yo tuve la suerte de conocerlo y como entrenador fue un tipo íntegro y profesional. No ocurrió nada de eso que te dicen. Y a lo mejor no tenía la facilidad de palabra que pueda tener Guardiola, pero él, cuando transmitía las cosas, lo hacía de una forma clara, con la verdad y la experiencia por delante. Ojo, que aquí en el mundo del fútbol hay mucho envidioso y enterado".
A Borja Fernández, que ahora dirige el destino de la UD Ourense, le ciega una anécdota igual que un flashazo. "Yo estaba en el C, en Tercera División. Pues nos robaba los balones (risas). Cuando algún balón bueno que estábamos utilizando los del C caía en el campo en el que se estaba entrenando el B, él lo cogía. Llevaba alcohol, algodones y un rotulador. Pues agarraba la pelota, borraba la palabra 'Tercera' que estaba escrita con rotulador y él ponía 'Segunda B'. Así que te encontrabas tú que habías tirado un balón bueno y nos devolvían una mierda (risas)". Al ex del Real Madrid, Valladolid, Mallorca y Getafe, entre muchos otros, no le entrenó Buyo asiduamente. Él era el titular indiscutible en el C pero Paco solía subir a sus compañeros de zaga, Rubén o Roberto. "Eran más expeditivos", señala. Al finalizar la liga sí echó mano de él. Casi fue una imposición. El C se había clasificado para la liguilla de ascenso a Segunda B pero no pudo disputarla ya que el B, a su vez, se había quedado fuera de la de ascenso a Segunda. En ese escenario, al acabar el campeonato regular el primer filial jugó la Copa Federación y el club obligó a Buyo a contar con varios chavales, entre ellos Borja Fernández, para incorporarles gradualmente a la dinámica del primer filial con vistas a la 2001-02.
Una temporada en la que Paco Buyo ya no fue el técnico. La decisión fue tomada por el club una vez que el equipo finalizó el año en séptima posición. El 6 de julio de 2001, el gallego se pasó por las oficinas para firmar su desvinculación después de llegar a un acuerdo con la directiva, que agradeció "su extraordinaria aportación durante los 15 años que estuvo en la Organización. El club le deja las puertas abiertas para el futuro y le desea suerte en su nueva etapa", se redactó en el comunicado oficial. Su intención fue buscar un banquillo en el que continuar desarrollando su carrera. Al menos, así lo subrayó en una entrevista con los lectores de El País, en noviembre de 2005.
"¿Tienes pensado volver a ser técnico? ¿Entrenarías al Barça?", le consultaron. La respuesta no dejó lugar a la duda: "Sí. Tengo pensado volver a dirigir. De hecho, colaboro con una escuela de entrenadores. Te puedo decir que rechacé hace poco la oferta de un equipo de Segunda. No descarto, incluso esta temporada, volver al banquillo. Lo del Barça: un profesional debe estar dispuesto a estar en cualquier lugar, lo que ocurre es que con mi pasado madridista es muy difícil que dándose la situación pueda realizarse". Buyo no volvió a entrenar.