¿Qué tiene que pasar para que los árbitros se independicen de la Federación?

Los clubes profesionales quieren que los árbitros no dependan de la RFEF. Que no formen parte de ella. Algunos sienten que ese vínculo se ha usado históricamente como forma soterrada de amenaza contra ellos en el pasado, y ahora como una gestión a la que le falta transparencia y con la que se sienten injustamente tratados (y sancionados). El enfado es real y mayúsculo.

Tal y como adelantó Relevo, en la Asamblea de clubes del día 19 van a explorar las formas de recorrer el camino que termine con un Comité Arbitral que no dependa para nada de la Federación como sucede en ligas como la Premier, o la Bundesliga. Así se habló en la Comisión Delegada del pasado lunes 10 de abril, y luego lo confirmó el propio presidente de LaLiga, en una charla de la mano del Sporting de Gijón: "Es necesaria una profunda revisión del arbitraje. Pasan cosas raras. Queremos un modelo diferente para gestionar el arbitraje. No inventamos nada, queremos copiar el modelo de árbitros independientes de la Premier", explicó.

Los presidentes de los clubes profesionales no andan a la zaga en mosqueo. Ellos pagan el convenio con la RFEF del que sale el presupuesto del CTA. Y sienten que pagan por un servicio que no es barato y que está, ahora mismo, lejos de ser satisfactorio. Reciben sanciones, jugadores y directivos, por declaraciones en caliente, mientras que los propios colegiados nunca se exponen a hablar, ni mucho menos con las revoluciones altas después de un partido.

En cualquier caso saben que es un asunto muy complejo y que, a priori, lo tienen todo en contra. No sólo la legislación española, sino también la reglamentación FIFA están del lado de los colegiados que, por otra parte, todavía no se han pronunciado sobre la materia pero a los que no se les recuerda ninguna manifestación en contra de formar parte de la RFEF.

El artículo 46.3 de la Ley del Deporte deja poco lugar a los cambios en este aspecto: "los estatutos federativos deben incluir el órgano de dirección y gestión del arbitraje de las competiciones oficiales cuando la federación internacional así lo requiera con dependencia federativa exclusiva, si así lo establecen las normas federativas internacionales".

En el caso del fútbol, los Estatutos de la FIFA también dejan claro, en el artículo 14 .1 g) que cada federación debe crear una comisión de árbitros que esté directamente subordinada a la propia entidad federativa.

¿Cómo podrían salvar este obstáculo? Parece casi imposible. La Ley se acaba de "renovar" sin que este punto haya estado a debate en ningún momento. Haría falta una modificación, o la elaboración de un Decreto Ley que pudiera articular semejante cambio.

En realidad, este sería el principal obstáculo. Si los clubes profesionales lograsen una modificación legislativa, FIFA podría decir lo que quisiera, pero nunca ir en contra de la Ley española. Vamos, podría hacer lo que quisiera, pero jurídicamente no tendría ningún recorrido intentar estar por encima.

Además, el máximo organismo del fútbol tampoco es tan tajante, por ejemplo, en los ejemplos ya citados de la Bundesliga y la Premier, donde los colegiados no tienen nada que ver con las federaciones. Y no pasa nada.

Aún así exploramos la normativa FIFA sobre el asunto, en el artículo 3 del Reglamento sobre la Organización del Arbitraje de la FIFA: "la comisión de árbitros debe formar parte de la estructura federativa y ser la responsable de la organización, la regulación y el desarrollo del arbitraje. Debe estar bajo el control exclusivo de la federación y en ninguna circunstancia debe recaer bajo la supervisión o control de otros organismos, tales como ligas o instituciones gubernamentales".

También de acuerdo con el artículo 4, la comisión estará compuesta exclusivamente por exárbitros (a ser posible que hayan ejercido en la máxima categoría de sus respectivas ligas) y sus miembros no podrán tener afiliación alguna con clubes y ligas.

No deja mucho lugar a dobles interpretaciones, la verdad. En cualquier caso lo que "movería el tapete", sin lugar a dudas, sería que los clubes consiguieran lograr un cambio legislativo. El OK de FIFA llegaría de la mano de ese mismo logro. Pero eso es muy complicado. Mientras, parece una petición destinada a estamparse contra un muro.

Otra cosa serán las posibles derivadas que nazcan a raíz de eso: formas de financiación de los colegiados (el presupuesto del CTA nace de los propios clubes), dificultades en los convenios de coordinación que rigen las relaciones entre RFEF y LaLiga... La situación no parece tener, ahora mismo, una solución sencilla.