CAPÍTULO 3

Óscar Valentín: "A mí un entrenador me dice que no vaya al nacimiento de mi hijo y le mando a tomar por culo"

La tercera entrega del cara a cara entre el capitán del Rayo y Óliver Torres.

Óscar Valentín y Óliver Torres, durante su encuentro en Relevo. /Relevo
Óscar Valentín y Óliver Torres, durante su encuentro en Relevo. Relevo
Sandra Riquelme

Sandra Riquelme

Óliver Torres y Óscar Valentín siguen desvelándonos las intimidades del fútbol en la élite en Relevo. En esta tercera entrega de su cara a cara, el nuevo futbolista del Rayados y el capitán del Rayo Vallecano repasan sus primeros pasos como jugadores y reflexionan acerca del papel de los padres en la carrera de un deportista. "Tú tienes pinta de padrazo, ¿eh?", bromea Óliver con Óscar.

A pesar de que ninguno de los dos ha experimentado -de momento- esa sensación, ambos se muestran tajantes en sus pensamientos, ya sea por vivencias propias o de algunos compañeros con los que han compartido vestuario. "Para que te hagas una idea, mi madre limpiaba portales y mi padre no podía trabajar por una enfermedad", relata Óliver. El exfutbolista del Sevilla aterrizó en la cantera del Atlético de Madrid con 12 años. "No me ofrecían residencia. Entonces, mis padres me tenían que pagar un piso en Madrid con mi hermana, que tenía 18 años y se tuvo que venir aquí a estudiar. Lo que te quiero decir es que mi madre tenía que hacer un esfuerzo muy grande para que yo pudiera tener la oportunidad aquí. Y jamás me exigió nada, jamás me echó la bronca, jamás me gritaba desde el campo", continúa.

Óscar Valentín, que se formó en la cantera del Rayo Majadahonda antes de ingresar en la cantera del Rayo Vallecano, comparte el mismo sentimiento y la misma suerte. "Mis padres siempre me han apoyado, sobre todo, en las decisiones que he tomado. Al final, he tomado decisiones por buscar mi felicidad, por estar en un sitio donde me gusta, donde me sienta valorado. Entonces, al final, yo creo que los padres tienen que respetar eso, tienen que apoyarte en los buenos momentos y en los malos", reflexiona el capitán rayista.

A ambos se les tuerce el gesto cuando la conversación sitúa en el foco la gestión de las expectativas de las carreras de sus hijos por parte de los padres. "He visto cada cosa...", adelanta Óliver. "Y yo pienso, 'tío, déjale disfrutar, déjalo pasarlo bien, es muy difícil llegar a Primera división, muy difícil, el porcentaje es bajísimo, deja que el niño disfrute, deja que se equivoque, que se frustre, todo. Pero, sobre todo, no te metas en su carrera", cuenta Óscar. "Pero, incluso, a día de hoy... Ahora, hay gente que te ve que eres profesional, vienen y te dicen: 'Tengo un niño, tengo un crío que mete 50 goles'. Sí, que se creen que va a ser Leo Messi. Y ya le digo, 'pues lo más normal es que no llegue'".

Sus reflexiones se agolpan y el exfutbolista del Sevilla recuerda, con pena, una escena que se repetía con cierta habitualidad en su infancia. "Yo he tenido compañeros que terminaban un partido y no querían salir del vestuario. Porque su padre le iba a echar la bronca en el coche. O sea, eso no debe ser permitido", se lamenta. "Hay que dejarles. ¿Por qué? Porque a él lo único que le hace feliz es la pelota. No que su padre le venga y le diga que tiene que ser el mejor. Que no se la pase el compañero para que no meta gol y meterlo él. Que si el entrenador no le pone, es que el entrenador es malísimo porque tú eres muy bueno. Deja al chaval, está en crecimiento. El fútbol es algo increíble, que tiene valores únicos. El compañerismo, el esfuerzo, el sacrificio. El saber ganar, el saber perder. Tío, que tu felicidad no dependa de que tu hijo vaya a ser o no vaya a ser futbolista", sentencia.

La paternidad en el fútbol y el caso Sørloth

La conversación continúa y se abre el melón: la paternidad en el fútbol. El caso de Sørloth fue el último en acaparar los titulares en los medios de comunicación y reabrir el debate. Hace unas cuantas jornadas, el delantero noruego del Villarreal fue clave en el triunfo de su equipo ante el Almería. Tras el encuentro, las redes sociales del club desvelaron que ese mismos día su mujer había dado a luz a su hija.

"¿Si tuvieses que elegir entre el nacimiento de tu hijo y jugar una final de Champions? ¿Qué elegirías? Eso no te lo esperabas, ¿eh?", espeta Óscar Valentín a un Óliver Torres al que la pregunta le pilla en fuera de juego. "Pff. No, no, para la final de Champions no vale", se ríe el de Navalmoral de la Mata. "Pero esto que nos pasa a nosotros muchas veces, que habrás tenido compañeros que han tenido hijos y que tienen que ver el nacimiento de su hijo a través de la pantalla, tío. Y es algo como… 'Joder, tío. Te estás perdiendo algo único'", responde.

"Hay miles de partidos, lo que pasa es que en el fútbol, no es que estés obligado, pero tienes esa responsabilidad con tu trabajo, con tu equipo. O el entrenador te dice 'oye, vete, no pasa nada' o si no es verdad que a nosotros nos cuesta mucho. Pero es que tiene que ser normal, que el entrenador tenga ese lado humano. Pero cuántas veces has visto que no hay lado humano en el fútbol...", acaba Óliver.

Óscar Valentín es cristalino. "Yo nunca he tenido un conflicto con un entrenador. Pero a mí un entrenador no me deja o me dice que no vaya al nacimiento de mi hijo y le mando a tomar por culo, sinceramente. Para mí, el nacimiento de mi hijo es algo sagrado, yo no faltaría".

Inmediatamente, Óliver se la devuelve. "Tú me has preguntado de la Champions... ¿y si fuera el último partido y el Rayo Vallecano se jugase la salvación?". "Yo lo siento, pero esas cosas las vives una vez en la vida, y al final, el fútbol no deja de ser tu trabajo. El fútbol es momentáneo, la vida es para siempre", responde el capitán rayista.