Pedro Rocha hace otra limpia en la RFEF: despide a Albert Luque y al resto de líderes apartados
Rivera (marketing), González Segura (jurídico) y Jota (RRHH) saldrán junto al director de la Selección y otros trabajadores anónimos. Algunos están recibiendo la noticia por burofax.

El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Pedro Rocha, ha entrado con mano de hierro en su nuevo despacho de Las Rozas. Una vez que fue proclamado como sustituto de Luis Rubiales a todos los efectos el pasado 26 de abril para agotar el mandato 2020-2024 antes de las nuevas elecciones de septiembre, ha tomado decisiones de peso que ya tenía en mente desde hace meses y que vienen a sumarse a los anteriores despidos de Andreu Camps (secretario general), Tomás González Cueto (asesor jurídico externo), Miguel García Caba (director de Integridad) o Pablo García Cuervo (director de Comunicación).
Después de suspender a varios trabajadores de peso por estar investigados por diversos asuntos en esta crisis federativa, y en algunos casos con peticiones de cárcel, el extremeño anda ahora resolviendo los contratos de estos líderes en los que había perdido la confianza. La RFEF ha podido contactar con algunos de los despedidos en las últimas horas para comunicarles el despido fulminante directamente, y a otros les ha hecho llegar un burofax y, por eso, todavía algún implicado (otro sí) no tiene la confirmación. Los despedidos son, entre otros, el director de la Selección, Albert Luque, el director de marketing, Rubén Rivera, el responsable de los servicios jurídicos, Pedro González Segura, y el del departamento de Operaciones y Personas (Recursos Humanos), José Javier Jiménez, más conocido como 'Jota'.
Rocha simplemente quiere en estos momentos que, cuando regrese de Bangkok (Tailandia), donde participa en el Congreso de FIFA como máximo representante del fútbol español, todo esté resuelto para ponerse a terminar de atar, sin prisa ni pausa, a los sustitutos. Y lanza un mensaje claro: pese a que el Gobierno nombró una Comisión de Supervisión, Normalización y Representación liderada por Vicente del Bosque, que supuestamente sobrevolaría por encima del propio Rocha y su equipo de trabajo hasta que hay un presidente electo dentro de cuatro meses para el periodo 2024-2028, éste demuestra con sus actos quién manda verdaderamente es él. Alegando, por cierto, que pese a estar investigado por el 'Caso Brodie' y expedientado por el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) su caso es diferente y no tiene que apartarse a un lado: él es un presidente elegido y no un empleado más de la RFEF.
Pedro González y Jota, despedidos ahora, fueron apartados y relegados de sus funciones desde el pasado 21 de marzo, un día después de que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil irrumpiera en la sede Las Rozas. Miguel Ángel García Silvero —técnico de la Federación y el encargado de informar sobre las obras y preparar las ofertas de las constructoras— también estaba en esa terna, pero en su caso la Federación seguirá otro criterio: tiene máxima confianza de su inocencia ("él simplemente pasaba por ahí sin culpa alguna, firmando cosas a las que le obligaron...") y le permitirán regresar si los tribunales, como todos dan por sentado pero aún se tiene que producir, le dejen pronto a un lado de la investigación al no aparecer (según estas fuentes) en grabaciones ni asuntos turbios.
Albert Luque y Rubén Rivera, por su parte, fueron imputados el pasado 27 de septiembre en el 'Caso Rubiales' por un presunto delito de coacciones a Jenni Hermoso, y no fue hasta el 27 de marzo, seis meses después, cuando la RFEF decidió apartarles momentáneamente de su cargo hasta finiquitar ahora su situación. Fue tras conocer la petición de año y medio de cárcel que la Fiscal incluyó en su escrito de acusación. Mientras que el comunicado de la Federación sobre los primeros (Segura y Jota) apuntaba a la apertura de un expediente sancionador, con Luque y Rivera simplemente se anunció que dejarían de ejercer sus tareas "hasta que se esclarezca este asunto judicial", sin mencionar nada de la apertura de un expediente.
Todos, aunque algunos aseguran no haber recibido todavía ninguna comunicación, seguían cobrando su salario íntegro hasta la fecha. Y había una razón. Rocha decidió no despedirlos en su día y mantener su retribución económica por recomendación del despacho de abogados Sagardoy, especialista en derecho laboral, que ya colaboró en el pasado con Rubiales en AFE. Aunque en un primer momento pudiera parecer un despido, lo cierto es que los tres seguían cobrando. La decisión de la Comisión Gestora fue tan sólo la de apartarles debido a su imputación en la causa que la jueza de Majadahonda, Delia Rodrigo, investiga por el contrato de la Supercopa con Arabia y el entramado societario que la cúpula de Luis Rubiales habría creado para conseguir presuntamente partidas económicas a título personal.
Más madera
Estos afectados no son los únicos que dejarán próximamente la Ciudad del Fútbol. Hay una larga lista (una docena) y simplemente se ha empezado por los cargos de máxima responsabilidad. Otros como Antonio Gómez Reino (gabinete de presidencia y cabecilla de la RFEF en tiempos de Rubiales) también permanecen en el alambre. Eso sí, por ahora libran Chema Timón (ex mano derecha de Rubiales y extremeño como Rocha) y Jorge Mowinckel (Internacional y de viaje ahora mismo junto al presidente y Elvira Andrés). Junto a los que se sitúan en la rampa de salida, están a punto de salir también Alfredo Olivares, que hizo las labores de secretario general tras la salida de Andreu Camps y que en su caso está llegando a un acuerdo con la casa para separar sus caminos como tenía apalabrado desde junio (mientras ha regresado a Competiciones). Y otros que ya ha terminado su vinculación son Javier Vich, que era el director de competición de Primera Federación, donde Rafael Louzán (barón de Galicia) sustituye como presidente de esa Comisión a Joan Soteras (Cataluña), y Ana Jurídico (como todo el mundo la conoce antes que por su apellido como es lo normal), que era la encargada de los asuntos penalistas.
Además, otros trabajadores menos conocidos para la opinión pública dentro del departamento de eventos y de jurídico seguirán el mismo camino, según ha podido saber Relevo, "al no haber cubierto las expectativas" según fuentes federativas. Ahí, precisamente Rocha quiere recuperar a varios compañeros de fatigas en el pasado que ya pasaron por la Federación en su día y que, por unas u otras circunstancias, fueron saliendo. Es el caso de Jorge Vaquero, que llegará para suplir a Álvaro de Miguel, experto en disciplina deportiva (Apelación, Competición...) y que fue elevado la semana al cargo de secretario general con Óscar Callejo como segundo.
Rocha quiere ir cubriendo estas bajas poco a poco, que además no pueden excederse por encima de lo que marca la ley porque si no tocaría hacer un ERE. Aunque tiene una lista de posibles nombres de fuera de la casa que podrían ocupar estas vacantes, no quiere dar pasos en falso ni que parezca un movimiento constante de acción-reacción. De momento, va a confiar en trabajadores de la propia RFEF, como sucederá en el departamento de eventos (con Borja Santana, hijo del glorioso tenista Manolo Santana, y Gara Cendal, hija del que fuera jefe de seguridad del Real Madrid Julio Cendal) y poco a poco irá haciendo nombramientos de peso para que la institución recupere el pulso y la estabilidad. Vicente Casado (ex del Málaga y LaLiga) tiene su contrato ya apalabrado para entrar en Marketing. Y Rocha tiene en mente, sin ninguna urgencia, reorganizar todos los departamentos que han sufrido vaivenes desde septiembre y reforzar el gabinete de presidencia con gente de su cuerda e incluso introducir novedades en las labores de comunicación y portavocía. El runrún con el regreso de algún ex que no goza precisamente de la simpatía de una amplia mayoría de trabajadores ni del comité de empresa tiene a más de uno en vilo...